Parte 03: Jiang Cheng

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—Yo... no quiero verte ahora.

Esa es la primera noche tras la revelación. Jiang Cheng entiende el sentimiento, lo entiende como alguien que ya lo ha vivido, sabe que era algo que debía esperar y aún así: duele. Duele el rechazo de A-Ling, duele el dolor que debe estar en sus ojos, si toma como referencia a su voz. Duele sentir que alejan sus manos y se separa porque no puede soportar el peso de la verdad.

Hizo lo mismo que Wei Wuxian: hizo un sacrificio y se lo entregó sin preguntar. Ahora A-Ling debe cargar con eso y él quisiera que no fuera así, pero en ese momento no encontró otra opción. No halló otra salida.

Sale de la habitación, respetando el deseo de su sobrino de tener espacio. Eso no significa que mañana no estará allí de nuevo.

—A-Cheng —La caricia en su mano y la entonación en su voz intenta relajarlo. Huan pasa una mano por su mejilla, un leve roce con sus nudillos que piden un permiso.

—Jiang Cheng —Esa es la voz de Wei Wuxian, suficiente para erizarlo. Ahora que el peso de los reclamos de Jin Ling cae sobre él, Wei Wuxian es la persona a la que menos quiere tener cerca en ese momento.

Y la que más puede entender.

—¿Caminamos? —pregunta su hermano, con una entonación dolorosa en su voz. Se siente como si tuviera un nudo en la garganta.

—Sí —Accede. Cuando dirige su atención a Huan, para responder con un asentimiento el permiso pedido con el apretón de su mano, solo tiene que esperar para sentir el beso suave contra su boca como la caricia de un ala de mariposa.

—Te espero en la habitación, A-Cheng. Me despido, Wei-gonzi.

Ambos caminan. A pesar de no ver a Wei Wuxian, puede sentir los nervios moviéndose bajo su piel, la forma en que sus manos titubean. No sabe si es producto a su propio cultivo, pero lo ha estado usando para poder tener un mayor entendimiento de su alrededor, expandiendo los límites de sus otros sentidos. Puede discriminar ya los olores, dividir entre el polen de diferentes flores o el sabor de diferentes hierbas en un té. Puede escuchar más claro, identificar la distancia de cada sonido y así saber cuántas personas se mantienen cerca de él.

Camina en silencio, aunque en un momento Wei Wuxian busca su muñeca y él no hace nada para evitarlo. Deja que lo guíe por los pasillos del jardín de la torre Koi y atraviesan varios pabellones, donde los olores de las flores, de la tierra húmeda por el riego y el sonido de los pequeños insectos moviéndose entre ellas son su única distracción.

—A-Yuan dijo que se quedaría con él —dice Wei Wuxian, al sentarse en el borde de una piscina. Huele a lotos, así que sabe que se encuentra en aquel jardín que Jin Zixuan hizo en honor a su hermana como parte del cortejo—. No estará solo.

—Está bien eso.

Han pasado ocho años desde el templo Guanyin. Jiang Cheng tuvo que lamer solo sus heridas, pensar y meditar y reflexionar en cada palabra dicha, en medio de la embriaguez del alcohol o la pesadez de la tristeza que lo tiró hondo al piso. Tuvo que ignorarlas en otros momentos usando el trabajo y el mantener a Jin Ling a salvo en la torre Koi para no pensarlas, y luego caer en espiral al piso cuando se derramaba frente al salón ancestral. Nunca lo hablaron, Wei Wuxian no buscó hacerlo y Jiang Cheng respetó ese voto de dejarlo todo atrás, aunque él se sintiera dejado atrás al mismo tiempo.

Él sabe que los secretos son abominables y crean demasiadas heridas. Sin embargo, optó por el secreto para mantener a Jin Ling a salvo durante la curación y permitir que se curara mucho más rápido. Aunque pueda ser justificable, es terrible. Aunque sus acciones tengan lógica, lo ha lastimado tanto o más que aquella bestia que le quitó los ojos. Le arde en el pecho cada palabra dicha por su niño y Jiang Cheng se reprocha porque ha sido víctima de sus propias armas. Encontrar las palabras correctas para herir, eso fue algo que aprendió de él. No de su hermana, no de Jin Zixuan.

El niño de mis ojos (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora