Capítulo 37 Pasión en la Cocina

6.9K 237 14
                                    

CAPITULO 37 PASIÓN EN LA COCINA

Me solté de la mano de Edward para sacar las llaves de mi bolso. Arrgg, estaba ansiosa por estar con él de nuevo. Nunca tenía suficiente de Edward desde que empezamos con estas benditas clases de sexo. ¿Acaso me estaba convirtiendo en una pervertida? Bueno, eso era difícil teniendo en cuenta que ya tenía fama de eso...pero esta vez no era pervertida con un chico distinto cada vez... esta vez era sólo y en exclusiva con Edward... ¿eso me convertía en un poco menos salida? La verdad es que en esos momentos me daba un poco igual...

Me quité el abrigo y le dejé de cualquier manera sobre el sofá. El bolso corrió la misma suerte. Me di la vuelta y miré a Edward; no se había movido de su sitio ni se había quitado la chaqueta... y en estos momentos me estaba mirando las piernas de manera lujuriosa.

— No me extraña que ese capullo alucinara con tus piernas... son indescriptiblemente hermosas...

Oh yeah... Me encantaba que Edward me dijera esas cosas y que me mirara de esa manera... Paseó su mirada de mis piernas a mi pecho y se relamió el labio inferior. Sonreí de manera perversa al pensar que era un buen momento de jugar un poquito. Me acerqué a él, mirando siempre sus labios y cuando estaba a punto de rozarle con mi boca...

— Vamos a la cocina. Tengo sed.

La cara de sorpresa de Edward fue incluso cómica. Me moría de ganas por besar esos labios carnosos... pero quería verle ansioso por mí, quería ver su deseo impreso en sus ojos, quería verle perdiendo el control por mis besos y mi cuerpo... aunque me costara un triunfo reprimirme. Fui hasta la cocina, seguida de Edward, abrí la nevera y saqué una botella de agua para mí. Miré a Edward mientras le ofrecía otra a él. Le miré atentamente mientras bebía de esa botella... joder, ¿podría estar celosa de un puto trozo de plástico? Edward dejó la botella en la encimera y se acercó a mí tanto que pude oler esa colonia tan deliciosa y que me ponía tanto. Estaba bebiendo cuando me acarició lentamente el antebrazo. Dios... Una gota de agua se deslizó de mi cuello al nacimiento de mis pechos. Entonces Edward hizo algo que me dejó sin palabras; acercó sus labios a mi piel y sacó la lengua para lamer el rastro que el agua había dejado por mi cuerpo. Me mordí el labio inferior para no dejar salir el jadeo de mi garganta.

— El agua sabe mucho mejor sobre tu piel, Bella...

— Edward...

Se abalanzó sobre mis labios y los atacó con pasión, mordiendo, chupando y lamiendo allá por donde podía. Me deshice de su chaqueta sin separarnos para sentir mejor esos brazos fuertes y bien formados. Ahogué un pequeño gritito cuando Edward me cogió por los muslos y me subió de un tirón a la encimera a la vez que se metía entre mis piernas. A través de la tela del pantalón de vestir pude notar que su excitación estaba alcanzando su punto álgido. Edward se empezó a desabrochar la camisa... parpadeé varias veces al comprender cuál era su intención. Le di un manotazo para que dejara de desnudarse.

— ¿Qué? — preguntó extrañado.

— ¿Quieres hacerlo aquí? Arriba tengo una cama muy cómoda y...

— ¿Qué problema tienes con la cocina? Tiene su punto...— se acercó a mi oído y me susurró —. Además... ya me he leído el kamasutra y esta encimera me viene que ni pintada para la postura que se me ha venido a la mente.

Mierda, mierda... definitivamente empezaba a tener un problema en mi ropa interior y ni siquiera me había tocado íntimamente... Pues si quería hacerlo en la cocina, rodeado de verduras, frutas y huevos...lo haríamos... Terminé de desabrochar los botones que faltaban y paseé mis manos por su suave torso hasta llegar al cinturón de Edward. Despacio, muy lentamente, se lo quité mientras besaba su cuello y acariciaba con mi nariz su piel absorbiendo ese aroma que me descentraba por completo. Cuando el cinturón estuvo fuera de circulación el pantalón cayó haciendo que viera el enorme bulto que se formaba bajo la ropa interior de Edward. Mmmm, no pude evitar pasarme la lengua por los labios... Edward se separó de mí unos centímetros. Paseó sus manos por mis muslos, una y otra vez sin llegar a ese punto que tanta atención estaba pidiendo. Subió un centímetro más las manos, apenas tocando esa pequeña y fina tela que separaba su piel de la mía. Cuando rozó el centro de mi cuerpo con sus dedos finos sentí que me moría de placer, tanto que me tuve que agarrar a la encimera para que esa pequeña caricia no acabara conmigo... con tan mala suerte que tiré la botella que Edward había dejado abierta haciendo que mis piernas se mojaran al igual que el suelo. Edward miró como el agua resbalaba por mi piel y sonrió de lado.

Mi profesora de Seducción (+18) FinalizadaWhere stories live. Discover now