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Tras haberse graduado de la Academia de Señoritas, Sakura ahora tenía más tiempo libre para dedicarlo al hospital y a la beneficencia de Shizune. Lo que había comenzado como una obligación, se convirtió en una actividad regular que disfrutaba a pesar de que la situación empeoraba cada vez más.

Entró a la nueva área que la azabache había logrado que se instalara dentro del hospital. No obstante, durante su trayecto se percató de que varios miembros del personal, incluidos civiles, se le quedaban viendo detenidamente y murmuraban por lo bajo. Algo raro estaba ocurriendo.
Al final llegó a la oficina de la encargada y la encontró haciendo una llamada a la vez que buscaba unos documentos en la fila de hojas que tenía encima. Sakura fue hasta el archivero y se dispuso a checar algunos papeles en lo que la mujer terminaba su llamada. No esperó demasiado cuando la oyó despedirse y finalmente colgar mientras se desparramaba en su asiento agotada.

—¿Todo bien? —quiso saber Sakura.

—Nada grave, sólo los Uchihas otra vez —respondió Shizune con una mano en la frente.

La joven dejó de hojear los papeles y se tensó en su sitio sin que la pelinegra se diera cuenta.

Desde hace tiempo que había escuchado hablar por parte de Sasuke que su clan estaba planeando hacer un golpe de Estado, pero nunca lo han logrado concretar obviamente por falta de recursos. Mientras tanto, se han encargado de causar revueltas entre las personas refugiadas sin ningún escrúpulo.

Aunque lo cierto era que los Uchiha no recibían ningún apoyo por parte del gobierno, simplemente los habían despojado de sus títulos y pertenencias para después dejarlos a su suerte, y cuidado con hacer el mínimo intento de ayudarlos, pues el mero hecho de andar merodeando cerca de su distrito podría considerarse traición a la corona.

—Cambiando de tema, escuché el rumor de que saliste en una cita con el príncipe —mencionó Shizune interesada.

—¿Cómo te enteraste? —interrogó Sakura horrorizada, pues le habían indicado estrictamente a ella, a su familia y al personal que no comentaran nada al respecto para no alentar a la prensa rosa.

—¿Aún no te has enterado? Publicaron unas fotografías de ustedes en la revista Hola Konoha —respondió a la vez que buscaba dicho ejemplar entre sus cosas y se lo enseñaba a la chica.

Y efectivamente se trataba de ellos dos. Situados en la portada de la revista como primera plana, estaba una imagen del momento exacto en el que Naruto fue por ella a su casa y ambos salían por la puerta delantera, además de unas cuantas tomas de él abriéndole la puerta como todo un caballero, y también unas cuantas de ellos dos dentro del auto.

La pelirosa no se podía creer lo que estaba viendo, pues ella recordaba haber vislumbrado a los elementos de seguridad del príncipe, pero en ningún momento se percató de la presencia de ningún paparazzi, sin mencionar que alguien debió de filtrar la información para poder captarlos en su residencia, pues hubiese sido imposible fotografiarlos dentro de los terrenos del Palacio.

Si los paparazzi eran capaces de lograr esto, no quería ni imaginarse si llegarán a descubrir a Sasuke.

—No te preocupes, seguramente el Rey y la Reina ya deben de estar arreglando este asunto —comentó Shizune para aligerar la inquietud de Sakura.

—Tal vez, pero no me agrada para nada que se hayan colado a mi residencia y me fotografiaran sin mi consentimiento, para después aparecer en la portada de una revista de chismes —apuntó la chica con evidente molestia.

—Tienes razón, es el lado oscuro de la fama —le dio por su lado—. Su majestad Tsunade suele enfadarse seguido con esas revistas cada vez que publican un artículo sobre ella. Dice que no la retratan tal como es.

Nacida para ser ReinaWhere stories live. Discover now