"Alma de dragón" (Crónicas de fuego 1°)

~Capítulo 23~

Mientras caminaba por los pasillos, Eyra no podía evitar que el sentimiento de regocijo y alivio le inundara por completo, aún a pesar de las noticias que recibieran el día anterior él y los demás comandantes y sub comandantes del ejército de boca de la reina y el comandante de los jinetes de dragones. Sin embargo, y a eso se debía su buen humor, al fin estaba de pie tras su recuperación, más que dispuesto a retomar sus ocupaciones como comandante que era.

Camino a la arena de entrenamientos para presentarse ante sus hombres otra vez tras un último chequeo en la enfermería, sabía que no podía dejar que aquella satisfacción le distrajera de la alerta que se había levantado en Lorthän, y lo que la reina había dicho la noche anterior:

"Todos los comandantes se hallaban firmes en sus lugares, alrededor de la gran mesa de madera con la vista clavada en la reina, ubicada en la cabecera con Maikan y Trome a sus espaldas. A su derecha, GedWing sujetaba entre sus brazos un atado de telas que tintineaban levemente cada que el chico cambiaba su peso de un pie a otro. Ambos lucían expresiones serias.

A pesar de que solo unas horas antes había abandonado la enfermería y de las dudas manifestadas por la reina, Eyra había insistido en que se hallaba en perfecto estado y se había mostrado firme en su decisión de asistir a la reunión al lado de sus compañeros. Ahora, todos reunidos al anochecer, esperaban pacientemente a que la joven de blanquinegros cabellos hablase y les notificase lo que fuera que les había reunido.

-Seré clara y dejaré los rodeos-anunció Ryu tras un breve saludo-. Hoy mismo, poco antes del medio día, el comandante Draconis encontró pruebas que señalan la presencia de Cazadores de dragones en los bosques.

Los hombres se miraron unos a otros, preocupados y alarmados. Todos eran conocedores de lo que aquellas palabras significaban, e inmediatamente se tensaron, murmurando entre sí y preguntándose mil y un cosas para sus adentros.

-Majestad...-tomó la palabra Hensei, con gesto duro por la preocupación-. ¿Qué pruebas han sido?

Por toda respuesta, a una señal de la chica GedWing depositó su carga sobre la mesa, abriendo las telas y mostrando a los presentes las cadenas y la daga de colmillo de dragón que habían llevado del bosque.

Inmediatamente los murmullos aumentaron, pasando de la sorpresa a la ira contenida y la alarma al tiempo que un par de los presentes se ponían en pie y otro más cerraban las manos en puños fuertemente.

-¡Esto es inaudito!-exclamó Heitan, la vista clavada en aquellos escalofriantes objetos-. ¡Hace años que no se les había visto tan al centro del territorio!

-Lo sé, y es por eso que debemos tomar cartas en el asunto cuanto antes-dijo Ryu, indicando a Trome que sacara un mapa de los libreros cercanos.

Lo extendió en la mesa con un cofrecito de madera a un lado y tras observar unos instantes los dibujos del territorio total de la zona central de Dreikhan, señaló con un dedo un punto preciso, antes de colocar una estatuilla de caoba en forma de una daga con un ala extendida justo en ese lugar.

-Es en esta zona donde fueron avistados-dijo-. Como pueden observar, es alarmantemente cercano a la ciudad.

Todos los comandantes inmediatamente observaron el mapa, a la par que empezaban a maquinar en sus mentes los planes para proteger a la gente.