-Solo quiero que me asegures que no corre peligro.
-Vidal, no tienes que repetírmelo-Dolmar le dio unas palmadas en el brazo al devorador, que se veía realmente serio de pie al lado de Ryu, con una mano puesta sobre su cuello-. ¡Te aseguro que va a estar bien, no está en un peligro mortal! Ahora por favor, necesito poner todo en orden y curarla pronto. Tal vez incluso pueda quitarle ese color azul. ¿Tienes la llave?
Este le tendió una gruesa y pesada llave de metal grabado al brujo y suspiró con resignación.
-Avísame en cuanto termines. Debo reunirme con alguien-se despidió, dando una palmada al cuello de la dragona-. Si necesitas algo llama a los criados, estaré en la taberna de Glenn.
-¿Te reunirás con ese hombre?-Dolmar guardó la llave en un bolsillo y se colocó un delantal de cuero mientras miraba a Vidal con ojo crítico-. No sé si hagas bien en confiar en él, después de todo vendió a sus semejantes. No dudará en traicionarte si tiene la ocasión, y ni siquiera sabes su nombre.
-El que vendió a Dreikhan fue Daimon-respondió Vidal-. Y el nombre viene sobrando si lo que tiene para ofrecer es bueno. En todo caso, si se atreviera a tratar de romper algún acuerdo le lanzaré a Balaur para que lo devore antes que pueda hacer nada.
Escuchando esto, Ryu agitó su cola con un brinco que trató de disimular con un bajo gemido.
Así que Vidal iba a encontrarse con Nénmal, y justo ahora que ella planeaba escapar. Se preguntó qué rayos estaría planeando aquel "rey" de pacotilla en Thast'tore, y las razones para hablar con Vidal se le antojaron bastante obvias. Aquello podía ser muy bueno o muy malo, dependiendo de lo que hiciera, pues se le presentaba la oportunidad de atrapar por fin al antiguo sabio o corría el riesgo de que le descubrieran y todo el plan de escape se fuera a la basura, aunado a que Nénmal la descubriera allí.
-Pecas de confianza, Vidal-Dolmar agitó la cabeza con resignación-. La suerte no dura por siempre, y no quisiera ver que tu trabajo se venga abajo, no con todo lo que has logrado.
-Yo fabrico mi propia suerte, Dolmar-sonrió Vidal con gesto sombrío-. Y esta vez no será distinto. Ahora me marcho, cuídala bien. No deseo que nada le ocurra, es...especial.
En cuanto del devorador salió por la puerta, el brujo suspiró con pesadez.
-No sé por qué pierdo mi tiempo hablando con él-musitó, colocando unos gruesos guantes de piel de dragón-. ¡En fin! Veamos qué sucede contigo.
Había llegado a la enfermería, un cuarto muy amplio donde bien habrían podido estar Chaos y White recostados cómodamente a todo lo largo, en cuyo suelo habían anclado profundamente gruesas cadenas dónde atar a los dragones que llegaran para ser atendidos, asegurados con grandes candados grabados. En los costados de la sala había muebles y estanterías, cofres, mesas y carritos de servicio, barriles y vitrinas, todo lleno de múltiples cosas dispuestas para la atención de las criaturas de Vidal, desde los más pequeños e "inofensivos" hasta los más grandes y peligrosos. Ryu apenas se molestó en echar un vistazo alrededor, tratando de no cruzar mirada con ninguno de los dos hombres y se quedó simplemente acostada allí, asegurada en un sitio con una cadena y con la cabeza recostada en el suelo.
Le dolía el cuerpo y sus heridas, pero en su mente apenas tenía vagos recuerdos de lo ocurrido con Gyunda y no había sido consciente de la manera en que sus escamas habían cambiado durante la pelea, aunque ya había recuperado su aspecto normal en su camino a la enfermería. Sin embargo en aquel momento solo tenía atención para lo que dijeran sus captores y terminar de armar su plan de escape con Normor vía mental.
Dolmar llenó de cosas uno de los carros de servicio y se acercó a Ryu. Confiaba en la cadena y en que estaba lo suficientemente herida para no necesitar que la ataran más, y por órdenes de Vidal trabajaría solo. El devorador no quería manos ajenas o inexpertas cerca de ella. Por su parte, la dragona procuraba parecer terriblemente debilitada y desvalida.
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"Alma de dragón" (Crónicas de fuego 1°)
FantasyEs tan rara la realidad...miras a tu alrededor y lo que te rodea es la tuya, porque en ella has vivido durante tanto tiempo que de eso estás convencido. Pero en ocasiones nuestra realidad es más que aquello en que vivimos, es incluso aquella en la q...