⫷10⫸ Bésame.

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¡Joder! que mala suerte la mía ¿por qué no he cerrado la estúpida puerta? Es algo básico al momento de estar buscando algo dentro de una habitación la cual no es tuya, porque el sonido de esta al abrirse me hubiera dado, aunque sea segundos para p...

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¡Joder! que mala suerte la mía ¿por qué no he cerrado la estúpida puerta? Es algo básico al momento de estar buscando algo dentro de una habitación la cual no es tuya, porque el sonido de esta al abrirse me hubiera dado, aunque sea segundos para procesar la situación y buscar una excusa convincente ¿Cómo se me pudo olvidar?

Estabas buscando un baño ¿recuerdas? Cierto.

Dejo el cuaderno con cuidado sobre el escritorio y lo cierro para luego voltearme despacio y agradezco que de todos los Hardwick, este sea que esté frente a mí.

—¿Qué haces aquí? —repitió Eider.

Sus cejas estaban levemente arrugadas.

—Estaba buscando un baño y me perdí.

—En el primer piso, hay tres baños ¿Crees que te creeré? ¿Qué haces aquí Reiza?

Dio varios pasos acercándose a mi.

—Es la verdad Eider, si no me quieres creer es tu problema.

Finjo estar ofendida y me hago camino hacia la puerta para así poder salir de aquí. Pero una mano en mi antebrazo me detiene y en un movimiento rápido mi espalda queda apoyada contra la madera de la puerta, la cual se cierra ante esta acción. Eider queda solo a centímetros de mí.

—¿Y el baño estaba en ese cuaderno?

—Bueno confieso que me distraje ¿Es un crimen? —Me defendí.

Su mano había dejado de sujetar mi antebrazo. Ahora apoyaba sus dos manos en la puerta a cada lado de mi cabeza. Lo cual, para mi sorpresa, no me generaba ninguna incomodidad.

—No, no lo es. Pero entrar a la habitación de alguien sin su permiso, tal vez sí.

—¿Esta es tu habitación? —pregunté con curiosidad. Él negó rápidamente con su cabeza

— Es de Ezra.

Así que Ezra no sólo lee, sino también escribe, interesante. Y lo hace muy bien. Nadie te ha preguntado.

—Mejor salgamos de aquí.

—No, espera —Yo evito que deje de apoyarse sobre la puerta —¿Por qué me evitas en la escuela?

—No te evito.

—Es porque tu padre te lo ha prohibido ¿Por qué lo ha hecho? Me debes esa respuesta.

—No, es porque me has dicho que no somos amigos, solo compañeros de clase.

Intenté leer en sus ojos si lo que decía era verdad, pero por primera vez estos no me gritaron lo que sentía en ese momento. Lo cual se me hizo aún más intrigante, por eso no pude despegar mi mirada de aquellos ojos, los cuales me veían con determinación.

Aunque el movimiento que hizo su lengua al mojar sus labios me desconcentró del trance que me habían hecho entrar ese color miel brillante, que caracteriza su mirada. Noté que él tenía sus ojos sobre mi boca. Lo cual produjo que mis mejillas se comenzaran a calentarse, sabía que estaban ligeramente rojas, por razones indiscernibles.

Fuiste tú [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora