Capítulo 4 - Feto

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Es difícil comprender los eventos posteriores a la llegada del licenciado, dado que en mi vida lo había visto más que en el entierro de mi difunto abuelo y de ahí estaba con ese temple imponente del cual se quedo todo en una ausencia mayor de ruido, si bien recordar una camilla depositándome en la parte trasera del auto del mismo ya era mucho recordar.

"No olvides tus proyectos" dijo la misma chica que tenía en ese momento mi mochila cargando algo agotada de tanta vuelta pero segura de que lo realizado era parte de una buena acción

A ratos me preguntaba que sería de mi si tuviera forma adicional de contactarle, algún teléfono, alguna señal de humo o mensajería por correspondencia; quizá me tacharía de persona acosadora u hostigadora como en alguna de las realidades posibles a las que siento ya he pasado antes pero ante lo curioso pudiera decirse eran de las pocas veces le había llegado a hablar pareciera abierta a esa posibilidad.

"Y recuerda que tengo que hablar con tus padres o no podrás entrar en mi salón nuevamente" dijo la profesora con una sonrisa seca esperando todo menos detonantes psicológicos inversamente proporcionales a aquella presión aplicada

El olor dentro del automóvil era de un tabaco abundante que pareciera parte de una fumarola industrial que permanecía en labor aun después de la revolución con mismo nombre, la sensación era diferente como si se tratara de un vehículo de negocios en cuanto al tacto impregnado de la piel de los asientos con un nauseabundo sabor de los analgésicos que aparentaban arreglar mi nublosa visión en un seco ambiente:

-Debes saber que has sido requerido para una decisión de eutanasia de la que pende el hilo como el gato de shroedinger- declaró el abogado al virar el volante indicando una vuelta cerrada rumbo al hospital privado

-Sigo sin entender que es lo que exactamente pasa- mencione tartamudo ante el dolor en punzadas de calor extremo que sobrecalentaban los asientos por más frío que existiera a su alrededor

El sonido de un noticiero radiofónico fue algo que me dio a entender una parte del problema que a raíz de una ligera lluvia se había generado, debido a la poca interacción entre conductores matutinos y la reducida visión que los vidrios empañados estaban en el automóvil pues era cierto que era un día sin sol pero hasta antes de la separación de destinos entre mi familia y yo en ese día aún se apreciaba como un amanecer nublado del que la ciudad no mostraba rastros de aquella condensación que había dejado atrás restos de metales en una avenida con el cúmulo de emociones negativas arraigadas por la carencia de preparación y responsabilidad ante eventualidades que pudiesen ser cotidianas.

"... después de cierto tiempo de flujo transitorio aparentemente la prisa conllevó a un desastre en la avenida, tomen sus precauciones ya que es posible esto detenga de forma indefinida el paso vehicular..." mencionaba el radio locutor con un tono serio ya que el conflicto de un accidente automovilístico estaba siendo escalado por daños personales aparentemente irreparables dentro del tiempo intangible difícil de reponer.

"Creo es hora de aparcar" comentó el licenciado apagando el volumen a la par del motor del vehículo, indicando que habíamos llegado

Fuera del auto se encontraba una silla de ruedas de la cual me esperaba una aparente enfermera vestida de forma casual ya que no se encontraba en atuendo laboral.

"Tome asiento de favor" solicitó a mi tambaleante persona que yacía aun dentro del asiento iluminado a vidrio polarizado "un pie a la vez si está aun en su capacidad de moverse"

No tengo intenciones algunas para continuar ese paso, tengo ya el presentimiento con el aroma que desprende de aquellos desinfectantes clínicos esa abrumada incompleta realidad

"Lléveselo ya y no le ruegue que no es algo que es a capacidad propia decidir afrontar lo veraz y certero" respondió el abogado quien se veía con poca disposición de continuar con tanto rodeo irrelevante

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