-¡M-majestad...! ¿Qué es lo que...cómo ha...?
Un peso de plomo se instaló en el estómago de Lord Daimon al ver a la reina frente a sí, y un sudor frío recorrió su espalda. Sintió que las piernas le flaqueaban y las palabras se ahogaron en su garganta al tiempo que toda queja dirigida hacia su hermano moría en sus labios.
¿Qué estaba haciendo ella allí? ¿Cuándo había llegado, y cómo era que no se había enterado? La reina de Dreikhan había entrado en Kul'thein, en su palacio, en su despacho... ¿en qué momento?
Su mirada se clavo en la de ella, y al ver relucir aquel par de gemas lilas, un escalofrío de temor recorrió todo su cuerpo.
La reina alzó una ceja en un gesto inquisitivo.
-¿He llegado en un mal momento, acaso?-inquirió la chica.
-No...no, nada de eso, es solo que...-ambos hermanos hicieron una profunda reverencia mientras el mayor casi se mordía la lengua en busca de su propia voz y la puerta se cerraba a sus espaldas-. No le...no tenía planeado...no...
Giró su rostro a un lado para ver fijamente a Matthew, que contra todo no parecía en absoluto sorprendido de tener a la reina en su hogar aunque sí ver verla en el estudio, y siseó en voz muy baja cargada de enojo y confusión:
-¿Tú lo sabías? ¡¿Por qué no me lo dijiste?! Nadie me dijo... ¡¿Por qué nadie me informó que la reina había llegado?!
-¡Es lo que trataba de decirte!-respondió Matthew a la defensiva, igual de bajo que él-. ¡Justo es lo que estaba diciéndote y no me has querido escuchar! Yo tampoco sabía que venía, solo...
-No he avisado de mi llegada, si eso deseáis saber-interrumpió Ryu con voz calmada, mirando a ambos hermanos-. He decidido venir a...darme una vuelta por Kul'thein para contemplar su situación tras el gobierno de Nénmal, y como ya he dicho, para tratar con vos un asunto que me ha intrigado.
-Comprendo...-dijo lord Daimon pasando saliva.
La reina dirigió una mirada al menor de los hermanos y le dirigió la palabra con más amabilidad que la que había tenido con Daimon:
-Muchas gracias por sus atenciones, joven Matthew. Has sido muy amable al recibirnos.
-En absoluto, majestad-el chico se mostró cohibido.
Lord Daimon por su parte pensaba a mil por hora lo que debía hacer a continuación, porque la presencia de la reina allí ponía de cabeza todo lo que había planeado hacer ese día, y seguramente los próximos.
Debía actuar bien, hacer las cosas correctas y tratar de no arruinar aún más la situación que ya era lo suficientemente mala.
-Calma, ¡calma!-pensó apuradamente-. Todo está bajo control, solamente ha venido a tratar de negociar lo que dice en la carta. No hay nada que temer. Si consigo hacer un acuerdo con ella y hacer que se marche pronto volverá la calma. Además...soy el lord de Kul'thein, este es mi territorio... Ella está en desventaja, está en mis dominios... Solo es el fantasma de un muerto...
Le observó con disimulo, recorriéndola de pies a cabeza mientras la seguridad lentamente iba ganándole terreno al miedo. Hacía muchos años desde la última vez que había visto a la joven, él había crecido bastante, y a juzgar por el aspecto de Ryu, calculaba que no debía tener más de 16 o 17 años, haciendo cálculos a partir de los rumores sobre el dónde le había encontrado el comandante Draconis.
-Es joven-meditó en silencio-. Aún si es la reina, con su regreso a la vida es débil, inexperta una vez más. Y es una mujer, quizá dragona pero mujer al fin y al cabo. ¿Qué no soy yo acaso uno de los hombres más codiciados de Kul'thein? Con un poco de esfuerzo bien podría conseguir lo que quiera...y algo más.
YOU ARE READING
"Alma de dragón" (Crónicas de fuego 1°)
FantasyEs tan rara la realidad...miras a tu alrededor y lo que te rodea es la tuya, porque en ella has vivido durante tanto tiempo que de eso estás convencido. Pero en ocasiones nuestra realidad es más que aquello en que vivimos, es incluso aquella en la q...