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Capítulo 8: Un buen novio falso

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Nunca había tenido novio. Ni siquiera uno falso. Así que no estaba muy segura de cómo ser una buena novia, falsa, por supuesto. Lo bueno era que Rhett era muy experto en el tema, y con un par de conversaciones pude entender mi papel en este drama.

Al finalizar las clases salí y me dirigí hacia el estacionamiento. Me paré en el árbol que había en medio del lugar y esperé bajo las sombras. A los pocos minutos un auto se detuvo a mi lado. No me importó caminar en aquella dirección y subir, esta vez no me avergoncé ni mucho menos me hice un lío en la cabeza. Simplemente sonreí con sorna al ser observada por la mayoría de personas en el estacionamiento exterior y cerré la puerta de copiloto.

Rhett asintió.

—Eres una novia espectacular. —Con las ventanas bajas muchas personas podían mirar lo que pasaba dentro. Él señaló sus labios—. Te faltó saludarme.

Esta vez jadeé.

—¿Perdona? No voy a besarte.

Suspiró.

—Eres una pésima novia. ¿Cuándo has visto que los novios no se besen?

—¡Los reales claro que sí! —exclamé, luego bajé la voz por si había alguien chismoso cerca—. Pero nosotros no lo somos, así que confórmate con un «hola» de mi parte. Es todo lo que tendrás, colega.

—No es justo. —Vi con asombro que Rhett hizo un puchero, como si fuera un niño quejumbroso—. Tenemos que darles espectáculo. ¿Cómo seremos los mejores novios de la escuela si ni siquiera nos besamos? ¿Quieres arruinar mi reputación?

—Tu reputación me importa un culo —dije sin importarme ser grosera. Pero me exasperaba su insistencia con el puto beso. Mierda. Nunca había dado uno, ¿okay? Y no quería que Rhett Saunders fuera mi primera beso, es por eso que me incliné hacia él y le di un beso en la mejilla, para que cerrara la boca. El contacto fue mínimo, pero suficiente como para hacerme parecer una novia cariñosa—. Listo, ¿contento?

Rhett no estaba feliz, pero tampoco molesto. Simplemente asintió con una sonrisa divertida y negando con la cabeza empezó a conducir.

—¿Qué te dijeron tus amigos luego de haberles dicho que yo te llevaría a casa?

Alcé una ceja.

—No les dije nada. —Me encogí de hombros—. Solo les dejé un mensaje de texto y apagué mi celular. —Muy cobarde, ¿no? Pues así era yo. Rhett se rio. Mi sonrisa se apagó en cuanto recordé algo—. Oye, ¿tú no tienes entrenamiento a esta hora?

La sonrisa que me dedicó fue demasiado entusiasta.

—Mierda, Cerecita, sí que eres una buena novia aprendiéndote mi horario de clases. —Iba a hablar para decirle que no, no me había aprendido su horario, simplemente sabía por regla de la escuela que el equipo de fútbol entrenaba todos los días después de clases, especialmente cuando se avecinaba una nueva temporada como estaba a punto de ocurrir en unas semanas—. Y sí, tengo entrenamiento, pero pedí treinta minutos de tolerancia para poder llevar a mi novia a su casa.

Me quedé callada un momento, luego exploté.

—Es decir... ¿pediste treinta minutos de tolerancia para llevarme a mi casa cuando bien podrías haber dejado que fuera con mis amigos y así no te perdías treinta minutos de entrenamiento? —Hablé tan rápido que hice una pausa, luego continué con lentitud—. ¿Pero te has vuelto loco?

Él negó, como si lo que yo acabara de decir fuera algo muy desquiciado.

—¿Y dejar que mi novia vaya sola a su casa? No me parece ser una movida de un buen novio. Así que no, no me he vuelto loco, solo estoy siendo un buen novio llevando a su novia a casa. Sana y salva.

Amor en química | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora