Capítulo 5 - Hora del baño

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Dos días después, Kagaya y su mascota se encontraban en el jardín de la sede, acompañados por la supervisión de los pilares

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Dos días después, Kagaya y su mascota se encontraban en el jardín de la sede, acompañados por la supervisión de los pilares.

El menor estaba sentado en su banca favorita, la cual estaba debajo de un gran árbol de cerezo. Mientras que Muzan estaba acostado en el césped, acostumbrándose a la tranquilidad del lugar. Lo único bueno de que le habían retirado sus poderes es que ya podía estar frente a la luz del sol sin quemarse, pero aún no se adaptaba muy bien a ella.

De repente, Kibutsuji siente una sombra que estaba tapando la calidez que le daba el sol. Abre un ojo y se percata de la chica que estaba frente a él. Su apariencia se le hace conocida, probablemente la haya visto en el campo de batalla peleando al lado de los hashiras.

-¿Oh, esta es la mascota del patrón? -. Habla la chica de cabello rosado, completamente fascinada con el demonio.

Mitsuri se agacha delante del rizado y lo mira más de cerca con curiosidad. El demonio fastidiado se voltea hacia el otro lado para que dejara de mirarle. La chica vuelve a ponerse delante de el de ojos rojos.

La hashira pasa su mano sobre la cabeza del mayor, revolviendo sus cabellos mientras sonreía, pensando en lo lindo que era el demonio. Muzan al sentir su mano sobre él sacude su cabeza y se aleja enojado.

-¡Aléjate, niña! -. Grita mostrando sus colmillos.

La de cabello rosado comienza a reírse de manera baja mientras se acerca nuevamente.

-Patrón, ¿puedo acariciar al gatito? -. Le pide estirando sus manos hacia la mascota, muriendo por abrazarlo.

El rizado voltea a ver a Kagaya, rogándole que no permitiera que esa mocosa lo tocara. El menor le sonríe con malicia.

-Claro, acarícialo todo lo que quieras -. Le concede sonriendo con su particular gentileza.

-¡Gracias, patrón! -. Exclama con gratitud, abalanzándose sobre el contrario.

Muzan no alcanza a reaccionar a tiempo. La chica lo abraza fuertemente y ruedan por el césped. El de cabello lacio casi no pudo contener su risa cuando vio el rostro aterrado del demonio.

Mitsuri se sienta sobre el suelo y con una fortaleza increíble para el de ojos rojos, acomoda a Kibutsuji sobre sus piernas. La chica acerca su mano nuevamente y acaricia sus cabellos.

El mayor intentaba escapar, pero la mujer lo abrazaba tan fuerte que le era imposible hacerlo.

-Patrón, ¿puedo jugar con él? -le pide sin dejar lo que hacía-. Le pondré un lindo vestido, le cepillaré el cabello y jugaremos a la hora del té.

El menor voltea a ver a su mascota, quien a penas podía respirar por el agarre de la pilar.

-¡Kagaya, no lo permitas! -. Grita como puede.

El de ojos púrpuras tenía un mejor plan para esta tarde.

-Lo siento, Mitsuri -se disculpa-. Pero no puedes hacerlo.

𝐋𝐚 𝐌𝐚𝐬𝐜𝐨𝐭𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐚𝐭𝐫𝐨́𝐧 | Muzan x KagayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora