Chapter 13

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Dos semanas sin mediar palabra, sin insultarse, sin tener la posiblidad de herirse mutuamente, ni mucho menos de quererse. Ginny parecía haber olvidado que trabajaba con un tipo que se llamaba Harry Potter, al cual aún lastimosamente seguía amando. Él no se enteraba de nada, pero cada vez que podía ella se quedaba perdida observándolo. A veces simulaba estar pendiente de unos papeles solo para poder escuchar su voz. Cuando sus miradas se encontraban ella se limitaba a devolver una indiferente, estaba cansada ya de esa postura sumisa que mostró durante el último tiempo, ya esa Ginny había muerto.

Harry estaba desesperado, esos desplantes que creía olvidados lo mataban en vida, parecía estar viendo a la Ginny que no se molestaba en esconder todo el odio que le profesaba, y él estaba angustiado por sentirla, por ver una mirada dulce en esos ojos castaños, una sonrisa mínima que le alentara el alma, pero ella parecía olvidar que alguna vez quiso jugar con sus sentimientos, Ginny no se molestaba en fastidiarlo con un "te amo" y con todo el odio que eso implicara ya se acostumbraba a escuchar esa frase suicida. Esas falsas dos palabras le servían a su soledad para que no fuese tan dura, esa mujer tenía el don de lo absurdo y ante todo pronóstico él lo soportaba.

En ese momento vio como una distraída pelirroja se acercaba hasta su cubículo estudiando unos papeles, le sonrió a la mujer que tenía en frente e intentó prestar toda la atención del mundo en ella.

― Tenemos... ― Comenzó Ginny pero al ver a la morena su rostro se tensó y la observó desafiante ― Vane... ― Siseó, bajó los papeles y se irguió en toda su estatura ― ¿hay algo que necesites de los aurores? ¿vienes a informar de algún asalto?

― No Weasley... vengo a ver a Harry, quise hacer una visita y entregar...

― No tienes porque darles explicaciones a esta mujer Romi... ― Dijo Harry de mal modo "Romi las pelotas idiota" Pensó la pelirroja.

― Cierra la boca, no hablo contigo retardado ― Espetó Ginny, malhumorada. ― ¿Continuamos por el sendero equivocado Romi? ― Ironizó, la otra chica se ruborizó.

― No sé de que hablas ― Repuso ella avergonzada.

― Vamos, ¿le traes calderos de chocolates infestado de amortentia a este tarado? ― Señaló la caja de bombones que Harry sostenía, inmediatamente el chico miró ceñudo a Romilda.

― ¿Es eso verdad Romilda?

― ¿Cómo puedes creer que yo sería capaz de algo así Harry? ― Preguntó ella haciéndose la ofendida ― Sabes que te quiero, jamás podría hacer algo que atente contra tu salud... ― Ginny se encogió de hombros y le arrebató la caja de las manos a Harry éste la miró sorprendido. Bendita venganza.

― Como sea... Vaya Potter, no puedes recibir a tus amigas aquí, un sistema bastante riguroso impartido por Kingsley pero que los funcionarios debemos respetar. Esto ― Señaló la caja de chocolates ― lo confiscaré, podría tener casualmente alguna poción ilícita... nada contra ti, por supuesto Romi. Y esto ― Ginny lanzó los papeles que llevaba sobre el escritorio de Harry ― Es un informe sobre la siguiente misión que desempeñaremos juntos. ― Finalizó ella, dio media vuelta sintiendo el dulce sabor de la venganza.

― ¿Qué se cree esa muerta de hambre? ― Dijo en un silbido Romilda Vane, silbido que sin embargo Ginny escuchó.

― ¿Qué dijiste? ― Preguntó volviéndose y mirándola desafiante.

― Eso, ¿que te crees muerta de hambre para tratarme así? ― Le hizo frente la morena.

― No me creo absolutamente nada más de lo que soy...

― Una vulgar secretaria...

― ¡Secretaria las pelotas hija de puta! ― Soltó perdiendo la paciencia ― Soy una auror al igual que tu absurda veneración ― Le recordó mirando de soslayo a Harry quién se había mantenido silente observando a las mujeres ― Creo que eso se podía sobreentender cuando le dije que teínamos una misión juntos o tal vez tu diminuto cerebro aún no logra decodificar el mensaje.

Atado a tiWhere stories live. Discover now