Era el verano de 1970 en Roma, Italia. Jennie Kim , una doncella de apenas 17 años, anhela liberarse de las ataduras de su vida cotidiana y explorar el mundo en busca del amor y la libertad. Por otro lado, Lisa Manobal , de 20 años, estudiante apasi...
-Lo siento tanto, no pude protegerte en nuestra anterior vida, ahora estoy aquí para poder estar contigo, está vez para siempre. -Dijo Rosé, la que supuestamente era novia en mi anterior vida.
-Yo... yo no puedo ser más tu maestra, esto es no es lo correcto, dejaré este lugar. -Dije apresurándome para salir.
-Por favor, quédate.-La escuché decir en voz baja.
-Lo siento, pero tengo que irme, me es difícil asimilar todo lo que me dijiste y necesito este momento a solas para mí. -Salí apresurada del aula.
-No puede ser, no... Rosé.... mi ahora alumna... ella y yo nos amábamos tanto... -Dije llorando en mi auto.
Punto de vista de Jennie
-No puedo dejar de pensar en Lisa Smith y el beso que nos dimos... -Dije tocando mis labios. -Besarla fue la sensación más cálida que haya experimentado en toda mi vida. Necesito tenerla de vuelta y probar de nuevo sus apetitosos labios...
Al llegar la noche no pude soportarlo más, tomé el teléfono y marqué su número.
-Lisa, necesito que vengas a mi casa, necesito decirte algo importante. -Dije en el teléfono.
-Estaré ahí, lo más pronto posible. -Respondió con una voz media ronca y encantadora.
Cuando llegó, abrí de inmediato la puerta y la hice pasar a mi cuarto.
-Aquí me tienes, ya puedes decirme lo que te inquieta... -Dijo Lisa mirándome fijamente.
-Lisa... yo... -No terminé de decirlo y me lancé a sus labios para fundirnos en un largo beso.
Nos besamos por un buen y largo momento, nuestras lenguas se envolvían y peleaban por tener el control, la situación iba subiendo de nivel, hasta que...
-Jennie, quiero que estés completamente segura de que quieres hacerlo justo ahora. -Dijo Lisa deteniéndose por un segundo.
-Nunca he estado tan segura como ahora mismo, es la primera vez que me entregaré a alguien y me agrada la idea de que seas tú. -Dije para continuar nuestro beso cargado de tanta pasión.
Mientras las manos de Lisa empezaron a quitarme la blusa, yo hice lo mismo abriendo los botones de su camisa, cuando llegué hacía su pantalón, ella me detuvo...
-Jennie, yo he nacido con algo distinto, espero no sea un inconveniente para ti. -Descuida, solo continúa... -Besé el cuello de Lisa.
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Cuando estuvimos completamente desnudas, Lisa se posicionó entre mis piernas para introducirse, mi centro palpitaba por su atención. Cuando ella se adentró en mí, sentí un leve dolor que fue calmandose gracias a sus caricias y a sus dulces palabras.
-Está todo bien, ¿puedo seguir? -Me preguntó. -Sí, puedes moverte más ahora... -Dije más calmada, lista para recibir todo el amor de Lisa.
Esa noche nos entregabamos a nuestra pasión y amor. Lisa encima mío me daba mucha calidez, ella ne veía directamente a los ojos, inevitablemente. Mientras nos besabamos, abracé el cuerpo de Lisa con mis piernas y brazos, habíamos llegado al clímax, el libido de amor se expandía por nuestros poros.
Estábamos las dos a media noche sudando en mi habitación, no importaba nada más que nosotras esa noche.
-Cariño mío, tú eres todo lo que quiero, deseo y amo en este mundo, en esta vida y en todas la vidas en donde nos encontremos. -Dijo Lisa besando mi cuello. -En este momento solo somos jóvenes, salvajes y libres uniendo sus almas y sus cuerpos en uno solo.
-Así es como se siente finalmente estar entre tus brazos, amándonos plenamente, aquí es donde encuentro mi corazón y el tuyo, porque aunque parezca difícil de creer, siento que estamos en el cielo, nuestro cielo... -Dije al sentir los cálidos labios de Lisa besar mis pechos.
Mientras nuestros cuerpos se unían, no pude evitar tener visiones de ella conmigo, como si estuviéramos en décadas pasadas. Cuando finalmente descansamos, me puse a pensar en el buen momento que habíamos tenido y que realmente estaba enamorada de ella.
-Lisa, he tenido constantemente visiones sobre... -Dije viéndola fijamente, cuando el sonido de la puerta me detiene.
-Hija, regresé y la puerta de la entrada estaba abierta. -Dijo mi madre topando la puerta de mi cuarto.
-Es mi mamá Lisa, es mi madre, cámbiate, cámbiate. -Dije en voz baja, vi a Lisa cambiarse de inmediato, llevar sus zapatos en la mano y salir por mi ventana, no sin antes darme un beso y una sonrisa.
Inmediatamente con la bata que me puse, abrí la puerta.
-Madre, pensé que volverías hasta mañana. -Dije soñolienta.
-Pues aquí me ves más temprano, cuando vine estaba la puerta abierta Jennie. -Dijo mi madre.
-La debí dejar así por error. -Respondí.
-¿Cómo vas a olvidar cerrar la puerta Jennie? Es muy peligroso. -Dijo mi madre preocupada.
-Lo siento, madre. No volverá a pasar, seré más cuidadosa. -Respondí.
