❧ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕴𝖁 ❧

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Eda aún sostenía a Serkan entre sus brazos mientras acariciaba su cabello. Agachó su mirada para poder verle y se dió cuenta de que tenía la flor Mavi abrazada contra su pecho. Parecía que no tenía intención de soltarla.

-Semiha, por favor dime que puedo hacer.—dijo preocupada.

-Mi niña.—intentó acercarse a ellos pero Kaan la apartó.

-Esto es peligroso Eda.—la miró fijamente.

-Kaan, por ahora la oscuridad no hará nada. He visto como volvía a esconderse en lo más profundo de su corazón.—trató de explicar.

-No me fío de él. Lo siento mucho pero no podemos dejarlo suelto.—tomó una cadena y se acercó a él para atar sus manos.

-¡¿Qué estás haciendo?!—lo sujetó con fuerza.—¡Le estás haciendo daño!—gritó al ver como Serkan fruncia su ceño cuando tiraba de él.

-¡No me importa! ¡Hay que atarlo!—siguió tirando.

-¡Kaan Karadağ!—pronunció su nombre bastante cabreada haciendo que soltara las cadenas de golpe.—Vete de aquí.—dijo mientras liberaba las manos de Serkan.

-Pero Eda...—trató de hablar.

-¡Kaan vete!—gritó.

Kaan salió de la habitación dando un fuerte golpe a la puerta. Eda suspiró nerviosa y atrajo más a Serkan a su pecho para tranquilizarlo. Pasó sus dedos por sus muñecas para aliviar las rojeces que las cadenas le habían dejado y le colocó bien la flor para que no la extrañara.

-Tenemos que llevarlo a la guarida y alimentarlo de inmediato.—se acercó a ellos.—Haré que te sea liviano para que lo puedas llevar sin problema en tus brazos.—posó las manos sobre el cuerpo de Serkan haciendo que se iluminase por completo durante unos segundos.—Listo. Ya podemos irnos.—ayudó a Eda a levantarse.

Salieron de la casa y se adentraron en el frondoso bosque. Semiha iba delante abriendo el camino y quitando todo objeto que pudiera ser de tropiezo para ella. Las pequeñas ramas y hojas secas que había en el suelo crujian bajo sus pies rompiendo el armonioso silencio que proporcionaba el ambiente. De repente, Semiha paró en seco haciendo que Eda se extrañara y, por inercia, abrazara a Serkan aún más.

-Los humanos están demasiado cerca.—avisó.—Rápido escondelo tras ese árbol.—le ordenó.

Rápidamente Eda lo llevó hasta allí y lo sentó para evitar que cayera. Salió donde estaba antes y permaneció a su lado tratando de disimular lo que estaba sucediendo.

-Buenas noches.—saludó Semiha.

-Buenas noches señora. Tengan mucho cuidado por esta zona del bosque, hay un Molka suelto y está matando todo lo que encuentra a su paso.—dijo uno de ellos.

-No os preocupéis.—habló Eda.—Déjenme hacer un hechizo de protección para ustedes.—extendió sus manos sobre ellos.—Que la luz os proteja de la maldad y salgáis victoriosos contra la oscuridad.—una luz salió de sus manos y los cubrió.

-Muchas gracias señorita.—le agradeció.

-Tengan mucho cuidado caballeros. Ahora pueden proseguir su camino.—sonrió.

Después de que se marcharan y se aseguraran de que estaban lejos, Eda tomó a Serkan de nuevo entre sus brazos y siguieron su camino. Cuando llegaron a la guarida, Semiha le abrió la puerta para que pasara y ella con mucho cuidado lo tumbó sobre la cama.

-Ahora volverás a tu estado normal.—colocó una mano sobre su frente y su cuerpo comenzó a pesar de nuevo.

-Yo me quedaré con él.—se sentó en el borde de la cama.

𝕊𝔼𝔻 𝔻𝔼 𝕋𝕀 》𝑬𝑫𝑺𝑬𝑹Where stories live. Discover now