Kate, pásame la dos [RE-SUBIENDO]

día treinta y seis.

No me digas que te estás riendo de lo del viernes.

-Kate.

Técnicamente no te lo diría, más bien, te lo escribiría. Y sí, de eso me río. Jajajaja.

-Kyle.

¡Te detesto, Kyle West!

-Kate.

¡Me amas, Kate! No lo niegues más, jajaja.

-Kyle.

Eso quisieras tú. ¡No puedo creer que hiciste que nos sacaran del cine! Nunca me habían sacado de ninguna parte.

-Kate.

Oh por Dios, ¿crees que nos dejen volver a entrar?

-Kate.

A ti sí. No te preocupes.

-Kyle.

¿Y a ti?

-Kate.

No es la primera vez que me corren. Igual, hay más cines en la ciudad :)

-Kyle.

Por Dios, Kyle. Estás al tanto de que a un cine se va a ver la película, ¿no? Porque creo que tienes una idea un tanto errónea.

-Kate.

¿A qué te refieres?

-Kyle.

Al cine se va a disfrutar de la función y a comer palomitas. De vez en cuando nachos y una golosina. Pero definitivamente no vas a molestar personas.

-Kate.

Oh, vamos, no los molestábamos.

-Kyle.

Creo que lanzarles palomitas y arrojarles cubos de hielo califica como molestar.

-Kyle.

¡Vamos! Fue divertido, vi cómo te reías (que, por cierto, déjeme decirle que su risa no es muy silenciosa que digamos señorita), además tú también le arrojaste una palomita al chico de la camisa negra ;)

-Kyle.

¡Fue solo una!

-Kate.

Una basta para convertirte en mi cómplice :)

-Kyle.

Definitivamente deberíamos salir más seguido.

-Kyle.

Deberíamos :)

-Kate.