cinco

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Niall lo observó llegar y sin decir nada lo siguió hasta el elevador, lo observó con los ojos entrecerrados hasta que llegaron a su oficina y entonces soltó lo que estaba pensando.

"No usas el auto."

"¿Qué?"

"Hace tres semanas te regresaron tu coche como nuevo y sigues sin usarlo."

Harry lo miró y luego observó su ordenador.

"¿Por qué?"

"No te pago para meterte donde no te llaman, ve a destrozar tu auto o a molestar a Jackson." El alfa tecleó algo sin molestarse en verlo a los ojos.

Niall soltó un bufido y salió.

Harry suspiró.

Hace tres semanas había estado yendo y viniendo con Louis, lo esperaba por las mañanas y por las noches, hablaban muchísimo, hablaban de todo y de nada y reían porque Louis era genuinamente gracioso sin intentarlo. Eran veinte minutos al día los que pasaba con él y Harry bebía de su bonita cara y de su aroma cada vez que podía.

Louis era cautivante, le gustaba escucharlo hablar de sus clases, de cómo no podía esperar para sus vacaciones y de los planes que tenía. Le hablaba de Zayn y de su familia y Harry compartía algunas veces cosas de Niall y si Louis notaba que evitaba el tema de su familia como peste nunca lo mencionaba.

Sus rodillas comenzaban a rozarse cuando se sentaban, por las mañanas sentarse juntos solía complicarse pero siempre buscaba que el omega se sentara primero; Louis obedecía tímido y siempre le ayudaba con su maletín incluso cuando había un lugar a su lado, Louis insistía en ponerlo arriba de su mochila que dejaba descansar en su regazo. Llegaban a la estación de Louis y el omega se despedía con una enorme sonrisa y le entregaba el maletín diciéndole que lo vería más tarde.

Y Harry sólo pensaba en eso, en regresar a la estación y verlo.

En cómo sus ojos parecían iluminarse cuando lo veía llegar.

En la segunda semana Louis comenzó a ofrecerle de lo que cocinaba y Harry, que no era fanático de los postres o de nada que tuviera mucho sabor, comía complacido. Era ahora su rutina; esperarlo y deleitarse de su comida y de su presencia.

Y Harry estaba cayendo por él.

Por sus ojos bondadosos y gentiles.

Por su sonrisa que parecía no irse nunca aunque describiera su día cómo el más agotador del mundo porque había aprendido que Louis exageraba todo y le gustaba.

Le gustaba.

Había pasado un mes de conocerlo y le gustaba.

Y eso lo atormentaba.

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"¡Lo siento!" Intentó recuperar el aliento. "El profesor nos dio la última lectura del día y dios, habló sin parar aunque su hora había terminado."

"Está bien Louis, llegué hace poco." Harry le regaló una sonrisa.

"Mientes, siempre llegas a las ocho con quince." Louis bufó. "Son las ocho treinta, debiste irte."

"No, no iba a dejar que te fueras solo."

Louis sonrió y se sentó junto a él a esperar el metro, Harry lucía preocupado.

subwayWhere stories live. Discover now