16. La gran broma

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Decir que esos tres (porque Remus eras el único con cerebro) era unos tontos era poco, de verdad le sorprendía cómo lograron seguir con vida durante la escuela ,ese trío eran una clara muestra de la estupidez humana. Tomar todas sus clases de nuevo era una experiencia agotadora pero al mismos tiempo sencilla, según las reglas establecidas por Astra  (ya que llamarla  Astraell fantasma solo la confundía más y sabía que en cualquier momento se le escaparía entre la Astraerll de 15 años) tenía que seguir la línea del tiempo donde ella era de las mejores  alumnas de su generación como la gran Black que era.









Había días en los que era muy difícil mirar a todos, los fantasmas de su futuro y el pasado de ella. Que eran las sombras que los acompañaban a cada segundo del dia, algunos solo con arrugas y pálidos como cal, otro manchados de tierra y sangre, algunos otros destrozados cada uno representando su último día en la tierra o como estaban físicamente en su futuro. Como el día que vio a la mesa de los profesores, la sombra tras el director Dumbledore cambiada en un parpadeo de repente era un hombre con los ojos vacíos y los huesos destrozados por la caída de la torre de astronomía y la cabeza con sangre, al segundo siguiente tenía una suave y misteriosa sonrisa; túnicas blancas y la nariz derecha.
El director no era el único, Sirius tenía un fantasma que era cubierto por una sábana invisible que de alguna forma sobre el aire podía ver su suave movimiento, James adulto le devolvía la mirada vacía y pálido con pequeños cortes en la cara seguramente producto de la explocion que hubo poco después de su muerte en su casa, ni hablar de Regulus y su cadáver a medio comer y putrefacto por el agua. Las imágenes eran aterradoras ver a Teddy o sus hermanas la hacían querer llorar en medio del pasillo en un rincón. Había días en que sentía que enloquecería si no fuera por Astra que le regalaba palabras de consuelo y le recordaba que podía evitar muchas de esas imágenes con su esfuerzo ,si no habría tirado la toalla hace mucho tiempo.





Ese día estaba todo tranquilo, los estudiantes caminaban por los pasillos, algunos iban con más libros de los que podían cargar, las risas y conversaciones llenaban el castillo con calidez a pesar de ser ya un frió día de octubre. Todo mundo estaba sumamente emocionado por la cena de Halloween, siempre se prometía grandes manjares y sorpresas; los fantasmas se arremolinaban en los pasillos más llenos asustado a los de primer año apareciendo de repente y disculpándose poco después al ver a los pequeños  (sobre todos los hijos de muggles) aterrados a punto del desmayo. El aroma a calabaza inundaba el gran  comedor y el vestíbulo, se podían ver a los profesores colgando linternas de calabaza, arañas que al pasar caían en la cabeza y bailaban, grandes telarañas eran puertas sobre las ventanas y el techo tenía truenos y nubes oscuras. -Promete una gran cena. -Hablo Astraell detrás de ella, en los brazos llevaba un pequeño montón de papel de colores, calaveritas de chocolate, azúcar. Su caracteristico aroma a copal e insienso estaba mas fuerte de lo normal, su mochila estaba extrañamante abultada y podia jurar que las costuras cosidas hace solo unos dias a mano de color rojo sangre se estaban ropiemdo en la correa de esta-Si, como siempre nos sorbrenderan.- La morena solo asintió a lo dicho por su amiga para despedirse y poder seguir su camino, tras ella un camino de pétalos naranja brillantes marcaba por donde pasaba dejando a todos extrañado.

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-¿Se puede saber porque siempre dejas estos pétalos por toda mi casa?.
-Cempasúchil
-¿Que?- Pregunto la castaña mientras movía la varita una vez más en el dia desapareciendo los molestos pétalos -Es el nombre de la flor, es tradicional de mi país, es para guiar a los muertos a casa, representa los rayos del sol y el amor infinito a los que ya nos fuimos.
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El recuerdo la golpeo tan fuerte que su cuerpo dio un par de pasos para atrás, el miedo se movió en sus huesos como frías serpientes deslizándose lentamente-Tranquila ,respira poco a poco.- trató de calmar el fantasma en su cabeza pero el sonido de su voz rasposa por los gritos de dolor que dio antes de morir la alteraba  más, queriendo huir de los recuerdos de esa noticia en el profeta y todos los que le siguieron después.

Solo queda AndrómedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora