Bad Boys, Soft Boys Y Otros Descorazonados ~ Temporada 3

El Mito De Ay/Iden

—Se siente como una eternidad desde que he estado en una clase real. Mis calificaciones deben estar por el piso. ¿No era el propósito de este club nuestro ayudarnos a graduarnos sin las típicas distracciones de ser bad boys?. Nunca me voy a graduar, ¿verdad?

Estoy bastante seguro de que toda esta historia es una pesadilla Sísifiana impuesta por un dios insignificante al que de alguna manera perjudiqué al existir en su vecindad. Yo diría que fue Atena. Esa perra es vengativa. Convirtió a una niña en una araña porque sabía tejer mejor que ella y eso de alguna manera ofendió a la gran diosa de la sabiduría. Gran diosa de los berrinches, diría yo. Tal vez una de nuestras CCPs es el avatar de Atena en esta tierra, y al rechazarla, le di una razón para ser castigado. Tal vez soy la reencarnación de Paris, aquel príncipe Troyano que inicio toda la guerra de Troya al elegir a Afrodita como la más bella.

Para aquellos en nuestra audiencia que no conocen este mito tan popular, o que no han jugado el premiado Juego del año de 2018, Hades, el rey Sisifo engañó a la muerte, no una sino dos veces, convenciendo a Hades, Perséfone y Tánatos, los dioses de los muertos y la personificación de la muerte para devolverlo por un día al mundo de los vivos para atar cabos sueltos. Pero él, en lugar de volver a Hades, simplemente... se quedó más tiempo que lo que su Visa le permitía. Acortando la historia, lo atraparon y los dioses lo maldijeron por la eternidad para hacer rodar repetidamente una roca hacia la cima de una colina solo para que rodara hacia abajo una vez que llegaba al tope.

Engañar a la muerte es una tarea imposible, por lo que, como castigo, se le encargó hacer lo imposible: hacer rodar la roca cuesta arriba, pero nunca la alcanzará. Siempre se caerá. Tanatos siempre te encontrará.

Sí, esto tiene que ser una especie de pesadilla. Imagínalo, yo, destinado a hacer rodar la roca metafórica de mi hermosura por la montaña de mierda aún más metafórica que es mi vida. Solo que la roca no rueda hacia abajo al final de la escalada. Eso me daría al menos un momento de esperanza mientras veo la extensión infinita del Tártaro cuando llego a la cima. Esto es solo una lucha eterna.

Sí, esta escuela es un castigo. Toda esta historia es un castigo. ¿Y mi crimen? ¿Quizás luchar contra mis instintos de bad boy? Quizás estos ojos mágicos míos, los abdominales de tabla de lavar y el metabolismo de paloma son un regalo de los dioses, y estoy escupiendo en sus ojos al rechazarlos. Pero esto es lo que soy. Rechazar su regalo sería rechazarme a mí mismo. Es infructuoso. Entonces, me han dado un castigo apropiado al tener que estar en esta historia, viviendo y reciclando clichés una y otra y otra vez a medida que me lanzan trama tras trama.

Pero, ¿cómo escapar de este castigo impío? Si me entrego a mis instintos básicos, nunca seré genuino y feliz. Si lucho contra ellos, perpetuaré este castigo enfermizo. De cualquier manera, es una situación de perder-perder. No es de extrañar que el filósofo argelino Albert Camus, en su ensayo "El mito de Sísifo," ​​abordo este mismo tema.

«Solo hay un problema filosófico realmente serio,» dijo Camus, «y ese es el suicidio. Decidir si vale la pena o no vivir la vida es responder a la pregunta más fundamental de la filosofía. Todas las demás preguntas se derivan de eso.» Para Camus, el suicidio no era la pregunta, sino la respuesta. ¿Pero la respuesta a qué pregunta? ¿Una respuesta al absurdo de la vida? ¿Un escape del castigo Sísifiano que es ser un humano con conciencia y abdominales ricolinos y dientes perfectos?

Eso, no lo sé, y no voy a averiguarlo. Quizás ya lo hice, en otra vida, en otro tiempo, y este es mi castigo por ello. Mi arrogancia está siendo castigada. La muerte no es una respuesta para mí, como no lo es para Sísifo. Ya estamos muertos, después de todo.

Entonces, la única respuesta que tengo es sufrir. Porque, pase lo que pase, esa es la conclusión final. La risa cruel de los dioses. Esto es lo que soy. El remate de un chiste cruel y piadoso, hecho para divertir a seres superiores.