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El aeropuerto estaba atestado de personas, me sentía sofocado. Cuantas personas viajaran a diario, esto es horrible. Emir y April, viajarían, y los estábamos despidiendo, aunque hubiese preferido despedirlos por llamada.
—Para la próxima, los despido por llamada, hay demasiadas personas en este lugar – dije abrazan a mi hermana y depositando un beso en su mejilla.
—Aron por la diosa, tu claustrofobia a veces me parece increíble – esta se fundió más en el abrazo y yo encantado del afecto que me brindaba ese abrazo. – De todos mis hermanos tu eres mi favorito, eres el único que se deja dar cariño – se lejos de mi para mirar a Eliot y Eros que estaban tras de mí.
—Yo soy en favorito de todos, hasta de nuestra madre. – Eliot me alejo de April con un manotazo – Solo estas celoso, pero sabes que también soy tu favorito – Eliot me miro por un instante para luego devolverle su atención a April. Camine hasta Emile y esta me brindo una de sus sonrisas hermosas. – no importa tú te quedas con April yo me quedo con Emile.
—Aleja tus pequeñas manos de mi mujer Aron, o juro que te pateare en lugares donde un hombre no debería de ser golpeado – abrazo a Emile sin importarme lo que diga Eliot, él y Eros suelen ahuyentarme cuando estoy cerca de Emile y Emma, siempre ha sido así, desde que las conozco. Eliot me miró fijamente, intentando ahorcarme con la mente, pero no pudo. – En ocasiones quiero matarte – refunfuño para luego besar a April y abrazarla, y luego amenazar silenciosamente a Emir.
Para cuando los despedimos todos nos dirigimos a la manada, allí se encontraba la casa familiar en Rusia, y así como hay una aquí, también se encuentra una en Italia, justo en el centro de las mandas. Llegue media hora después de haber salido del aeropuerto. Me encantaba recorrer los senderos del bosque con calma, eso me trae paz. Al llegar frente a la casa Emma estaba allí, y su mirada me decía todo, teníamos que hablar.
—Sé que sabes lo que viene Aron – dijo acercándose a mí, metí mis manos en mis bolsillos y comencé a jugar con un piedrita que se encontraba en el suelo, Emma era una mujer intensa de carácter duro, y con ciertas habilidades que en lo personal me asustan y no tengo vergüenza en decirlo, todos saben que amo a mi cuñada, pero que también le tengo miedo. – Necesito que me cuentes que te dijo esa chica que te ha mantenido inquieto. – o y también era muy directa.
—Solo promete no volverte… como decirlo sin que te ofendas, ha ya, loca – dije pasando por su lado y entrando a la casa. Me senté en el sillón con Emma pisándome los talones – La chica en cuestión no hizo nada malo, si es lo que te preocupa. – dije intentando buscar las palabras adecuadas para decirle lo que sabía, no quería traerle problemas a canela, pero la familia y la estabilidad de mi hermano estuvo en peligro por un momento.
—Pues deberías comenzar hablar – Eros apareció sentándose frente a mí, y Emma a su lado – lo que me mostro Emma no me gusto.
—Ustedes dos me estresan, odio que indaguen en mi cabeza como si fuera un niño pequeño sin derechos a tener secretos – dije un poco alterado, pero sin subir la voz, no quería que los enanos se despertaran.
—Pues te sigues comportando como un niño Aron – Eros muchas veces me irritaba, con su voz de mando más aún. – qué fue lo que sucedió Aron, si esa chica hizo algo malo hay que tomar cartas en el asunto – lo malo de los dones de Emma, es que este te permitía ver lo que la otra persona pensaba o había visto en un momento determinado, pero no escuchabas sus pensamientos, solo veías escenas, o eso era lo que ella nos había explicado, pero el hecho de que acusaran a Claire de algo me alteraba de manera descomunal y tenía que cuidarla, ella era una chica frágil y emocional, no quería traerle problemas.
—Por el hecho de ver en mi memoria que ella lloraba no significa que ella haya hecho algo malo – dijo molesto.
—Y por qué te angustias de esa manera – otro de los dones de Emma, percibe las emocione de quien sea, a la hora que sea. – cuando te percataste de que indague en tu mente te angustiaste de una manera extraña, además su olor de es totalmente de humana – Emma me miraba intentando ver más de mí, lo sabía, estaba indagando otra vez en mis recuerdos, pero lo que me llamo la atención fue lo que dijo, su olor no era totalmente de humana, para mí era humana, tendría que llamar a Luke luego de esto, Me puse de pie, llamando su atención.
—Ella no hizo nada malo, más bien todo lo contrario – dije enfadado, era tan normal en ellos desconfiar de todo lo que se moviera que no oliera a lobo o no oliera a nada en particular, fue así con Luke y Freiya al no ser ni lobos ni leones – ella salvo tu jodido trasera – señale a Eros – de algo horrible y se metió en problemas por ello – dijo sentándome derrotado – la mujer que se encargaba de la recepción y la organización de la boda, quería drogarte y llevarte  a  no sé dónde, para así poder tomar fotos comprometedoras, y sacarte dinero con ellas – las venas de Emma empezaron a tornarse de ese color azul que tanto miedo me daba – Claire lo que hizo fue ocultar el frasco con la droga y la descubrieron, la despidieron, y para colmo la metió en problemas con su padrastro, que al parecer es su segundo jefe, cuidado y ya no la despidieron también de esa cafetería – dije mirándolos . Una de las cosa que me da miedo de las venas azules de Emma, era en efecto que tenían en el cuerpo de erros, este comenzaba a calentarse, y en su piel se marcaban flamas naranjas – te dije que no te pusieras como una lunática, Emma!!!— me exalté a verla levantarse de golpe.
—O no, pero en qué lugar vive Aron – dijo Emma calmándose – dime que la iras a ver para saber de su situación – la mire como si se fuera vuelto loca definitivamente, no sabía en qué momento había cambiado la situación.
—Por qué lo haría? – la pregunta hasta para mí era estúpida, pero no quería que supieran que era mi mate, no aún.
—Y aun lo preguntas niño malcriado – Emma a veces parecía mi madre – no escuchaste todo lo que acabas de decir, por la diosa que a veces eres un imbécil Aron – yo solo me levante y Salí de allí, no quería fundirme en una conversación con ellos, estar cerca de Emma es peligroso – la traerás a casa, quiero saber el secreto detrás de su olor, te prometo que Eros no se enterara – escuche su voz ya cuando estaba a punto de subirme al auto, voltee a verla y esta solo me guiño un ojo, demonios lo sabía. Me termine de subir al auto, el cual tenía el olor a canela a un en él, busque mi celular para llamar a Luke y al estar lo buscando mis vista se fijó en algo en el suelo del vehículo, al tenerlo en mis manos vi que era una pulsera de hilo, era de ella su olor permanecía en la pulsera, en mis manos tenía una excusa para poderla ver.
Claire
Mis parpados pesaban, en una hora tenía que estar en la cafetería y solo había dormido dos horas. Estaba preparando en desayuno, aún no había despertado a Glenda, pero estaba segura que despertaría en algún momento por el olor a café, bebida que yo odiaba.
—Amo el olor a café de las mañanas – dijo Glenda desde el sillón bostezando.
—Querida Glenda, sabes que no tienes que esperarme hasta tan tarde, nunca llegare temprano. – dije acercándome a mi amiga y dándole café.
—Basta Claire, ya hemos hablado de esto, tu madre me dejo cargo de tu cuidado si algo te pasaba y eso es lo que tengo que hacer, y si es de esperarte hasta altas horas de la noche lo hare, hay mucho loco en la calle, y no quiero que nada te suceda. – esta tomo un sorbo del café y su cara al instante fue de felicidad.
—Sara me despidió – solté de golpe y ella dejo su café a un lado. Amaba a esta mujer, ella es como una madre para mí, no es tan mayor pero aun así me cuida como si fuese su hija y se lo agradezco siempre.
—Que hizo esa mujer, porque te conozco como a la palma de mi mano, y sé que tú no eres capaz de hacer algo para hacerla molestar. – comenzó a narrarle la historia completa a Glenda y esta solo me escuchaba no interrumpía en ningún momento – entonces ese muchacho te trajo hasta aquí? – asentí a su pregunta con una sonrisa en mi rostro, aun sus facciones permanecían en mi memoria muy claras.
—Sabes sucedió algo extraño, sé que es muy común para mi tener esto “deja vù” pero hubo un momento n la que él me toco y tuve uno de esas escenas que se convierten en “deja vù” y esa escena ha estado allí hasta que me quedé dormida, y junto con ella una sensación extraña en mi pecho— Glenda me miraba extraño, pero no decía nada.
—Y cual fue esa revelación Claire – esta se había puesto un poco nerviosa, lo sabía por la manera en la que se aferraba del sillón y acomodaba su cabello repetidas veces.
