Capítulo 26. Come to my party

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Con el cuaderno, estuche y algunos post it, Helen se dirigía animada a su primer día de clase. Su suegra le comentó sobre un taller de escritura que hacía una buena amiga suya cuando hablaron de que a ella algún día le gustaría publicar su propio libro de poesía. Le enseñó algunos de los escritos que tenía apuntados en el bloc de notas de su móvil y a la mujer le encantaron. A pesar de haberla tenido una mañana entera cocinando dulces, a Helen le cayó muy bien Mamen. Le apoyó mucho con la idea del libro, eso la emocionó. Llegó la primera. Esperó en la calle moviéndose de un lado a otro por los nervios. Una chica bastante guapa que parecía de su edad, de ojos y pelo negro, se detuvo a su lado. Helen entabló enseguida una conversación con ella hasta que por fin entraron. Se sentaron juntas para seguir hablando mientras la clase se iba llenando de gente. Había personas jóvenes, otras más mayores, de diferentes sexos y apariencias... Era algo que agradecía porque siempre pensaba en que se podían aprender cosas gracias a la variedad.

— ¿Cómo te llamas?— preguntó en voz baja.

—Ana, ¿y tú?— sonrió. Su cara se iluminó y se la veía todavía más guapa.

—Helen, encantada. Debí presentarme en la entrada, antes de empezar a hablarte así sin más.

La morena rio.

—No te preocupes. Es mejor hablar con alguien desde el primer momento para conocer a los compañeros— sus ojos negros como el carbón brillaron y Helen se dio cuenta de que podría ser el principio de una gran amistad.

La clase comenzó. Ambas tomaban apuntes de todo, no querían perderse ningún detalle. Helen seguía algo nerviosa por la ilusión de las clases, aquel sería el comienzo para mejorar su forma de escribir y quizás el despegue de un sueño.


La vuelta al trabajo volvía a ser un caos igual que antes de las vacaciones. Por lo general, había muchos pedidos diarios pero desde que Sergio compartió en sus redes sociales fotos y vídeos de la librería, todo iba en aumento. Lo agradecía muchísimo porque era perfecto para su negocio, también para él al ver que su sueño se estaba cumpliendo por encima de sus expectativas. Natalia asistió ese día un par de horas antes de la apertura para colocar los nuevos libros que llegaron mientras Javi no paraba de empaquetar cosas para enviarlas a sus destinatarios o apartarlas en el almacén hasta que fueran a recogerlas. Si el ritmo de trabajo se mantenía de esa manera, empezaría a replantearse la idea de abrir otra, incluso buscar un local más grande. Aunque debía ser sincero, solo con pensar que abandonaría la librería de su abuelo a su suerte para conseguir acaparar la cantidad de pedidos, le entraban escalofríos.

—Tengo algo que decirte— Natalia se había acercado al almacén, dejando un momento los libros acumulados en montañas antes de seguir colocándolos en sus lugares correspondientes. Ese día llevaba puesta una camiseta blanca con las mangas hasta los codos y unos pantalones negros ajustados con zapatos de tacón del mismo color. Le gustaba ese look porque se sentía más profesional, como si tuviese un empleo de alto nivel.

—Dime— por su lado, Javi seguía agobiado apuntando en los sobres de Correos la dirección de cada cliente. Intentaba hacerlo con rapidez, no obstante, era muy cuidadoso a la hora de saber qué producto querían y enviarlo al lugar correcto. No podía permitirse fallos.

—Verás... Como ya terminé mis estudios, voy a trabajar de azafata de vuelos internacionales el mes que viene. Te agradezco mucho esta oportunidad, me lo he pasado muy bien con las temáticas y eres un compañero excelente. Pero mi lugar está surcando los cielos— respiró hondo. Resultó difícil para ella tener que darle la noticia, estar allí había sido un auténtico regalo por las cosas que aprendió y le sabía mal dejar solo a Javi en medio de tanto lío.

Abrázame como si nadie nos vieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora