Capítulo 5: Descontrol

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Pasaron tres días en donde JiMin intentó guardar distancias, lo intentó, de verdad que lo intentó. Era JungKook quien lo arruinaba todo; por ejemplo: En algunas ocasiones su menor corría de improvisto hacia él y se colgaba de su cuello, al mismo tiempo le robaba un beso de la mejilla. Sorprendiendo así al mayor, por la actitud tan inesperadamente cariñosa de su pequeño Dongsaeng. O la otra ocasión en que venía y le rogaba al oído: "Kookie tiene sed, Kookie quiere mimir, Kookie tiene frío, Kookie tiene hambre, Kookie quiere su lechita de plátano favorito, etcétera, etcétera y etcétera".

Era JungKook el que empezaba con las confianzas, y él, quien solo trataba de alejarse, manteniéndose firme ante sus pensamientos de no caer en malos hábitos.

Sin embargo, la tentación era muy grande, el pelinaranja siempre se preguntaba: ¿Hasta cuándo resistiría ese glamour que emanaba el pequeño JungKook?

Y su respuesta, no tardaría en llegar.

[. . .]

La noche cayó de sopetón, mostrando un oscuro cielo sin estrellas, la luna era llena, pero era cubierto por un extenso manto de nubes esporádicas de colores grises. Las temperaturas eran bajas por lo que el frío no se hizo de esperar. La gente que salía de sus trabajos pasaba por las aceras o los peatones de tránsito, caminando rápido para no congelarse. Entre esas personas muchos universitarios salían hacia las paradas para retirarse a sus casas, o para encontrarse con amistades, y en cambio otros...

Se quedaban horas extras cuidando de niños mimados.

El joven de diecinueve años estaba agotado, frustrado y con un enorme sueño que lo torturaba, él necesitaba descansar, porque pasar todo el día cuidando de un jovencito que no podía hacerse las cosas por sí mismo, combinado con su carácter dependiente y emocional, era ciertamente, frustrante, es decir, JiMin no tenía paciencia, pero todo lo hacía por el dinero.

Desde que salió del colegio a sus 18 años, se la pasó trabajando y ahorrando un monto de dinero exacto, todo ello para invertirlo en un instituto que lo ayude a ingresar a la universidad. Porque sí, JiMin había reprobado los exámenes de admisión, el hecho de haberse preparado correctamente y no haber aprobado ―pese haberse esforzado todos los días por la tarde y noche―, y que no rindieran los frutos de su esfuerzo, lo dejaron con depresión, ansiedad y frustración. Acabando así con su estabilidad metal y emocional. Se sentía un fracasado de la sociedad.

A pesar de que él estudió, los exámenes eran muy difíciles, sobre todo las materias de física, química y matemáticas avanzada. Sumándole el hecho de que varios estudiantes de todo el país postulaban para ingresar a una de la prestigiosas universidades: Seoul National University / 서울대학교.

¿Y por qué no ingresó si él, sí estudió? Fácil. JiMin había separado su tiempo en dos partes:

La primera: Todas las mañanas ayudaba a su madre en su pequeña cafetería de repostería, JiMin ayudaba de mesero, cobrador y lava platos; su mamá en cambio, horneaba las galletas y los pastelillos, en ocasiones se turnaba con su hijo de cobrador y mesera. Hacía falta mano de obra. JiMin, como único hijo, tenía que ayudarla sin reproches, ya que contratar a un ayudante era mucho, prácticamente se invertiría la mitad de toda la capital de su madre, cada mes.

La segunda: JiMin necesitaba más tiempo, más preparación de agentes externos para ingresar a la U. Prácticamente todo el día. Cosa que no tenía.

Por eso, después de reprobar en sus parciales, JiMin fue a trabajar todas las tardes de niñero en varias ocasiones, llegando así, hasta los señores Jeon, quienes le ofrecieron un buen pago, a cambio de cuidar a su adorable e inocente hijo: "Jeon JungKook".

Los trastornos de la inocencia↬[ᴊɪᴋᴏᴏᴋ]Where stories live. Discover now