Capítulo 22.

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Capítulo 22

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Capítulo 22.

(Samanta).

Luego de haber tomado varias clases consecutivas, aproveché el tiempo libre y me ubiqué bajo un árbol del campus para estudiar y adelantar algunas tareas que tenía pendientes. Sabía que si las realizaba en el momento, al llegar a la mansión, me concentraría en hacer el trabajo de la limpieza sin tener que preocuparme de los asuntos de la universidad.

Estaba teniendo éxito en la materia de matemáticas básicas gracias a Sam, así que no pude evitar sentirme satisfecha por eso y por el hecho de que podía estudiar paras las demás clases sin tener que preocuparme tanto por los números. En realidad, podía vivir con el hecho de que el Dragón fuese mejor que yo en algo.

—Así que aquí estás —Verónica se presentó delante de mí al mover su cabello sedoso, llamando la atención de los estudiantes que caminaban cerca de la zona.

—¿Tú? —fruncí el ceño al ver que estaba acompañada de Rossy, su mejor amiga. Me extrañaba verlas en la zona donde se encontraba el edificio del Departamento de Bellas Artes.

—Sí, yo —se detuvo en mis narices, así que tuve que elevar la vista para verla desde mi posición, ya que continuaba sentada.

—¿Qué haces aquí? ¿No se supone que gente como tú no quiera estar en esta zona de la universidad? —bufé.

Verónica resopló y puso los ojos en blanco al cruzarse de brazos al igual que Rossy. Ambas me observaban con fastidio y desaprobación.

—¿Cómo puedes creer que quiero estar en esta zona donde estudian los becados muertos de hambre como tú? —negó con la cabeza. Se veía realmente disgustada—. Si vine hasta aquí, es porque estaba buscándote.

Fruncí el ceño, porque no entendía cuales eran sus intenciones hacia mi persona. Claro, además de los insultos y burlas que siempre salían de su boca hacia mí. Sin embargo, me mantuve en silencio, esperando a que continuara hablando, ya que sentía pereza de tener que seguir respondiéndole.

—Es sobre Sam, el Dragón —espetó.

Instantáneamente, captó toda mi atención.

—Ah, es sobre ese... —intenté disimular el hecho de que se refería a mi novio.

—Sí, sobre "ese", como dices —suspiró con frustración—. ¿Es cierto que son amigos? Escuché rumores aquí en la universidad, sobre que los han visto almorzando juntos.

—Bueno, yo...

—¿Eso es cierto? —insistió al interrumpirme—. ¿En serio son amigos?

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