—Yo me encontraba llorando, él estaba justo frente a mí, era en la cafetería Mijaíl estaba allí, y de ahí es todo muy confuso, ¿crees que eso de verdad suceda? — Glenda se puso de pies murmurando algunas cosas que no entendía y fue hasta el buro que se encontraba en una esquina de la estancia. Después de unos minutos se acercó a mí con algo en sus manos.
—Este – dijo sacando una cadenita de plata del cofre que se encontraba en sus manos – es un regalo que dejó tú madre para ti, sé que no es el momento, pero al verte hablar de ese chico de esa manera me recordó a unas palabras que me dijo ella antes de morir – mire el collar y era de plata delgado y con pequeño dije de estrella.
—Esta sería la segunda cosa que tengo de…— me detuve al notar que la pulsera no se encontraba en mi muñeca, la pulsera de mi madre no estaba, mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas.

—O no pequeña no llores – Glenda me rodea con sus brazos he intento consolarme, pero era demasiado tarde estaba llorando a mares.
Después de lo que sucedió en la mañana se me hizo tarde para llegar a la cafetería, solo había llegado 5 minutos tardes, pero eso fue una excusa para Mijaíl, que no más me vio comenzó a gritarme.
—Sara me dijo lo que hiciste Claire, y sé que he sido muy amable y bondadoso contigo – no sabe si reírme o llorar al escucharlo, él era todo menos bondadoso gracias a él había no estaba estudiando. – No dejare que te acerques a tu hermanos, esta mañana llame a la trabajadora social y le comente que estás dándole mal ejemplo a tu hermanos – la sonrisa de Mijaíl era detestable, yo sabía que no podría verlos luego de lo que hice. – solo lo podrás ver una vez al mes y el visitas monitoreadas, la trabajadora social sabe que quieres tenerlos, y me dijo que no lo aceptara, que tú no estás en las condiciones para tenerlos, no tienes un trabajo estable, no tienes una casa en buenas condiciones, y no tienes una carrera una carrera universitaria. – estaba enojada, el comenzó a reírse y por un momento desee que se ahogara. Salí de la oficina de Mijaíl hecha una furia y a lo lejos escuche como tosía, sonría al saber que dios escuchaba mis plegarias así fueran malas.
— Orden en la mesa numero 6! – Zafara grito desde la barra, camine hasta allí y fui hasta la mesa 6, entregue las órdenes y me regrese a la barra – dime porque se puso como loco esta mañana. — Pregunto Zafara.
—Ayer Sara casi droga a alguien en esa boda, y la detuve – dije ceca de ella bajando la voz – no voy a poder ver a mis hermanos tan seguido, solo los podre una vez al mes, a veces desearía dejar de ser pobre y que mi madre nunca hubiera conocido a Mijaíl – vocifere frente a Zafara, mientras esta me tomaba de las manos.
—Vamos Claire, lo lograras, tienes dinero guardado desde hace tres años, ya casi ni comes, y te puedo asegurar que duras hasta un mes haciendo una solo comida, y es de aquí, no te rindas ni te deprimas lograras tener a tus hermanos de vuelta.
—El los pondrá en mi contra Zafara, ese hombre por alguna razón me odia, y odia la felicidad y mis hermanos, él nunca fue malo con mi madre, pero al ella morir me di cuenta que nos odiaba, y estoy 100% segura de que golpea a mis hermanos, Dylan tenía un moretones en su brazo la última vez que lo vi, y Christine tenía una férula en el brazo, me dijo al borde del llanto que solo se cayó. – Zafara negó notablemente moleta.
—Tranquila Claire, yo sé que los tendrás de vuelta – la puerta de la cafetería sonó alertándonos de que un cliente había llegado –Wow, que hacen unos hombres como estos aquí – Zafara dio un suspiro profundo al momento que yo miraba en la misma dirección que ella, pero antes puedo jurar que vi sus ojos cambiar de forma. Mis ojos no creían lo que veían, él estaba allí, vestí casual y junto con los dos hombres más – bueno Claire, creo que este caso es tuyo. – vi como él se alejaba a la dirección de los baños viendo a todos lados, la sensación extraña de nuevo se instaló en mi pecho y por inercia llevé mis manos al collar que me dio Glenda en la mañana. Me acerque a la mesa con cautela y los hombre que lo acompañaban fijaron su mirada en mí, y uno en particular me miraba muy serio, como si algo de mí no le gustara.
—Buenas tardes, bienvenidos aquí tienen el menú– dije mientras les extendía el menú – soy Claire y estaré a sus orden en todo momento – lo último salió de mi muy rápido la mirada seria de aquel hombre me alteraba.
—Este sí, tráiganos un almuerzo completo para tres, pero antes tres cafés marrones – onote todo en mi libreta rápidamente.
—Algo más – dije forzando una sonrisa, el hombre de la mirada seria dejo de verme, y aclaro su garganta.
—Sí, tráiganos agua – dijo algo seco, y siguió mirándome, pero esta vez como si quisiera alguna reacción de mí.
—Enseguida – dije alejándome rápidamente de allí, seré sincera ese hombre me asusta, pero no puedo esconderme, estoy en el trabajo, si fuera por mi estar debajo de mi cama evitándolo por completo.
—Chica, siento que tu aquelarre personal se está incendiando – dijo Zafara mientras me acercaba a ella, a veces quisiera poder tener un poco de ella, su actitud salvaje y su lengua viperina.
—Que es un aquelarre? – ella se hecho a reír, y yo, aunque no sabía de qué reía, lo hice junto con ella.
—Es la forma genérica de denominar a la agrupación o reunión de brujas y brujos para la realización de rituales y hechizos, pero a diferencia de ti, eres solo tú, y lo único que haces es inventarte historias en tu cabecita, eso contaría como tus hechizos – dijo con una voz mística que me hizo reír. — que pidieron – le entregue la orden y esta de inmediato sirvió los cafés y el agua, puso todo en la bandeja y la tome volviendo otra vez hasta allí, encontrándome frente a Aron.
Aron
La mirada de esa mujer era la única que me podía volver loco.  Estaba de pie justo frente a mí, sus ojos grises me escaneaban, sé que se está preguntado del por qué estoy aquí, solo la ayude el día de ayer, pero de verdad quería verla de nuevo, no quería hacer obvio mis instintos por ella, pero.
—hola señor Sanabria – dijo ella acercándose a mí ofreciéndome un poco de café. Asentí, viendo cada uno de sus movimientos – y que lo trae por aquí. — pregunto ella mirándome con esos ojos que desde la primera vez que los vi me enamoraron por completo. Su olor a canela se impregnaba en todo mi sistema haciendo rugir a mi león interno.
— No me digas señor, solo tengo 27 años, Dime Aron – dije buscando la pulsera en mi bolsillo — Dejaste tu pulsera en mi auto — fue la excusa más estúpida jamás inventada. Le extendí la pulsera de hilo rojo y azul y vi como sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Gracias se… Aron, esta pulsera era de mi madre, es algo sencilla y simple, pero es lo único que tengo de ella— sus ojos parecían una tormenta en este momento. Sin poder detenerme me puse de pie, acercando mi mano para apartar una lagrima de su mejilla – sé que debo verme patética, desde ayer estoy llorando frente a usted – dijo está sonrojándose.
—No, todo lo contrario, eres preciosa, jamás te verías patética – dije mirándola fijamente, sus mejillas pálidas, estaban de un color rojo brillante, y bendito sea el hombre que tenga la dicha de ver a semejante mujer de esta manera, me siento afortunado. Sabía que Jacob y Luke estaban justo detrás de mí viendo y escuchando todo, pero ahora era lo menos que me importaba.
—Claire!! – la voz de un hombre se escuchó en todo el establecimiento, a lo lejos vi a un hombre con el entrecejo hundido y casi que cavando una baja en el cuerpo de la pelirroja.
—Lo siento, tengo que ir en breve les termino de traer sus pedidos – esta se desaprecio en dirección a aquel hombre y eso me molestaba.
—Explícate Sanabria, porque me niego a darte respuesta si tú no me las das a mí, quien es y por qué el interés – a veces creía que él y Emma eran hermanos, y no por que se parecieran, sino por lo intenso que podían llegar a ser.
—Luke relájate, él nos lo dirá, solo dale tiempo – Jacob tomaba su café a gusto, y yo comencé a tomar el mío, este café era delicioso. — además, Porque Emma encontró algo extraño en el olor de la chica, hule a humana.
—Pajarraco, te puedo apostar que tu fuerte no es el olfato – Jacob odiaba que él le digiera así, pero aun así Luke lo hacía solo para molestarlo.
—Ves por qué no salgo con ustedes, que no sea un felino al igual que ustedes no me hace menos – este le dio otro trago a su café molesto he intento levantarse, pero nuestro pedido había llegado, aunque Claire no era la que lo traía, si no otra chica, que particularmente me parecía conocida.
