Capítulo 5 ¿Qué esperabas?

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CAPITULO 5 ¿QUÉ ESPERABAS?

A las seis en punto sonó el timbre de mi puerta. Bajé las escaleras sin molestarme en ponerme algo de calzado. Al abrir la puerta me encontré a Edward; bailaba de un pie a otro como si tuviera ganas de ir al baño. Oh, y estaba tan sonrojado que parecía un guiri tras una buena sesión de playa. Sin protección solar, por supuesto.

— Hola — susurró.

— Hola, Edward. Ven, pasa... vamos a mi habitación.

No sé si fueron mis oídos, pero me pareció escuchar un suave gemido. Subimos las escaleras en silencio — si obviamos las respiraciones nerviosas de Edward — y entramos en mi habitación. Edward miraba todo con curiosidad y con el ceño fruncido. Extrañado. ¿Qué se esperaba? ¿Sábanas de raso negro y fustas colgadas por las paredes? ¿Antifaces y ropa de cuero? Sonreí cuando le vi mirar con recelo mi gran cama de matrimonio perfectamente hecha y cubierta con una delicada y femenina colcha lila. Miró detenidamente las estanterías de libros que forraban prácticamente la totalidad de mi pared.

— Bueno... siéntate y ponte cómodo — se sentó tan al borde de la cama que por un momento temí que se cayera. Como si estuviera listo para salir corriendo si eso fuera necesario.

— Te... te gusta leer, ¿eh? — dijo señalando mi colección de libros.

— Sí, me encanta...— carraspeó.

— ¿Qué... qué me vas a hacer hoy? — preguntó con un deje de miedo.

— ¿Qué piensas que voy a hacerte? — pregunté divertida.

— Pues... no lo sé ...me vas a enseñar sobre...— miró a los lados como si fuera a oírnos alguien —, sobre sexo.

— Sí, eso nos ha quedado claro...— sonreí —. De todas formas quiero que sepas que hoy no me voy a abalanzar sobre ti como una gata en celo ni nada de eso — bromeé haciendo que él sonriera —. Primero vamos a trabajar la actitud, a ver como trabajamos, y luego nos ocuparemos de las clases prácticas — respiró aliviado —. ¿Empezamos? — Asintió —. Dime las experiencias que has tenido, más o menos para saber con qué base trabajaremos.

— ¿Experiencias?

— Sí... con chicas... que seas virgen no quiere decir que no hayas salido con chicas, ¿no? — me miró con la boca muy abierta, ay Dios —. No...No has salido con ninguna chica, ¿verdad?

— No — susurró.

— Vale... Eh, ¿tu primer beso? — agachó la cabeza hasta casi tocarse el pecho con la barbilla.

— Yo no... no... no me ha besado nunca... nadie...

— ¡No jodas! — rodé los ojos cuando me di cuenta de lo que le había dicho; eso me había quedado muy al estilo Emmett —, Digo... ¿qué? ¿Tienes 19 años y no has besado a nadie?

— Pues... no... mírame — dijo como si fuera obvio —. Bella... no soy atractivo... y...

Le miré de arriba abajo analizando su indumentaria. Realmente, antes o después, tendríamos que hacer algo con el aspecto de Edward porque con lo que llevaba puesto en estos momentos Tanya no se fijaría en él ni para pedirle la hora, vamos...que no le tocaría ni con un palo. Los pantalones de pinzas tiraban más al look de alguna década pasada, las camisas de rayas abotonadas hasta arriba eran de frikazo...y sin duda había que hacer algo con el pelo. Sea como fuera, el cambio de look lo dejaríamos cuando el tema de la timidez y la autoestima estuviera controlado.

— Vale... a ver... punto número uno: nunca te menosprecies a ti mismo ni te muestres inseguro delante de la gente aunque por dentro sientas lo contrario. Tienes que aprender a quererte y a valorarte a ti mismo. Fuera inseguridades... te lo digo porque a mí me pasaba algo parecido...

Mi profesora de Seducción (+18) FinalizadaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt