Capítulo 3

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-¿Vas a decirme que pasó? -Preguntó Mike a través del teléfono.

Lancé un bufido inaudible y me tiré en la mi cama, esta era de dos plazas con acolchado azul, amaba ese color y mi madre lo odiaba, siempre discutíamos cuando yo quería algo de ese color.

"Es masculino", decía ella, "deberías usar rosa".

Esos comentarios a mi me parecían ridículos, pero, aunque Laura Mitchell era una chica sarcástica, problemática y bromista nunca sacaba de quicio a su madre con esos temas.

Y si, es lo que piensan ,Hanna Flowers, mi madre, era una mujer femenina, mejor denominada fresita.

-Michael no fue nada importante-Esas palabras salieron de mis labios de forma cortante, me arrepentí al instante ya que no podía mentirle, él se enteraba de todo siempre, si estaba mal no podía mentirle, ya que con una mirada o el tono de mi voz Michael podía saber mi estado de ánimo.

Pero esta vez tenía que hacerlo, esto era un secreto, la propuesta que mi profesor había hecho se había convertido en un excitante secreto que no podía revelarle ni a mi mejor amigo, yo sabía que con el tiempo terminaría diciéndole todo a Mike, pero por ahora no lo haría.

-Laura Sophia Mitchell se que me estas mintiendo-Dijo con voz fina, seguramente esta imitando a mi madre.

Rodé mis ojos y tomé aire.

-Quiere que haga unos trabajos-Murmure levantándome de la cama, fui hacia mi armario,estaba todo desordenado, tenía que comenzar a organizar toda mi ropa antes de que mi padre me ahorque, ya que él era el rey del orden.

-¿Es cierto eso? -Preguntó con tono mordaz, seguramente en estos momentos este entecerrando los ojos, sonreí.

-Sep-Dije-De todas sus materias, y creo que.. los haré-Susurre y empecé a tirar todas las prendas en el suelo; ya que ninguna esta doblada o colgada en las perchas.

-Bien-Dijo alegre-No sabes lo feliz que me pone saber esto.

La culpa empezó a florecer en mi pecho.

-Miki tengo que irme, mi padre me matará si no ordeno mi ropa-Musite, no podía seguir mintiendo.

-Bueno Lau, hasta luego-Se despidió y yo colgué.

Dios, ¿en que me había metido?.

No quería pensar en ello, así que empecé a ordenar todo, iba a llevarme mucho tiempo ya que tenía demasiada ropa, no me gustaba mucho pero mi madre insistía.

Faldas, vestidos, blusas, camisas, pantalones y muchas prendas más salían de mi armario.

Miré la hora, ya eran las diez de la noche, habían pasado tres horas y todavía no terminaba, me encontraba cansada y con muchas ganas de dormir.

Lance un bufido e hice lo que siempre hacia, empezaba a tirar toda la ropa devuelta en mi armario, sólo había guardado correctamente la mitad, pero algo es algo.

Sonreí satisfecha ya que podría dormir por fin, tomé de mi escritorio mi pijama, este consistía en una camiseta azul de mi hermano mayor que se la había robado y unos shorts negros, sin entrar al baño me desvestí y cambie ahí mismo.

Una vez que termine me tiré en la cama y tape con las sábanas, cerré mis ojos, ya estaba por dormir pero el sonido de mi celular hace que abra mis ojos, lance un gemido, ya estaba por dormirme.

¿Quién mierda me había escrito?

Suspirando salí de la cama y me dirigí hacia el escritorio ya que ahí se encontraba mi móvil, por suerte Gabriel me lo había devuelto.

Era un número desconocido, fruncí el ceño y abrí el mensaje.

"Cariño nos vemos mañana, no hagas planes ya que cuando las clases terminen saldremos.

-G. "

Era un mensaje del profesor, ¿de donde había sacado mi número?, además, ¿pensaba que iba a obedecerle así por que si?.

Sí pensaba eso estaba muy equivocado.

"Mañana no puedo, tengo planes, bye"

Fui demasiado suave ya que había pensado una larga lista de insultos.

A los pocos segundos mi celular sonó anunciando que tenía un nuevo mensaje.

"Bonita tú aceptaste el trato, además yo pongo las reglas, usa ropa interior linda"

Abrí mi boca en señal de sorpresa, que idiota que era, pensé que era un profesor agrio y serio, pero al parecer me había equivocado, si quería que juguemos bueno, pues, entonces que empiece el juego, Gabriel Jones voy a enamorarte, nadie se mete con Laura Mitchell.

Trato hecho profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora