Sigueme

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—Lo siento, ¿bien? lo voy repitiendo desde que llegué, deja de mirarme así.

—Christopher, estoy viendo la ropa que tienes en las manos, no a ti específicamente.

El mencionado apretó los labios. —Puedo sentir que quieres reprocharme lo que hice.— insistió.

—Pero no he dicho nada.

Christopher no estaba convencido, y Seungmin no le encontraba sentido. Nayeon y Christopher habían llegado a la iglesia después del medio día, asegurándose de que la guardia real no estaba cerca para atraparlos.

Y desde que llegaron Christopher no paraba de señalar que sentía que le estaba reprochando el hecho de que por su culpa la guardia real sabía del lugar. Lo cual no era así.

Es decir, claro que se lo estaba reprochando, pero en su mente.

—Creo que ya no es seguro reunirnos aquí —comentó Seungmin. Se deshizo de su camisa haciendo que Nayeon volteara la mirada con un jadeo sorprendido de por medio.—. ¿De dónde has sacado estos pantalones?

Nayeon chilló. —Dios bendito Seungmin, ¿¡podrías avisarme con anticipación que vas a desnudarte!?

El príncipe en cuestión se sonrojó. Por momentos, estaba tan cómodo con Nayeon que la trataba como si fuera igual a él. Olvidando por completo que era una mujer. —Lo siento, Nayeon.

—Solo apresúrate — ordenó.—. Y respecto a tu pregunta, son de Alex.

—Tiene sentido, siento que voy a romper la tela, si junto mis muslos.

—Estás exagerando. —reprochó Christopher, imitando la postura de Nayeon para no verlo.

A Seungmin se le hizo extraño pero lo dejó pasar.

—Voltea, pero si un botón aterriza en tu ojo no soy culpable.

Christopher lo hizo y le regaló una expresión sarcástica y pellizcada antes de señalar su entrepierna descaradamente.

—Tus muslos no la van a romper.

Seungmin negó convencido de que no saldría así. —Necesito algo para cubrirme, no quiero dar un show.

—¿A qué se refiere? ¿ya puedo voltear?

Christopher mantuvo la cabeza de Nayeon en su sitio para que no girara a ver a Seungmin.

—¡No! —exclamó él— Ahora más que nunca, ni se te ocurra voltear.

Nayeon bufó en cuestión y se cruzó de brazos, empezando a impacientarse.

—Pon la camisa fuera de tus pantalones.

Seungmin lo hizo con una mueca. —Me veo indecente, esto casi no tiene botones.

—Pero al menos tu espada no salta a la vista. — burló Chris.

El príncipe lo señaló con los ojos entrecerrados. —Tú eres más indecente que esta ropa.

—¿De qué espada están hablando? —Christopher soltó su cabeza y Nayeon por fin se dió la vuelta. Sus mejillas tomaron el color de su cabello antes de que carraspeara forzosamente.— Bien... tal vez debí fijarme en que la camisa estuviera bien.

La ropa consistía en unos pantalones de lana, principalmente sueltos para el cuerpo escuálido de Alex, pero ajustados para el grosor de Seungmin. Una simple camisa blanca que lastimosamente no tenía tres de los primeros botones y dejaba al descubierto el pecho blanquecino del príncipe y unos zapatos de vestir gastados color negro.

Era... una vestimenta humilde, algo sin gracia, pero decente hasta cierto punto.

Hyunjin apareció apoyado en el muro detrás de Christopher y Nayeon, y lo observó de pies a cabeza. Seungmin se sonrojó por la mirada intensa del hombre alto y porque estaba seguro de que aquellas prendas lo hacían ver como un indigente.

In Love With DeathWhere stories live. Discover now