— Aquí tiene su orden, lamento que Claire no te pueda atender – se dirigió precisamente a mí – pero yo que tu intento ayudar el aquelarre que es la cabeza de esa niña – dijo yéndose con una sonrisa.
—A que se refería – dije por lo bajo, sabiendo que ellos me escuchaban a la perfección.
—Lo que acaba de decir tiene mucho que ver con su olor, y eso no te traerá nada bueno Aron, dime quien es y el por qué tu interés, si solo la estas ayudando por una nueva caridad tuya, es mejor que te alejes, no me disculpo que nos alejemos todos. – Claire seria peligrosa, pero como si es la mujer más frágil, y dulce que he conocido.
—No es una maldita obra de caridad Luke.
—Entonces explícanos amigo, porque por lo que dice Luke la chica es peligrosa.
—No precisamente ella, ocultaste tu olor Aron – yo solo negué, solo venía a ver a una humana, no a un cazador, los cuales no existen, y si existieran no tendrían oportunidad – Mierda, Aron tenemos que irnos, ya le basto con haber sentido nuestro aroma, por eso la chica no regresa – él estaba dialogando consigo mismo sin darnos información, este lanzo unos cuantos billetes en la mesa y nos hizo salir.
—Qué demonios pasa … — no termine de responder cuando la chica que nos trajo el pedido salió de la cafetería, que al vernos le regreso un poco de calor al cuerpo, su olor era particular, nunca lo había sentido en mi vida.
—Tienen que irse ya, Claire estará en problema si no lo hacen – dijo la chica mirando hacia adentro de la cafetería.
—Eres una …— la chica no dejo terminar a Luke.
—Sí, y al parecer también sabes sobré la naturaleza de Claire – no entendía nada de lo que estaba pasando, que era ella, y sobre todo cual es la naturaleza de Claire. – Oye – se dirigió a mí – prometo contarte lo que quieras, pero vete – la chica me extendió un pale doblado – escribe y en donde me cites allí estaré. — la chica entro y Luke nos hizo entrar en el auto sacándonos de allí.
Estábamos a las afueras de la manada caminando, Freiya se nos había unido cuando llegamos, en mi cabeza estaba pasando todo lo sucedido en la cafetería, y me enojaba no haberme despedido de Claire.
—Hermano tienes que decirme que apego tienes con esa chica – dijo Luke mientras subía en sus hombros a Freiya. Suspire cansado de esa pregunta.
—Y tú me dirás que sabes de ella? – evite mirarlo mientras le preguntaba.
— ¡No me corresponde, temo a decir algo idiota sí! No sé por qué te importa esa chica, pero deberías de llamar a su amiga, ella te dirá las cosas mejor que yo.
—Tienes razón Luke, la llamare – saque mi móvil y marque el número que me dio, a los tres tonos contesto – si soy yo… para eso llamaba… mañana en el centro de la ciudad…ok hasta mañana – no sabía que me esperaba, pero de algo estaba seguro, no creo que ella sea mala, y eso nadie me lo sacara del corazón.

Claire
Mijaíl estaba furioso, no sabía el por qué, pero me asustaba, sus ojos estaban inyectados en sangre y puedo jurar que habían cambiado de color.
—No quiero a esas personas aquí, y mucho menos cerca de ti Claire, si yo me …— no lo deje terminar
—que harás Mijaíl, que más podrás destruir mi vida, no tengo nada gracias a ti, si antes era pobre ahora no soy nada, no puedo estudiar, no tengo a mi hermanos, no tengo casa, no tengo nada— estaba molesta y en sus ojos pude ver que lo sabía – ya basta de amenazarme, basta de querer controlar lo poquito que me queda de vida.
Salí de la cafetería escuchando los gritos de Zafara, pero no me detuve, camine hasta que mis pies no dieron más. Llegue hasta un lago que a estas fechas permanecía congelado, no tenía mi abrigo, y me estaba muriendo de frio, era una idiota cuando me molestaba.
—Dios solo quiero que todo esto termine, solo necesito un poco más de fe— dije mientras unas cuantas lágrimas bajaban por mi mejilla.
—Creo que no es el mejor momento para hablarte – mire al a mi lado y no puedo creer a quien tenía a mi lado— tranquila desahógate yo estaré por aquí para poder hablar. – el hombre miro al lago, y allí había dos niños patinando y más allá una mujer nos observaba, sea lo que sea que pasara no sé si me gustara.

Sol De Medianoche... Luna De Sangre - Libro llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora