~Capítulo 10~

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Ryu dormía plácidamente en su cama, arropada entre las mantas ajena al hecho de que un dragón rojo la contemplaba atento, moviendo de vez en cuando su cola de un lado a otro, sentado en la alfombra de la habitación.

GedWing asomó la cabeza por la puerta.

-¿Ya despertó?-preguntó.

Firum negó con la cabeza. Si se encontraba dentro de la casa era únicamente debido a que podía encoger su tamaño un poco, quedando de dos metros de altura.

-Aún no, pero no creo que tarde demasiado en hacerlo. Ayer estaba bastante animada con la perspectiva de hoy.

-Ya lo creo-sonrió el chico, recordando.

Al día siguiente de lograr sacar su energía, Ryu había pasado todo el rato, exceptuando a la hora de la comida y la cena. White resultaba una maestra excelente maestra junto con GedWing, quien le ayudaba a controlar y sentir su energía en la forma en que lo hacía él.

Todo era muy emocionante e incluso divertido, al menos hasta que casi prendía fuego a la casa. Afortunadamente, nada pasó más que el susto.

Ahora, con tan solo dos días por delante antes de ir a Dreikhan, había llegado el momento de que aprendiera a adoptar su forma dragón, cosa que Ryu había estado esperando con gran entusiasmo y bastante nerviosismo si debía ser sincera.

Había tardado en conciliar el sueño pese a que GedWing la había mandado a dormir temprano para que estuviera descansada y tranquila para el entrenamiento, pero la emoción la había mantenido despierta por un largo rato.

GedWing estaba bastante sorprendido por el avance que había tenido el día anterior, pues en su fuero interno no esperaba que lograra algo así con tan solo una tarde intentos, pero esto solo demostraba el gran potencial que tenía la joven dragona en su interior.

Sus jinetes ya le habían informado lo ocurrido en unos de los poblados de Dreikhan, el altercado con los guardias de Nénmal y las palabras del pueblo.

Se daba cuenta de que no solo debían apresurarse para regresar al palacio y que así Ryu tomara el trono pues cada días la tensión y la paz aparente en el reino eran más frágiles, sino que a pesar de que la gran mayoría confiaba en ellos, en él y en sus palabras, había otros que por el contrario desconfiaban ya, perdidas sus esperanzas.

No podía culparlos. Cincuenta años de aquella situación sin noticia alguna de progresos en su misión, de mano dura sobre la gente, muertes injustas y opresión por parte de aquel tirano mermarían la esperanza y la paciencia de cualquiera.

-"Cincuenta años de falsas alarmas, cincuenta años de ausencia..."-el ojiazul soltó un suspiro lleno de pesadumbre y melancolía-."La esperanza flanquea en algún momento, incluso yo debo admitirlo..."

-¿Padre?

GedWing giró la cabeza para observar a Firum, quien había entrado en su habitación. Se separó de la ventana por donde miraba sin ver y dejó que el dragón trepara por su espalda, quedando en sus hombros.

-¿En qué pensabas?

-En nada pequeño-le sonrió su padre-. Solo recordaba el tiempo en que tanto la buscamos.

-Fue un tiempo muy largo para todos nosotros-asintió Firum-. Pero no lo fue tanto para nadie como lo fue para ti. Aún ahora que está con nosotros ya, puedo ver que estás triste.

-¿Triste?-inquirió GedWing alzando las cejas-. ¿A qué te refieres?

-No lo ocultes padre-le dijo Firum, arqueando su cuello por encima de su cabeza para verlo directo a los ojos aunque de cabeza. Frunció el ceño-. Tanto yo como Silver y los demás nos damos cuenta. Pese a que ya está de vuelta te duele, te es doloroso el ver que ha perdido sus recuerdos, que para ella en estos momentos no eres más que un amigo. Muy cercano, es la verdad, un amigo como no podrá encontrar otro, pero solo eso en esta vida y hasta que no recuerde.

"Alma de dragón"    (Crónicas de fuego 1°)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora