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Luego del baño y que el omega estuviera durmiendo, el estaba afuera de la casa mientras fumaba el cigarrillo que quería el estaba tranquilo mientras miraba a algunas personas pasar y otras saludarlo. El estaba apunto de cerrar los ojos hasta que una voz lo asustó escondiendo el cigarrillo para ver a su pequeña hija verlo mientras abrazaba el peluche que el le había comprado.

—Lia deberías estar dormida. —tartamudeo.

—Queria un dulce y baje. —hablo suave. —pero luego vi que salias y quería hacerte compañía por si estabas solo.

Emilio suspiro y tiro el cigarrillo para apagarlo y acercarse a su pequeña para cargarla y sentarse en el suelo con ella, se quitó la chaqueta y con ella cubrió a su hija la cual jugaba con el conejo mientras reía, Emilio saco un dulce y se lo llevó a la boca.

—¿Por qué hueles a quemado papá? —pregunto la niña para verlo.

—Yo pues. —respondió. —solo quemaba algo.

—¿Ya terminaste? —dijo.

—Si pequeña. —sonrió.

—Papá. —lo abrazo aún más.

—¿Si pequeña? —pregunto suave.

—Tu me quieres. —lo vio por un momento.

—Te quiero mucho. —sonrió mientras le daba muchos besos en su rostro. —eres mi princesa y lo seguirás siendo.

La niña se puso a reír junto con su padre mientras admiraban algunas estrellas del cielo, ella escuchaba como su padre le cantaba suave.

—Papá. —lo llamó.

—Si cariño. —la vio. —¿Que ocurre?

—¿Como conociste a mi papi Joaquín? —dijo mientras miraba al peluche y hacia que moviera su cabeza.

—Pues fue cuando yo compraba algunas cosas para tu tía Sora. —le acarició el cabello. —yo no sabía qué hacer así que le pedí ayuda.

—¿Se hicieron novios ahí? —lo vio con una sonrisa.

—No pequeña. —nego. —fuimos amigos por un corto tiempo hasta que nos dimos cuenta que nos queríamos mucho.

—¿Como me quieren a mi? —lo abrazo.

—Asi es. —la cargo. —¿Quieres un poco de chocolate caliente? —le pregunto.

La niña asintió feliz y el le dio un beso en la mejilla, camino con ella de regreso a la casa y cerro la puerta con seguro para dirigirse a la cocina, la sentó en una silla y se puso a preparar el chocolate para su pequeña la cual seguía jugando con el peluche. Al tenerlo listo lo puso en en una taza y lo comenzó a soplar para que su pequeña lo bebiera sin quemarse.

—Esta muy rico papá. —sonrió.

—Luego de esto nos lavamos los dientes y vamos a dormir. —la vio. —tu papá nos va a regañar si sabe que tomamos chocolate sin su permiso

¡Osorio Quiero Otra Niña!Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz