BETTY LA FEA ES UNA MUJER PARTE 11

897 76 248
                                    

"La melodía de la soledad  y un llamado inesperado"


Casas enfiladas, casas enfiladas,

Casas enfiladas.

Cuadrados, cuadrados, cuadrados.

Casas enfiladas.

Las gentes ya tienen el alma cuadrada,

Ideas en fila

Y ángulo en la espalda.

Yo misma he vertido ayer una lágrima,

Dios mío, cuadrada.


Alfonsina Storni (1918)




Transcurrían apenas las 5 a.m., cuando el departamento de aquel hombre solitario al que llamaban "el tigre de Bogotá, se llenaba con una inconfundible melodía a café. Era la tercera taza de tinto que Armando Mendoza consumía desde que sus ojos se abrieron de golpe, estrepitosos, como envueltos en una pesadilla de bemoles disonantes y confusos.

Era imposible recordar el sueño en concreto, pero despertó sudado y garabateando palabras al aire, sin sentido.

No le quedó otra opción más que levantarse y meterse a la ducha.

A penas eran las 4 de la madrugada, pero no podía dormir.

Una melodía inquietante lo mantenía despierto, pero no sabía definir con certeza aquella concatenación de sonidos tumultuosos, que agolpaban su mente y revoloteaban en su corazón.

Una vez que se sintió limpio y ordenado, se dirigió a la cocina y encendió la cafetera...

Mientras esperaba que aquella energizante bebida estuviera lista, buscó un dial en la radio para irrumpir un poco su soledad.

La soledad...

Aquella canción que definía perfectamente su vida. Una melodía plagada de notas sostenidas, tortuosas. Algunas de ellas, daban toques de melancolía mientras que otras, se presentaban con aspecto sombrío...

Sombras y melancolía...Una desafortunada combinación.

Miró a su alrededor y solo vio tedio... aburrimiento... y más soledad...

Esos eran sus acordes favoritos...


Cuando ya estaba por hacerse el café, buscó en su alacena una taza cualquiera. Optó por una que tenía la imagen del Big Ben, el reloj más grande del mundo, el ícono de Inglaterra. Su madre se la había regalado una de aquellas navidades donde la pasó solo en su casa (para variar), antes de ennoviarse con Marcela y mientras sus padres recorrían las calles de Londres.

De todas maneras, siempre fue así...

Siempre solo...

"Otro de esos regalos impersonales- pensó- como tantos a lo largo de mi vida..."

Y es que siempre sabía que lo que provenía de sus padres, estaba plagado de etiquetas, compromisos y más soledad...

Se sabía resignado...

"Entre líneas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora