Cartas. (Parte 2)

919 109 2
                                    

(Mirabel)

¿Cuando comenzó a importarme tanto? Sólo Dios lo sabe.

"Querida Mirabel,

No creo que estés muy interesada en mi historia, y es por eso que en esta carta no hablaré de mí. En realidad, a lo que este mensaje va se refiere a ti.

La noche en que Antonio recibió su don, yo intentaba escapar, sigilosa y en la oscuridad, de los celos que sentía y de mi amor por tu hermana. Aunque no te vi, oí desde lejos que habías visto grietas por la casa, como si fuese a derrumbarse. He de admitir que, en un principio, sí pensaba que estabas loca; sin embargo, pronto descubrí que no, al ver a la vela casi apagarse, al igual que tú.

¿A qué voy diciéndote todo esto? Voy a que todos te tomarán de loca, Mirabel, pero yo no. Yo te creo, y también creo que eres la única que puede salvar a la familia de lo que sea que esté pasando; si nadie más que tú pudo verlo, es por algo.

Confía en ti, Mirabel. Yo creo en ti, y sé que, si algo sucede, lo podrás solucionar.

Eres exactamente lo que tu familia necesita... Sólo tienes que verlo.

-___

Inhalo y exhalo, y volteo a ver los trozos de cristal verde en mi bolso.

Alguien confía en mí, y no voy a decepcionarla.

(Isabela)

Me siento en mi cama y dejo que mis lianas me eleven.

Necesito leer esta carta donde nadie pueda verme llorar.

Nadie.

"Mi amada Isabela,

De camino al hotel donde me encuentro de regreso del hospital, aún en shock y aguantando las lágrimas, me detuve en una florería para comprar un pequeño cactus con flores, el cual tengo a mi lado en este momento mientras te escribo esta carta, y que me permite tan sólo pensar en ti. Estoy convencida de que el crear y controlar las plantas no es tu único don; definitivamente has de tener el poder único de enamorar a quien desees, pues estoy rendida a tus pies, y lo que más deseo ahora mismo es estar contigo; tú eres la única persona en el mundo entero que, en este momento, podría curar todas mis heridas.

Te amo muchísimo más de lo qué tal vez debería, hasta el punto en que te has apoderado de mis sentidos. No como, no duermo, no puedo concentrarme, pues tú ocupas todos mis pensamientos; con esa sonrisa, con esos ojos, con esos labios y esa voz diciéndome que me quiere. Al estar tan lejos de ti, puedo pensar en muy poco más que en regresar a tu lado, y te prometo que lo haré en el segundo uno en que considere que he cumplido los deseos de mis padres, en paz descansen.

Encanto y mi ciudad no tienen muchos turistas, muchos habitantes en común, así que casi no hay trenes de ida y vuelta. Nos encontramos en el mes de abril, y el tren más próximo partirá el 20 de mayo. Considero que es tiempo más que suficiente para terminar mi cometido. Ese mismo día regresaré tu habitación, mi amor, y seré toda tuya, tal y como ya lo soy.

Sé que sería egoísta de mi parte pedirte que no te preocupes por mí, así que no te lo pediré; lo único que te pediré es que no te desesperes, pues eventualmente me tendrás en tus brazos otra vez, y aún más importante, que no me olvides. Recuérdame, porque aunque no sé mucho más que botánica y lenguaje, sé de sobra que, aunque medio pueblo Encanto esté enamorado de ti, nadie ahí llegará a amarte de la manera en que yo lo hago; tan profunda, tan dolorosa, tan intensa.

Te amo con cada pedazo que queda de mi destrozado corazón.

-___"

¿Olvidarla?

Ja. Ojalá, ojalá hubiese antes sido capaz de alguna vez olvidarla.

Pero no. La llevó tatuada en mi piel, en mi mente, en mi corazón.

"Yo también te amo.", pienso, mojando el papel con mis lágrimas, "Y sé que jamás me olvidaré de ti."

Con flores... (Isabela y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora