Parte 4

11 13 0
                                    


No me agrada como ellos hablan de mi persona, pero no puedo hacer nada, ya que soy un prisionero. Ojalá que la chica de los brackets venga por mí. La mirada de ellos es muy intimidante, da la impresión de que en cualquier momento mostraran sus verdaderas intenciones.

-Mátalo.

Me van a matar, mierda y ahora qué hago, soy muy joven para morir de esta manera. –Por favor, déjenme ir, se lo suplico, no diré nada de este lugar, ni siquiera diré donde se encuentra, tampoco de lo que ustedes están buscando.

-¿Quién te dijo lo que estamos buscando?

-No, yo no sé nada ni me interesa.

-Dice la verdad, no hay indicios de que él sepa algo.

-No me agrada que este delicado nos haya visto, eso nos pone en desventaja, seremos un blanco fácil para ellos, es mejor matarlo de una vez-

-No, no, suéltenme, déjenme ir, se lo suplico, se los imploro, haré lo que ustedes quieran, pero no me maten.

-Mátalo.

-No, déjenme, suéltenme, qué pasa, no puedo mantener los ojos abiertos, el sueño se hace presente nuevamente, así que de esta manera voy a morir, tuve una buena vida después de todo.

-Señor, es hora de levantarse.

-George, oh no sabes cuánto te extrañe. Mi cama, mi cuarto, mis cosas, mi teléfono, regrese.

-Si no puede beber adecuadamente, es mejor que no lo siga haciendo, ayer sus amigos lo vinieron a dejar tan o en peores condiciones que usted.

-Dices que me emborrache.

-Así es señorito, hoy es domingo.

-Pero no recuerdo haber ido a beber con mis amigos.

¿No lo recuerda? Que extraño, fue usted mismo el que aviso que iría con ellos y llegaría tarde.

-Estas seguro George. ¿Y mis padres?

-De viaje.

-Sí, cierto, ellos se fueron de viaje, pero qué fue lo que paso, me duele la cabeza, podrías darme algo para el dolor.

-En seguida señor.

No recuerdo haber salido con mis amigos, pero si es así, bueno mejor, solo fue una estúpida pesadilla. Hoy es domingo, quedé de salir con Alicia. Es mejor...y esta marca, porque tengo las muñecas con marcas rojas, como si hubiese estado atado. No, solo es casualidad. Mejor me levanto y voy a casa de Alicia.

-Señor, no dijo que le dolía la cabeza.

-Así es, pero de igual manera voy a salir, el día es perfecto para dar un paseo. - Alicia, buscado número de Alicia, que raro, no encuentro su número, habría jurado que lo guarde. Y esto, este no es el camino al centro. Pero, qué cosa es esta, dónde estoy.

-Al fin abres los ojos.

-Tú otra vez.

-Y a quién más esperabas. En verdad Roger que estas mal, nunca pensé que esa misión te dejaría así.

-Esto no es un mal sueño.

-Es la realidad. Ahora danos las gracias por haberte sacado de ese lugar.

-De qué hablas.

-Ayer estuviste a punto de morir. Si no hubiese sido por nosotros no existirías.

-Deja de inventar...

-Qué bueno que lo recuerdes, perdimos a dos de los nuestros en el rescate.

-Quieres decir que dos murieron

-Así es, todo por el jefe.

-Lo lamento.

-Por qué lo lamentas, es obvio que te íbamos a liberar, cuando desapareciste nos volvimos locos buscándote, y al final dimos contigo gracias a los soplones que hay en el mercado negro.

-Gracias.

-No agradezcas amor.

Esta chica ni siquiera se sonroja al decir esa palabra, en verdad somos novios. Pero que bajo nivel tengo de la belleza, esta chica se ve como cualquier cosa menos como una novia.

-Qué pasa Roger, acaso no te agrada verme.

-No es eso, lo que pasa...

-Por tu cara pareciera que estas en frente de algo repulsivo, de verdad no me quieres.

-Dije que no es eso, solo no me acuerdo de ti.

-Tal vez si te doy unos golpes en la cabeza recapacites y tu memoria vuelva.

-Jefa no, suelte ese palo, no lo golpee, no es su culpa, debe ser que le dieron algo cuando fue a esa misión. Perdone al jefe.

Esta mujer está loca, iba a golpearme de verdad, creo que tampoco estoy a salvo con ellos.

-Qué miras, acaso no me has visto perder el control muchas veces.

-Lo siento señorita, en verdad que no sé de lo que habla.

Han pasado diez días desde que estoy en este agujero de ratas, la chica de los frenillos se comporta horriblemente, cada que puede me ofende o trata de darme golpes, es una simia sin educación. Por suerte los demás miembros de este grupo la detienen. Pero este lugar apesta a humedad, y tiene un olor nauseabundo, lo que hace que mi estómago se descomponga y no pueda comer nada. Solo he bebido un poco de ese líquido amarillo que por cierto sabe horrible. Pero es lo que me ha mantenido para seguir existiendo.

¿Qué tanto piensa jefe?

-Nada, solo me impresiona vivir en esta cloaca.

-Y eso que este lugar es mucho mejor que el último que estuvimos. Sabe que pronto nos mudaremos de aquí otra vez y quién sabe a qué lugar llegaremos.

-Nos iremos de aquí, no lo sabía.

-En tres días se inicia la rebelión contra los alados, los recuerda.

-Esos seres lindos, pero de malos sentimientos.

-No se deje llevar por la apariencia jefe, ellos son unos demonios capaces de matar a todo el que se interponga en su camino.

-Eso lo sé bien, casi me mataron el otro día. Por cierto, cómo fue que me rescataron.

-La jefa estaba desesperada, cuando supo de su paradero, fuimos en busca de usted y fue una lucha muy dispareja, si no fuera por la jefa usted estaría muerto.

Una mujer que me rescata a pesar de no ser nada mío, es raro, será que de verdad me parezco a ese tal Roger.

-Señorita, tenga cuidado, no ve que puede lastimarse.

Pero que le pasa a Roger, eso me sorprendió, nunca se preocupó por cosas así, y ahora se comporta muy amable conmigo, tal vez está comenzando a recordar. Y por qué me sonrojo cuando él toca mi mano o me dirige la palabra.

La chica de los brackets tiene algo extraño, se comporta como una adolescente en su primera cita, de cierto modo eso es lindo a pesar de ser feucha. Me gusta molestarla y ver sus reacciones. Los días en este cuartucho de mala muerte pronto terminaran, ya que el enfrentamiento con los alados es inevitable.

-Tienes miedo.

-Por qué preguntas esas cosas.

-No lo sé, solo pensé que una señorita tan delicada como tú, no puede andar por el mundo peleando a muerte. Te vas a salir lastimado si sigues así.

-De verdad Roger no recuerdas nada, sobre lo que hacemos, sobre nuestro mundo, sobre los invasores.

-Lo lamento, pero en serio no soy esa persona que buscan.

-Mañana tendrás que pelear junto a nosotros, eres nuestro jefe, por lo tanto, no puede rehuir de la batalla.

Esta chica tiene razón, a pesar de no ser quien ellos creen, debo prepararme mentalmente para lo que se avecine. Y si muero? Tal vez muera como un luchador, como extraño a mi mundo, mis vida, mis cosas.

La chica de los bracketsWhere stories live. Discover now