Capítulo 2: Un besito de buenas noches...

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Después de todo no era un niño como pensó JiMin en un principio, era un bello e infantil jovencito de quince años recién cumplidos.

El pequeño JungKook bostezó mientras se acomodaba en el hombro de JiMin, estaban viendo un poco de televisión y este ya estaba cayendo de sueño. JiMin no se sentía tan cómodo cuando JungKook se aferró a su brazo y restregaba su rostro en él.

―Hyung~ Tengo sueño... ―dijo el menor en tono cansado, formando puchero y observando desde lo bajo a JiMin. Sus ojitos parecían dos luceros, muy puros e inocentes.

JiMin tragó grueso, pues esa mirada de cachorro le estaba poniendo algo nervioso.

―¿Hyung? Kookie quiere mimir...

―E-está bien.

JiMin siguió a Koo hasta llegar a la habitación del primero, ahí ayudó al menor a arroparse y se lo leyó un libro antes de dormir. Demasiado infantil, pero eso era la costumbre de JungKook, un niño mimado a lo largo de su vida, quien solo sabía hacer poco por sí mismo y lo poco que sabía igual tenían que hacérselo. Era muy dependiente.

―Hyung~

―Dime, Kookie.

―Necesito un besito de buenas noches... ―rogó JungKook―. Como mami suele darme.

―¿Cómo un besito de mami? ―JiMin preguntó confundido.

―Así... ―JungKook se acercó a JiMin quien estaba sentado en su cama y le besó la mejilla muy suavemente, casi por más de diez segundos.

El pelinaranja se sonrojó por el acto. Mientras que Kookie se volvió a acostar sonriente, esperando el ansiado beso. Entonces, algo dubitativo, él mayor se inclinó hasta su Dongsaeng y dejó un suave, pero rápido besito en los cachetes del menor, fue quizá incluso un roce ya que no quería tener algún contacto físico con JungKook.

―¿Ahora, sí?

―Mmm... Hyung, tus besos me gustan. ¿M-me puedes dar otro, por favor? ―JiMin abrió grande los ojos, pues estaba confundiendo las intenciones de Kook.

No se negó, y el siguiente beso duró algo más que el anterior. JiMin empezó a sentir cositas dentro suyo, como cosquillas. Pero había una sensación más fuerte escondida en sus pantalones que solo simple cosquilleos.

Al alejarse apenas unos centímetros, vio como el castañito se teñía de rojo fuertemente. Mantenía los ojos cerrados y la boca semi-abierta. JiMin frunció el ceño. Si solo había sido un beso en la mejilla. ¿Por qué parecía que estuviese sufriendo de asfixia?

―Buenas noches, JungKook ―mencionó JiMin antes de partir.

―A-ah, buenas noches, Hyung...

Luego de que saliera de la habitación, JiMin vio el bulto en su entrepierna y se asustó de él mismo. Era el primer día y ese niño ya le había provocado una erección.

Ya entendía por qué los padres de JungKook cuidaban tanto de su pequeño, pues este debía ser un imán de violadores, pedófilos y todo tipo de enfermos. Era tan tierno e inocente que ya podría comérselo como el lobo feroz quería comerse a la caperucita roja.

«Sangre fresca», pensó JiMin en forma de burla, y rio suavemente.

Luego de eso se auto-incriminó pues él tenía diecinueve años, y no se imaginaba como se pondrían los padres de Kookie si sabían que un viejo como él, quería algo que no sabía con exactitud, con su "niño especial"

No, no, no... JungKookie era solo un reflejo, un obstáculo, un delicioso y tentativo obstáculo.

JiMin se mordió el labio mientras se corría en su mano. Se limpió y salió del baño cansado tanto física como mentalmente. Manuela había hecho mucho por él esa noche.

¿Qué si se sintió culpable por tener una erección pensando en el niño? Sí, absolutamente, sí. Pero a pesar de ello, él no tenía el control de su cuerpo, no tenía la forma de controlar las reacciones de sus alborotadas hormonas, mas sin embargo, sí podía alejar sus pensamientos morbosos y tratar de controlar sus acciones. Incluso, de alejar a JungKook de sí mismo.

Luego de algunos minutos tocaron la puerta y sabía que eran los padres del castañito.

Genial, su martirio había acabado... Por hoy.

 Por hoy

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Los trastornos de la inocencia↬[ᴊɪᴋᴏᴏᴋ]Where stories live. Discover now