Chapter 6

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― ¿Draco? – Sonrió Ginny sorprendida. Su novio estaba de pies frente a su escritorio impregnado de un aire misterioso que lo hacía muy guapo. Él también le sonreía, parco, pero esbozaba una sonrisa al fin y al cabo y ella estaba acostumbrada a esas precarias muestras de alegría de su novio. Sin embargo la culpa la invadió cuando vio salir a Harry de la oficina de Kingsley mientras él mirara ceñudo a Draco… los recuerdos de esa noche vinieron tan rápidamente como si hubiesen sido convocado por un Accio. Miró al rubio y se obligó por ese momento a dejar atrás esos recuerdos placenteros, le sonrió descaradamente a su novio al cual por primera vez le había sido infiel.

― Hola Ginevra – Saludó él en un extraño tono de voz. Él se acercó y de forma posesiva y voraz atacó los labios de la pelirroja… Harry que aún seguía observando la escena pensando seriamente en romperle los huesos a ese idiota, resopló molesto y antes de cometer una locura se encaminó hasta su cubículo… Ginny se separó de su novio casi al instante, enfadada.

― ¿Qué demonios te sucede?

― ¿No te puedo dar un condenado beso?

― Por supuesto… pero aquí no, estamos en mi trabajo y sabes lo que pienso al respecto. – Le espetó.

― Pues entonces salgamos de aquí… vamos a comer a algún sitio, ¿Puedes? – Draco estaba extraño y Ginny lo podía notar, lo interrogó con la mirada y él apoyó ambas palmas sobre el escritorio de ella mirándola fijamente y componiendo una sonrisa fría dijo - ¿Puedes cariño ir a comer conmigo?

― Está bien

― ¿Por qué no me dijiste que estabas aquí? – Preguntó sin cambiar su postura.

― ¿Aquí?

― La última vez que estuve en tu casa mencionaste tener una misión durante un mes, resulta que hoy paso por el ministerio por casualidad y me entero que estabas aquí, que jamás habías abandonado el país.

― ¡Oh! – Ginny lo miró atentamente sintiéndose estúpida por haber pasado por alto ese gran detalle, pero el planteamiento de su novio le hizo ver otro "gran" detalle… - ¿qué hacías en el ministerio si sabías que yo no estaba? – Draco alzó una ceja.

― Vine porque la profesora McGonagall me envió para dejar unos documentos del…

― ¿Es verdad? – Algo le decía que Draco no estaba siendo honesto, que una vez más le estaba "ocultando" información y que esa visita al ministerio se debía más precisamente a un encuentro de su novio con otra mujer, y eso más que molestarle le aliviaba un poco la conciencia. Recurrentemente las infidelidades de él era su salvavidas para librarse de estar con él íntimamente. Las acciones de Draco hace mucho tiempo habían dejado de importarle, y su trabajo no le daba tiempo para estar con él, y ese tiempo él lo utilizaba para juntarse con otras mujeres y dado a ese motivo él no la molestaba tanto para que estuviesen juntos. Lo cual era tremendamente maravilloso para ella.

― Por supuesto que es verdad, Ginevra, pero ahora dime tú por qué mierda no me dijiste que estabas aquí. – Le reprochó descaradamente.

― Claro que tenía esa misión… pero se canceló a último momento debido a un cambio de planes…

― ¿Qué cambio de planes?

― No te diré eso, no te incumbe y no tiene relación a lo que hay entre tú yo. – Draco la observó con un brillo demencial ante el cual ella no se amedrentó.

― ¿Por qué no me avisaste? – Preguntó en un susurro desafiante y ella enarcó una ceja

― Hoy te enviaría una lechuza para que supieras que estaba aquí – Respondió ceñuda por la manera en que él la miraba – Hoy recién es martes… ¿Me cuestionarás todo el día o podemos ir a comer?

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora