4. Los calcetines de la suerte.

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Dʀᴀᴄᴏ

En su experiencia, Dobby era un genio. Puede ser que el elfo doméstico fuera increíblemente excéntrico y bastante lejos de lo convencional, sin embargo a Draco le agradaba así, raro y amable como pocos elfos lo eran. Por lo general, el elfo tenía las ideas más raras que uno pudiera imaginarse, tejer calcetines que supuestamente les darían buena suerte en diferentes cosas era una de ellas. A Pansy le había regalado unos calcetines de "buena suerte en los exámenes", a Theodore unos de "buena suerte en los negocios" y a Blaise los famosos calcetines de "buena suerte en el amor" que le habían ayudado a obtener el cortejo con la comadreja. Por supuesto, Draco tenía una colección absurdamente grande de calcetines creados por su elfo doméstico, sin embargo pocas veces les daba un uso aparte de para hacer feliz a Dobby.

—Draco, te juro que son mágicos. Mírame a mi, ahora tengo a mi rojito.

—Blaise, no voy a rebajarme a usar calcetines mágicos, no estoy tan desesperado. Además, no me merece, si está dispuesto a rendirse e irse con mi primo, entonces debería de quedarse con mi primo.

—Te rindes muy fácilmente, Draco. No te preocupes, cuando seas un solterón amargado te dejaré cuidar de mis preciosos mini pelirrojos.

—¿Estás planeando seguir la tradición Weasley de armar un ejército? En verdad estás hecho para el pelirrojo con cara de comadreja.

—Es una muy sexy comadreja.

—Eso no lo hace menos comadreja.

—¿Podrían dejar de pelear? Pansy y yo estamos tratando de jugar al ajedrez mágico aquí y no es fácil con dos omegas agarrados de los pelos.

—Draco, Theo es grosero con nosotros. Con razón Neville lo rechazó.

—Blaise, no molestes a Theo. Theo, déjame pelear en paz con Zabini.

—Peleen pacíficamente y en silencio. Una guerra de miradas.

—Pansy, no te metas tú también.

—Váyanse todos al demonio, sólo quería ayudar.

—Neville no me rechazó, dijo que lo iba a pensar.

—Hace dos meses y medio, Theodore Nott, nadie se tarda dos meses y medio en decidir. Solamente no te quería rechazar directamente a la cara.

—Zabini, no seas malo con nuestro Theo. Theo es chiquito y hay que cuidar su corazón.

—Pansy, Theo sabe defenderse solo de Zabini

—Debería tratar de impresionar a Neville, tal vez puedo contarle la historia de abogado.

—¡NO!


T O M.

El hombre al que amaba estaba sufriendo. ¿No podía evitarlo de alguna manera? No, por mucho que quisiera no podía hacer nada porque las cosas que podría hacer acabarían con Sirius, un imperio o un obliviate... Eran tan tentadores pero sabía que cualquiera de esas opciones eran completamente opuestas a lo que el Omega desearía o siquiera aceptaría. Domesticar a Sirius por la fuerza podía ser una idea muy tentadora pero sabía que el encanto del Black estaba en su particular rebeldía, acabar con eso sería inaceptable.

—Tom, ¿qué te pasa? Estás haciendo caras de nuevo. No me gustan esas caras tuyas, son poco elegantes.

Su madre se cruzó de brazos, dándole un golpe en la cabeza con un libro para llamar su atención. La mujer parecía bastante molesta mirando a su retoño con una expresión de desaprobación pintada en su rostro.

—La fiesta de compromiso será durante las vacaciones de invierno, tienes que ayudarme a planear porque tiene que ganarle a la tonta fiesta navideña de Lucius Malfoy, ¿entiendes, Tom? Nuestra familia tendrá la mejor fiesta de la temporada.

—Madre, estoy seguro de que Lucius Malfoy no va a permitir que nadie le gane en sus fiestas, ese hombre es excéntrico y la única cosa en la que Lupin no lo tiene controlado son sus eventos sociales.

—LA MEJOR FIESTA, DIJE.  Necesito ayuda para elegir entre estos tonos de morado, ¿cuál crees que vaya mejor con la luz de las ventanas?

Tom soltó un largo suspiro, ese iba a ser un largo fin de semanas si su madre empezaba así, además ¿no eran todas del mismo color? No veía la diferencia en los morados que le estaba mostrando. Probablemente la pobre mujer finalmente había perdido la cabeza, una lástima.


Jᴀᴍᴇs

Algunos omegas son complicados, en el caso de Sirius se podría decir que era complicado por su tendencia a rebelarse y escapar de las normas, en el caso de Remus podría decirse que es complicado porque una vez al mes se convierte en un lobo gruñón con intensiones asesinas, ¿de James? Bueno... Se podría decir que sus gustos lo hacen complicado. Le gustaban alfas de un tipo muy específico, la única excepción a esa regla había sido Lily, tras su divorcio no se quiso contener ni un poquito y fue tras aquellos alfas que tanto le gustaban desde sus primeros años en Hogwarts, ¿qué alfas le gustaban? Bueno... El gusto de James se podría resumir en "Dilfs", ¿su primer sueño húmedo? Definitivamente Reinhard Lestrange, ¿primera masturbación? En la casa de Lucius mientras olía una prenda llena del aroma de Abraxas Malfoy, los hombres mayores, ricos y sangre pura eran el tipo de alfa que le gustaba a James, aunque el que más le gustaba de todos era su esposo. Había sido todo un escándalo cuando se anunció públicamente que el honorable viudo, Orion Black, contraía matrimonio con el mejor amigo de su hijo, sin embargo a James jamás le importó un comino lo que opinaran los periódicos y se casó de todas formas con el amor de su vida.

—¿Qué tienes en mente, cervatillo?

Orion se acercó por detrás de James, abrazándole por la cintura y besando dulcemente tras su oreja en un intento de llamar la atención de su pareja. Los besos viajaron juguetonamente hasta la nuca del omega, donde la marca del alfa se encontraba más que visible para todo el mundo.

—No es nada, estaba pensando en el nombre del bebé, tiene que ser una constelación o una estrella, ¿no?

—De preferencia, pero entiendo que te gustan los nombres menos excéntricos, cervatillo. Nuestro cachorro no tiene porque continuar las tradiciones de mi familia.

—Es una tradición importante, no quiero que tenga un nombre que lo haga parecer distinto al resto de la familia. Ya suficiente tengo con el horrendo cuadro de tu anterior esposa que insiste en insultarme cada vez qué paso cerca.

—Y tú insistes en provocarla cada vez que tienes la oportunidad. No hay ninguna necesidad para hacerlo en esa parte de las escaleras pero te encanta restregarle en la cara lo mucho que te adoro.

—Claro que sí, eres mío, tan mío como jamás fuiste de ella o serás de nadie más. Tengo que recordarle cuál es su lugar porque no me gusta que se sienta como más de lo que es, la beta no fue más que una incubadora ruidosa y el universo está mejor sin ella. Ahora sácate los pantalones porque me antojaste un rapidito.

—Cervatillo, el bebé.

—Es pequeño, cuando crezca más no podremos hacerlo así que tengo que aprovecharte.

—Per- mghh... Bien, solo una ronda y a dormir.

—Ajá, te va a doler tu varita cuando acabemos y no hablo de la de madera.

El Omega empujó a su alfa contra el sillón, lanzándose en un ataque algo apasionado que culminó en cosas que sí Harry supiera, jamás volvería a sentarse en ese sillón... Lo bueno es que no sabe porque sinceramente para este punto lo único que la feliz parejita no había bautizado era el cuarto de Harry, el resto de la casa era el nido de amor de esos tórtolos sin vergüenza.

Omega Love StoryWhere stories live. Discover now