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Capítulo 5 - Parto

Cuadrar en una escena donde claramente no hay quien te vaya a querer buscar por el valor que pudiste tener, es parte de la rutina del día a día de uno aunque duela, sin darle relevancia a las risas y sonrisas que crees que te vinculan con alguna persona. He llegado al límite de mi ser incapacitado física y emocionalmente ante la explosión emocional, imagina querido lector una clase de cocina en la cual se te ha encomendado seguir una instrucción a regañadientes después de una crítica de la que depende tu estabilidad laboral, apagando tu pasión y limitarte a un papel donde tienes el guion para actuar en la preparación de alimentos de la cual, a su vez, es solo mezclar los puntos más negativos en el sabor de tu esencia: amargura del alcohol, acidez del vinagre, empalagando el paladar con la glucosa no diluida y todo en esos excedidos límites de los que uno no tiene el menor espacio para siquiera respirar en un aroma putrefacto ante la decadente existencia solitaria.

"Deseo donar este conjunto de células si es que esto puede ayudar a mi hija a salir con un alta asegurada" añadió mi progenitor señalándome entre la niebla de mi jaqueca

"Agradecemos la contribución aunque he de preguntar ¿porque ceder un espécimen en este momento?" Comentó el doctor preparando una especie de receta médica que parecía ser un acta de registro estatal para la toma de posesión de materia prima

"No podemos continuar teniendo algo que nos priva de poder vivir la vida que hemos querido tener" contesto mi madre mientras leía de lejos las anotaciones del doctor

"¿No han pensado en la explotación laboral?" Preguntó una enfermera quien denotaba irritación ante una conversación tan cruda "los humanos no son algo que pueda contribuir eternamente a la ciencia y un capital invertido a forma empresarial puede al menos exprimir hasta las incapacidades"

Era cierto, ya había corrido por un tiempo que mi familia había optado por dejarme a cargo de la paquetería en supermercados como lo más cercano a poder liberarse de verme y que intentara existir por mi solo con un porcentaje mínimo de ganancia ya que el dinero era un tema frágil dentro de cada uno de mis aros olímpicos sociales, todos interconectados al interés de no soltar y aferrarse a mi, o al menos al yo que produce más que el que resuelve como se dice ahora.

"Lo intentamos pero el es un fracaso como mano de obra" dijo mi padre orgulloso de su intención supresora de talento "la juventud de hoy no cuenta con un interés real por salir adelante y no puede cubrir la expectativa mínima requerida para poder escalar alto como para poder conseguir un hogar"

Es algo parte de la naturaleza de su servidor, capaz o no, hasta día de hoy sintiendo el caucho de las llantas de esa silla donde sigo como el mayor elemento interesado por mi; es un hecho que no tengo voz como si fuera un animal, o peor solo una planta en adopción en un mercado local donde las raíces yacen todas atadas por mi postura visiblemente desacomodada e incómoda.

"Firmen aquí por favor, enfermera Chávez, llévelo a una valoración para ver qué nos puede servir dicha especie sapiens, si es necesaria reubicarla al zoológico para exhibición que firmen las formas Z-01 y C-32" encomendó el doctor para que me llevaran a el consultorio de especialidades

"Ven conmigo mocoso" dijo la enfermera tomando control de la silla, ante mi inútil esfuerzo de frenar ese momento

Será imposible congelar el tiempo ahora, las cosas están tomando su camino y yo incapaz de hacer algo cada día desconozco más mi propia anatomía, mi cuerpo, mi esencia y espíritu. Esperaré de quedar enjaulado para exhibición no recibir pasas o maníes ya que soy un chiste ahora no querré saber a lo que pudiera llegar a convertirme.

Llegando al consultorio la enfermera solicita a los guardias cercanos el "colocarme" en la camilla mientras con fuerza limitaban aun más mi poca movilidad.