02

241 19 0
                                    


Ellos eran lo único que me mantenían a flote, sus caritas de felicidad al verme, sus abrazos, sus te quiero. Desde que mama murió todo se fue por el desahogue. La custodia de mis hermanos paso a ser de Mijaíl, a pesar de que no eran sus hijos biológicos, mis hermanos tenían 4 años cuando todo sucedió, yo solo tenía 20 años, aún vivía con mi madre, estaba en el tercer semestre de relaciones internacionales, me había ganado una beca, y el un mes después de su muerte, me hecho de casa, y suspendió mi beca, y me obligo a trabajar para él y su nueva esposa, o de lo contrario no volvería a ver a mis hermanos, han pasado tres años de eso, mis hermanos están por cumplir 7 años, y aun tengo que  rogarle para verlos.
Guarde la foto que tenia de mis hermanos al escuchar la voz de Sara, esta paso junto a mí con una de sus hijas, Katrina, estaban murmurando, y la verdad no me importaba lo que decían, solo las escuchaba por escuchar y ya.
—Te digo madre que esos hombres nadan en dinero, más el tal Eros, su esposa y el manejan muchas sucursales en el país, y no solo esos tienen casa en Italia, estados unidos, y aquí en Rusia, también están los otros, pero de ellos no podeos encargar luego — Katrina miro a los alrededores, yo disimule que guardaba los cubiertos, de su delantal saco un pequeño frasco color café — esta droga es muy fuerte, Mijaíl me lo dio por si encontrábamos algo interesante — que demonios estaban diciendo esa mujeres.
—No será fácil llevar a ese hombre a una habitación, no lo has visto, es gigante, bueno todos esos hombres lo son, por que no lo utilizamos con el más joven de todos — Sara era una mujer horrible.
—Ese hombre no tiene nada que perder, está solo, en cambio el tal Eros, tiene una esposa y dos hijos, sería fácil chantajearlo si tomamos las fotos correctas — vi como dejaba el frasco en el mostrador, y continuaron hablando hasta que se fueron dejando el frasco en el mostrador, camine hasta el pero algo me decía que no lo tomara, me aleje del mostrador, pero mi estabilidad emocional y moral pudo más que yo, tome el frasco y Sali a recoger las mesas de la recepción, habían muchas personas importantes, la pareja de recién casados era perfecta, todos estaban bailando a excepción de un hombre en particular, estaba en una mesa alejados de todos, pero aun así viendo su alrededor, su aura era de misterio, y seriedad, de vez en vez miraba su reloj. Era un hombre muy atractivo.
Entre a la cocina y fui directo a la sala donde se empacaría todo lo que la pareja, se llevaría, al igual que la agencia y otras cosa. Al llegar vi a Katrina buscar algo con bastante apuro.
—Donde esta Katrina, ya es tarde, y se nos va a ir si no lo hacemos — grito Sara, las demás trabajadoras no decían nada, nunca lo hacían.
—No lo sé, lo había dejado aquí — dijo señalando el mostrador, al decir eso me vio a mí y se cruzó de brazos — y la única que lo pudo haber tomado es Claire — ahora si me llevaba quien me trajo, Sara se acercó a mí y tomo mi rostro con algo de fuerza.
—Quiero respuestas Claire, si tienes ese frasco quiero que me lo devuelvas — estaba muy cerca de mi rostro, su aliento chocaba contra mí, y en sus ojos vi furia, tenía miedo, estas personas me daban miedo, siempre lo hacían. — No quiere que Mijaíl sepa que arruinaste mis planes, sabes que eso te costaría un largo tiempo sin ver a los mocosos esos de tu hermanos — su voz destilaba veneno y arrogancia.
—Si tengo que sacrificar el ver a mi hermanos por no dejar que le arruinen la vida a alguien lo are, yo voy a recuperar a mis hermanos pronto, y ustedes no lo podrán evitar — mi voz sonaba segura, pero por dentro me estaba rompiendo, ella tenía razón no vería a mis hermanos, pero aun así no me arrepentía, yo los recuperaría, en cambio ese hombre perdería a su familia, Sara es todo menos buena y si Katrina le había puesto el ojo a ese hombre no se le escaparía.
—Es que, si eres estúpida niña, no tienes un techo fijo, no ganas nada, no eres profesional, no estudiaste, crees que podrás conseguir su custodia, ni siquiera podrás pagar un abogado, y Mijaíl se enterase te dejaría sin sueldo, es más por mí no vengas más, arruinaste todo lo que tenía planeado — su voz de niña caprichosa me hacía doler la cabeza, por dios era una mujer adulta.
—Pues piense lo que quiera — dije con el valor que me quedaba
—Eres una muchachita insolente, por eso tus padres se murieron, quien hubiera querido tener una hija así, no eres más que un error Claire, hasta mis hijas estuvieron mejor planeadas — estaba molesta me iba acercar a ella, pero no me esperaba su acción, mi rostro giro hacia un lado y perdí el equilibrio cayendo al suelo, sostuve mi mejilla, y no mire a mi alrededor, escuchaba algunas voces, pero solo Salí de mi trance cuando una mano se posiciono en mi hombro.
. — estas bien? — mantenía mi mirada en el piso, no sabía en qué momento había comenzado a llorar, pero ahora no me podía detener, extrañaba a mi madre, Sostuve la pulsera en mi muñeca, que alguna vez me regalo con fuerza, mis lágrimas seguían cayendo y no lo podía evitar.
—Lamento mucho lo que tuvo que presenciar señor —dije con un nudo del tamaño de una pelota de golf  en mi garganta, odiaba ser así, pero por más que lo intentara siempre terminaba en lágrimas — no tenía por qué defenderme, esto me paso por entrometerme en los asuntos de esa mujer, pero no podía dejar que hiciera lo que iba hacer —  llore mucho, mi cerebro no tenía filtro con mi boca, y de ella estaban saliendo muchas cosas, tengo que calmarme o si no la sinceridad será desbordada, pero no podía, mucho menos iba a poder al sentir los brazos de ese hombre rodearme, mi cuerpo tembló, pero no por el llanto, su cercanía me estaba causando ese efecto, y ni lo había visto aun, no tenía el valor para hacerlo.
—Ya tranquila —sus manos pasaban por mi cabello y mis brazos, era la primera vez en tres años que alguien me abrazaba de esa manera, yo no lo permitía, Glenda lo intentaba, pero yo me negaba, ahora este hombre lo hacía y yo me dejaba que me consolara sin pelear — me dirás que era lo que esa mujer quería hacer? — eso era más orden que pregunta, pero no debía decirle nada, me seguiría metiendo en problemas si él decía algo, y ya tengo suficiente, mis hermanos me necesitan.
—Ya no quiero más problemas, si esa mujer se entera que le dije algo a usted se o dirá a mi padrastro y no quiero eso — mi cerebro seguía sin tener filtro, no debí decir eso, aun lloraba a mares pero no podía parar me sentía tan vulnerable en este momento me sentía horrible, me metí en problemas por un hombre que no conozco y que nunca me lo agradecerá, dios pero que imbécil fui, por que hice eso, Sara se lo dirá a Mijaíl y no poder verlos por un largo tiempo, y eso le dará más tiempo a Mijaíl de ponerlos en mi contra como siempre ha querido. Me aleje de ese hombre y por primera vez lo vi, era el hombre solitario de la recepción, sus ojos miel me miraban sorprendidos, lo más probable es que observe mis ojos rojos, que hacían juego con mi cabello y pecas, sus ojos me veían de arriba abajo debo ser un desastre andante, que vergüenza. Lo vi tragar fuerte varias veces, acaso tenía monos en la cara. — lo siento mucho usted no debería estar escuchando mis desdichas.
—Tranquila — el hombre parecía asustado, tan fea me veía, ni que el fuese tan… ni en mis pensamientos me permito mentir, ese hombre era hermoso, serio, pero hermoso, su cabello negro era de los dioses, era más alto que yo, sus ojos miel, era una montaña frente a mi.— pero necesito que me digas que iba hacer esa mujer, prometo no decirle a ninguna persona imprudente — una punzada de miedo me atravesó, si Sara descubría que le dije algo a este hombre, Mijaíl, no me dejaría ver nunca a mis hermanos, pero tampoco podría vivir con la culpa de algo que  o paso. Dios porque soy tan confusa, y me contradigo tanto.
—Ella iba a intentar drogar a un hombre, la escuche decir que ese hombre tenía mucho dinero al igual que su esposa, y que lo llevaría a una habitación y tomaría algunas fotos para chantajearlo, pero yo escondí la droga — estaba nerviosa, pensé mucho en decirle todo, pero aun así lo hice, no permitiría arruinar mi conciencia, además el me generaba confianza. Saque el frasco de mi delantal y se lo tendí  — ella lo supo y me dijo que si no se lo entregaba le diría a mi padrastro, y me negué de todas formas — comencé a llorar nuevamente, no podía creer que estuviera haciendo esto, pero no me podía detener, no quería detenerme, ese hombre no se merecía eso, y gracias a dios puede detener a Sara y a Katrina antes de que algo, y me alegra haberlo hecho, así me contradiga yo misma, me siento orgullosa de lo hice — pero comenzó a gritarme y es ahí cuando me golpea y llega usted — limpie mis lágrimas ya más calmada, tenía que relajarme qué impresión le estaría dando a ese hombre.
—Sabes el nombre del hombre — Asentí un poco insegura, el nombre no era de aquí, sé que no es de aquí, a menos que sean extranjeros nacidos aquí, esa es una diferencia, y el hombre que estaba frente a mí tampoco parecía de aquí, los hombres rusos no tienen esas características o son de piel tostada, unos cuantos, pero no todos.
—Creo, ¿que era Neros? la verdad es que era un nombre peculiar. Se nota que no es de aquí, al igual que usted—el hombre parecía analizar mis palabras por un momento, y me dio un momento para contemplarlo, y por primera vez desde que estamos en esta “conversación” (porque parece más un lamento de mi parte), que hacia este hombre aquí, él estaba en la recepción de la boda, y si conoce al hombre que drogarían
—Es Eros? — hice memoria, que por cierto mi memoria es mala, y lo recordé gracias a dios, asentí frenéticamente, era ese el nombre. — sé que la ocasión no lo amerita, porque te ganaste un castigo y aparte un golpe — al ver como su mano se acercaba a mi rostro, mi respiración se quedó en mis pulmones, su mano acariciaba mi mejilla y yo no podía respirar, parecía niña pequeña, estaba emociona de alguna manera — pero no sabes de lo que salvaste a mi hermano.
—Hay por dios, es su hermano. — si pudiera pegar un grito al cielo lo haría en este momento, era su hermano— lo siento mucho — dije poniéndome de pie rápidamente, ya las rodillas no las sentía, el hombre se puso de pie junto a mí, quería volver a llorar en ese momento, y yo que no tomaría el frasco, la familia de este hombre no se merece lo que le harían Sara y Katrina — dios, Sara estuvo a punto de hacer algo imperdonable, lamento haber dudado en algún momento de tomar el frasco, señor… — el hombre parecía perdido en sus pensamientos, el me intimidaba de alguna manera, me puse a caminar de un lado al otro, toda su presencia en este momento de desestabilizaba, me volvía más idiota de lo que era.
—Mi nombre es Aron Sanabria, y tranquila, tenías miedo es entendible, que tal si me dejas llevarte a tu casa, ya no tienes nada que hacer aquí, es muy tarde, y dudo mucho que la tal Sara te lleve de regreso a tu casa — su propuesta me dejo casi que aturdida, apenas lo conocía y hace menos de 3 segundos me dijo su nombre.
—Claire Ivanov — estreche su mano, y un pequeño pensamiento indescifrable cruzo mi casabes junto con una imagen no muy nítida, siempre me pasaba así que no le tome mucha importancia. Su cuerpo tembló levemente y me separe de su tacto— no creo que sea necesario llevarme, puedo pedir un taxi, ya es demasiada molestia señor Aron —el hombre hizo una pequeña mueca de fastidio, tan pequeña que nadie la vería, pero yo era muy detallista y me pude percatar de ella.
—O no, si aceptaras, ni loco dejo que te vayas en taxi a las — miro su reloj, está esperando que hiciera eso, desde que lo vi estaba esperando esa acción se nota que lo hacía mucho. — 4am a su casa, aun esta oscuro, y creo que Rusia es el lugar más frio de toda la jodida tierra — intente reírme de lo que dijo, pero un estaba mal por saber, que el hombre que Sara y Katrina intentarían drogar es su hermano.— solo le pediré algo a cabio —  Aquí ya me entro el miedo, pensé que era un hombre lindo y simpático pero ya veo que no, todos siempre quieren algo a cambio, mi número, o un beso que se yo, el pareció notar el miedo en mi mirada, por que negó un poco para hablar nuevamente.— mis sobrinos quieren pastel, y me dijeron que aquí lo podía encontrar por eso llegue en el momento preciso — suspire tranquila, y eso resolvía mi duda de porque estaba aquí, y no allá en la recepción. Camine hasta donde se encontraba el pastel, y comencé a poner trozos en el en un plato limpio, cuando ya vi que era suficiente para unos niños me acerque al hombre y se lo entregue.
—Te esperare afuera — su emoción era palpable, que por un momento vi a un niño frente a mí, y no a un hombre maduro, y hermoso, por cierto — no se te ocurra irte sin mí, sé que te tienes que cambiar el uniforme — yo intente sonreír, pero lo descarte, lo vi alejarse hasta que ya no lo vi, respire fuerte y claro, camine hasta donde estaba mi ropa y me cambie rápido.
Iba a salir y justo aun lado de la puerta estaba Sara, me escondí para que no me viera, una de las chicas con las que puede decirse me llevo bien, me vio y la distrajo, pase por un lado de ella, y atravesé la puerta como flash. Al estar en el salón de la recepción, vi que ya estaban las personas yéndose, en esta fiesta se disgustaba la belleza a donde se viera, todos eran lindas, y guapos, su belleza era única, y eso me intimidaba. Vi a la lejos a mi salvados hablando con una mujer, que lo veía acusatoria mente, esta tenía los ojos de dos colores diferentes, muy llamativos, cabello liso largo y negro como la noche, era un poco más alta que yo, era hermosa. Ella se alejó y vi al hombre mirar a otro que también lo miraba como queriéndole preguntar algo, vi el parecido, y algo me dijo que ese era el hombre al cual salve. Me acerque a Aron, que lindo nombre y lo tome del hombro haciendo que el otro hombre me viera.
—Lo siento si demoré, estaba intentando salir sin que Sara me viera — dije apenada, él estaba escaneándome y me hacía sentir incomoda, todas las mujeres de aquí son lindas, y altas, yo soy baja y pelirroja, a veces odio ser pelirroja, pero recuerdo que mi padre lo era y se me pasa.
—No te preocupes, vamos, antes de que mis hermanos intenten algo extraño — el me tomo la mano, y una imagen algo nítida se formó frente a mí, el sentado en la mesa de la cafetería de Mijaíl, y yo llorando, ya para cuando la imagen salió de mi sistema vi que estaba frente a un auto muy bonito, y lujoso, no quería llegar a casa en él, pero no podía negarle esto a él, sé que no me dejaría. Me abrió la puerta de copiloto, y yo entre, este se subía a mi par, y yo estaba nerviosa, intentaba abrocharme el cinturón, pero mis estúpidas manos temblaban como gelatina.
Le di indicaciones, y él las tomaba tranquilamente, para cuando estábamos cerca del barrio donde se encuentra mi casa, que no es nada agradable, nunca he tenido mucho, pero ahora tengo menos gracias a Mijaíl, odio a ese hombre con mi ser, la voz de Aron me saco de mis pensamientos. —
Si quieres te dejó cerca de tu casa — miraba el camino como si este se le fuera a escapar, tenía el entrecejo hundido, y parecía analizar su palabras. — No quiero que tengas problemas con tu papa — el hecho de que se preocupara me conmovió, pero me molesto de sobre manera que se refiriera a Mijaíl como me padre, cuando no lo era.
—No es mi papa — sé que no es su culpa, pero el enojo se filtró en mis palabras y no lo pude detener, así que tomé aire profundo y puse mi mejor cara. — y no vivo con él, trabajo para él, por cierto, en ese lugar — estábamos pasando justo frente a la cafetería, que era de mi padre, y luego paso a mi madre, y tenía que ser mía, pero él me la arrebato. — solo espero que no me despida — lo dije sin pensar, pero ese lugar era el único recuerdo de mis padres, y no quería perderlo, y tampoco quería perder a mis hermanos, ellos y ese lugar son lo único que me queda — puedes dejarme en mi casa, vivo con una amiga — sonreí un poco, y me relaje, él no podría conmigo, Mijaíl, era un hombre extraño, pero no podría conmigo y me convicción de tener a mis hermanos conmigo. Mire al hombre a mi lado y este sonrió y asintió. Cuando estaba frente al edificio de apartamentos, no quise ver mucho su rostro, sabía que estaría viendo el lugar de una manera diferente, era un hombre que decía por todos lados que tenía lujos y me sentía mal a la traerlo a este lugar. —  Bueno muchas gracias por traerme, lamento mucho todo lo que sucedió — dije desabrochando el cinturón, sin mirarle aún.
—No hay de que, solo cuídate, y si necesitas algo — este metió la mano en su saco y buscaba algo con ansias. Cuando encontró lo que buscaba una sonrisa muy linda apareció en su rostro y volví a ver un pequeño frente a mí. Me tendió una tarjeta la cual decía, Aron Sanabria Abogado, juro que mis ojos se saldrían, dios me puso a un abogado en el camino. — llámame
—Eres abogado — mi impresión era única, era un jodido abogado, dios era un abogado, gracias Dios.
—Sí, así que cuando necesites uno me puedes llamar, nunca cambio de número, y además te lo debo, salvaste a mi hermano y su matrimonio — dijo brindándome una sonrisa, y se la devolví sin pensarlo dos veces, le agradecí y Salí del auto, me giré un poco y moví mi mano en señal de despedida, entre al edificio, pero quedándome en un lugar donde él no me viera, pero yo si a él, y vi como el auto se alejó de allí.
Subí las escaleras, y al llegar al apartamento vi a Glenda en el pequeño sofá de la pequeña sala, la mire y se notaba profundamente dormida, fui a mi habitación y me despoje de todo lo que tenía encima, cerré lo ojos y me dispuse a dormir, pero algo no me dejaba hacerlo, la imagen de el en la cafetería me atormento, y más el que yo estuviera llorando, siempre había tenido esto pequeños destellos, que siempre pienso que son pequeños deja vù, pero este me intrigaba, sabía que iba a suceder pero no sabía ni cuándo ni dónde, Glenda dice que soy bruja pero esas cosas no existen y puedo jurar que si existieran no lo fuera.

Sol De Medianoche... Luna De Sangre - Libro llWhere stories live. Discover now