~Capítulo 12~

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-Es...es hermosa...-musitó Ryu al tiempo que ambos se acercaban a buen trote a la entrada acordada para acceder a la ciudad-. Nunca había visto un castillo ni ciudad igual.

-Y sobre todo, es tu hogar-le sonrió el muchacho-. Es el palacio "Loto blanco".

Ambos se cubrieron con las capuchas. Había varios mercaderes a la distancia y no era recomendable que los vieran sin ellas. Cuando los alcanzaron tuvieron que esperar un poco, haciendo una fila detrás de sus carretas y caballos. Todos estaban siendo sometidos a una revisión más minuciosa que en días normales.

-¿A qué se debe está severidad en las reglas?-preguntaba un hombre un tanto molesto mientras unos guardias revisaban su carga-. ¿Creen que escondo algún arma entre mis cosechas con la cual apuñalaré al señor Nénmal si lo veo? Ganas no me faltan, es verdad, pero...

-Cuidado con lo que hablas-le corrigió Eyra, que estaba en el pasaje. Dirigió una sonrisa de disculpa-. Son órdenes de arriba, y no podemos desobedecer. Aparte, Límao, no deberías decir cosas como esas en estos días.

-Lo sé, pero todos aquí sabemos que no digo más que la verdad. Hablo por mí, por el pueblo, e incluso por ti a pesar de que no lo aceptes, al decir que bien le vendría a ese inútil una hoja de hierro en plena garganta-dijo con sorna y una sonrisa burlona aquel hombre de espeso bigote y barriga poco prominente-. ¿Me dirás ahora que miento?

-Je, sabes que no puedo responder a esa pregunta-rió Eyra, mientras recibía los resultados de sus soldados y lo anotaba en una libreta de cuero-. Pero bueno...efectivamente estas limpio. Puedes entrar sin problemas, toma.

-Gracias, gracias-dijo Límao tomando el pedazo de papel que el guardia le daba en ese momento. Era el permiso solicitado para probar que efectivamente, tenían consentimiento de pasar a la ciudad y vender sus productos-. Cuídate bien, Eyra. Y sigue enseñando a tus soldados el camino de la rectitud.

E hizo avanzar sus caballos que atados a la carreta, lo llevaron al interior de la ciudad.

Conforme se acercaban a la entrada, Ryu parecía ponerse más nerviosa y GedWing lo notaba.

-¿Nerviosa?-le susurró.

-No te imaginas-musitó ella con un hilo de voz-. Hasta hace solo unos días era una chica normal, o eso creía-rectificó-. Después descubrí que no era así, sino que había vivido sin saber mi verdadera naturaleza y contaba con una semana para prepararme y aceptarlo antes de dar este paso, y de pronto es como si el tiempo se hubiera acelerado. De repente me encuentro ante la entrada de una ciudad que conozco y no, sin apenas saber nada de mi pasado, sin tener control sobre mis poderes y a punto de tomar lugar en una posición de tanto poder que ya me siento abrumada.

-Bueno, tienes razón. Esto ha sido más apresurado de lo que esperábamos, entiendo o al menos trato de entender el cómo te sientes. Solo puedo asegurarte que estarás a salvo, que no estarás sola y que no tienes nada de qué temer.

-Lo sé-la chica le dedicó una sonrisa, nerviosa e insegura pero que demostraba su confianza en él y volvió a mirar al frente mientras bajaba un poco más la capucha sobre su rostro-. Vamos, que ya nos toca.

Eyra levantó la mirada de sus notas y dirigió la mirada a los dos encapuchados. Solo bastó una mirada para darse cuenta de quiénes eran.

-¡Oh, veo que ya llegaron!-dijo con naturalidad-. ¿El paso desde la costa resultó tranquilo?

GedWing asintió con una cabezada por toda respuesta, y Eyra contuvo una risa burlona ante semejante mascarada frente a todos los comerciantes.

-Pasen acá. Necesitamos una revisión más precisa viniendo desde tan lejos-Eyra tomó sus apuntes y llamó a sus espaldas:

"Alma de dragón"    (Crónicas de fuego 1°)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt