Capítulo 9 - Debilidades

2.3K 136 29
                                    

Al siguiente día aún se encontraba amarrado al árbol

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Al siguiente día aún se encontraba amarrado al árbol.

Kagaya se había acercado nuevamente para darle de comer. De pie otra vez. El demonio sabiendo lo que le esperaba comienza a chupar rápidamente el dedo del menor cuando este lo mete en su boca. Debía apresurarse si quería comer lo suficiente.

El de cabello lacio sonríe ante sus movimientos, estaba chupando tan rápido que daba gracia los gestos que hacía.

—8... 9... 10 —termina de contar—.  ¡Listo! Tu hora de comer ha terminado.

Intenta retirar su dedo de la boca del demonio, pero este toma su muñeca con ambas manos, impidiendo que moviera su extremidad. Kibutsuji en verdad tenía hambre.

—¡Suelta, Muzan! —ordena forcejeando para soltarse—. ¡Eres un gatito malo!

Los pilares los veían desde lejos.

—¿El patrón sigue creyendo que podrá disciplinar a Kibutsuji? —. Uzui suelta una pregunta al aire mientras acomodaba su cabello en un peinado estiloso, característico en él.

—Parece que sí —. Responde Tokito un tanto distraído.

—¿Deberíamos ir a ayudarlo? —. Dice Kocho al lado de ellos.

—El patrón dijo que tiene todo bajo control —menciona Rengoku—. Hay que dejarlo en sus manos.

Los demás asintieron. No parecía que el líder estuviere en peligro como para intervenir.

—¡Si no me sueltas te irá peor! —. Exclama al de ojos rojos con una voz chillona que le salió natural, pues no estaba muy acostumbrado a gritar.

En vez de parecer que lo estaba regañando, parecía como si estuviere rogando. Alzar la voz no era lo suyo.

El demonio siguió alimentándose unos minutos más, hasta que aflojó la boca y el menor pudo sacar su dedo.

—¡Te quedarás castigado un día más! —le reprende apuntándole con el dedo índice—. ¡Y sin comer!

Muzan simplemente se queda quieto, de rodillas en el pasto, haciendo un rostro inocente mientras lo miraba a los ojos.

—¿No piensas decir nada, eh? —. Suspira cansado de su comportamiento.

El mayor se acerca hacia su cuerpo, y pasa su cabeza por una de las piernas de Kagaya, fingiendo actuar como un felino buscando el cariño de su cuidador.

El de cabello lacio le mira extrañado. Muzan odiaba ser un gato ¿no?

Intentó ignorarlo. Pero no pudo hacerlo cuando el rizado empezó a soltar unos pequeños ruidos y ronroneos mientras restregaba su cuerpo contra su pierna.

—No entiendo como puedes ser tan tierno de un momento a otro.

Y Muzan dio con su cometido. Los puntos débiles de Kagaya eran fáciles de identificar. Su gentileza no le permitía seguir el castigo del demonio, y menos cuando este se estaba comportando de manera tan inofensiva y tierna.

El de ojos púrpuras se agachó un poco y acarició los cabellos de su mascota. Muzan odiaba admitirlo, pero había extrañado un poco las caricias del menor. Sus manos delicadas tocaban el sitio detrás de sus orejas y ya lo tenía a su merced.

—Tengo que irme, ya está anocheciendo.

Le informa el de cabello lacio. Su hora de sueño ya estaba cerca y debía de regresar a casa.

Kibutsuji miró el edificio al lado de ellos, pidiendo con los ojos que lo dejara regresar. Que todo fuera como lo era antes. Él durmiendo en el suelo de su habitación, teniendo una buena cantidad de comida, y tener el privilegio de ser tocado por esas lindas manos mientras era alimentado con ternura.

—Está bien, te retiraré el castigo —dice rendido—. ¿Fui demasiado cruel?

Le cuestiona acariciando el rostro del mayor. El de ojos rojos asiente haciendo un diminuto puchero.

—Lo siento —se disculpa un tanto arrepentido—. Al menos ya aprendiste la lección.

Kagaya se enojaría mucho si le dijera que en realidad no aprendió nada y estaría dispuesto en hacer más travesuras, así que se quedó en silencio mientras que el contrario le quitaba las cadenas, dejándolo liberado.

Ambos fueron de regreso a casa. Algo que decepcionó un poco a los hashiras, pues pensaban que Muzan merecía estar más tiempo castigado, pero no podrían cuestionar lo que el patrón hacía con su mascota. Él sabía lo que hacía.

 Él sabía lo que hacía

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝐋𝐚 𝐌𝐚𝐬𝐜𝐨𝐭𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐚𝐭𝐫𝐨́𝐧 | Muzan x KagayaWhere stories live. Discover now