17.Tan solo un momento

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James iba a una distancia considerable del Slyterin por si este decidía sacar la varita y atacar al primero que encontrara. Parecía sacar humo de las orejas, los pasos de sus pequeños pies eran apresurados y resonaban en eco en los pasillos del castillo, el joven león solo se podía aguantar la risa al ver como refunfuñaba como un pequeño gatito. Cuando por fin llegaron a la enfermería Regulus abrió las puertas de un empujando sin ningún cuidado y entrando molesto a la enfermería -Ya te puedes ir Potter- Habló seco, se sentó en una de las camas con los brazos cruzados sobre el pecho y un infantil puchero,su labio daba ligeros temblores y así es como James dejo de verlo con burla y lo abrazó en silencio apretando lo contará él.

El niño se removía tratando de quitarse al más grande de encima -Dije que te fueras, solo ignorame como lo has estado has estado haciendo estos últimos días- Solo unos minutos después de su reclamo y forcejeos dejó que su cuerpo temblara y empezó a llorar aferrándose a la túnica del más alto-Tenía miedo, pensé que me caería y luego….tu tu no me deje por favor- Admitió entre sollozos y súplicas, las manos callosas por el quidditch siguieron acariciando la melena negra y sedosa mientras susurraba disculpas-Ya ya lo siento estrellita, todo esta bien tu estas bien ya no llores, no te voy a dejar lo prometo- Se quedó abrazando al más joven está que este se quedo dormido, con mucho cuidado y cariño le quitó la túnica,  zapatos y el cinturón para un mejor descanso y mallor comodidad.

En cuanto lo tenía bien arropado y acurrucado, se le quedó viendo. Sus largas pestañas, su pequeña nariz y sus regordetas mejillas sonrojadas. Todo en el pequeño era simplemente perfecto. El recuerdo del  día después del partido contra Hufflepuff pasó por su cabeza en aquel salón secreto que habían convertido en su lugar especial.
Ya llevaban un tiempo encontrándose en aquel salón secreto y olvidado. Al principio solo fue por mera coincidencia y por molestarse mutuamente, el primero que lo había encontrado fue el pequeño Black, se escapaba de todos y tenía un lugar para relajarse después James cuando hacía sus recorridos para el mapa que él y sus amigos trabajaban todas las tardes. Después de la discusión sobre el espacio y el derecho de la existencia del mismo el Gryffindor comenzó a ir solo para hacer enojar al pequeño Black que ya había decido que el lugar era suyo, con un viejo escritorio una silla y muchas velas flotantes lo había convertido en su lugar especial.

Poco después James llevó un montón de viejos calcetines y pedazos de tela y los transformó en cojines ,almohadas y mantas. La convivencia dentro de aquel salón era una guerra fría dónde los dos se movían cuidadosamente y había sido así por dos meses hasta que James notó la dificultad de la pequeña serpiente con DCA y decidió ayudarlo.
Aunque el otro se resistió y negó al principio cualquier clase de ayuda de "un traidor a la sangre", poco después descubrió que Potter era un excelente maestro y una extraña amistad se formó entre esos dos dentro de esas cuatro paredes.










Ese día en particular, había ganado el partido de Quidditch ,Zayn los habaia precinado en los entrenamientos para que haci fuera y ahora la gran fiesta era su recompensa por todo lo que Sirius "llamo tortura física". Aunque adoraba la atención y la fiesta en nombre de la victoria había prometido a su pequeño amigo ayudar con su tarea así que con toda la discreción y cautela que pudo salió de la sala común. Sus pasos fueron lo más rápidos y silenciosos que puso, se asomó al comedor para ver si el pequeño Slytherin seguia dentro y al verificar que no era así se fue a su lugar secreto.

Cuando llegó el lugar ya estaba iluminado por las velas flotantes y Regulus estaba acomodado entre las mantas con su libro y apuntes esperando por él-Estrellita, adivina qué te traje- Habló alegremente el mayor mientras le mostraba las cervezas de mantequilla que había traído con él -Ya te dije que no me digas así- Reprocha el otro pero con una enorme sonrisa recibiendo su botella. El león sonrió con ternura ante la actitud infantil que solo mostraba con él sintiéndose extrañamente orgulloso de que  él conocía esa faceta suya. Pasó un rato explicando teoría y corrigiendo su escrito cuando de repente se le quedó viendo mientras éste escribía lo que le había indicado.

Solo queda AndrómedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora