Capítulo 30

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Se actualizó el 18/05/2022 a las 14:56 Hora Paraguaya.

Minerva McGonagall es bien conocida por su seriedad y profesionalidad, cuando asumió el cargo de directora, no iba a tomarse las cosas a la ligera, no quiso formar parte del Wizengamot cuando se le ofreció un puesto.

Para poner toda su atención a Hogwarts, no importaba que anteriormente ella fuese la jefa de la casa Gryffindor, era neutral con todos los alumnos, sin importar las casas a las cuales representaban.

Pero eso no significaba que no tenía favoritos.

Aunque obviamente nunca iba a admitirlo, o mostrar favoritismo si se metían en un problema con otro estudiante. Uno de sus estudiantes favoritos, sin duda, era Harry James Potter, al principio tal vez fue por quienes fueron sus padres.

Un pecado común, dado el parecido que este tenía con su padre, pero Harry, en cierta medida, era mil veces peor, Harry era como esas molestias en la cabeza, que duraban horas, esas molestias que llegaban a irritarte.

La noche anterior, ellos tuvieron una conversación, dado el hecho de los rumores que corren por el castillo. Muchos no entendían, cómo los rumores recorrían tan rápido, los pasillos, pero ella lo sabía perfectamente. Los cuadros, ellos estaban por todo el maldito castillo.

Por lo que es fácil enterarse como directora lo que pasaba en este, algo que su antecesor no hacía, o pasaba desapercibido, pero dejado eso de lado. Minerva fue al gran salón con una sonrisa, dado que no escucho nada de las pinturas esta vez.

Como directora, ella era la primera en estar en el gran salón y la última en retirarse, en su época como subdirectora hacia lo mismo, por lo que no tenía problemas.

Hasta que llegó al salón común, y se encontró con un enorme detalle.

No era la primera persona en llegar al gran comedor. Era la tercera persona, porque Harry Potter estaba en la mesa correspondiente a Slytherin, junto con una persona, pero no cualquier persona.

Se trataba de una de las personas, más buscadas en estos momentos en toda Gran Bretaña.

Sirius Orion Black III.

El hombre estaba frente a Harry, degustando de los alimentos que los estudiantes de Hogwarts consumían día a día, la nostalgia en estos momentos para dicho hombre era asombrosa, no solamente llenaba su estómago, sino también su paladar disfrutado de esta deliciosa comida.

Sirius, como era de esperar, no se dio cuenta de la presencia de Minerva, muy a diferencia de Harry, que estaba mirando a la directora, con una hermosa sonrisa, una que estaba provocando un ligero dolor de cabeza a la mujer.

Que estaba segura, que una poción no iba a curarla. Sin más que pensar, la mujer se acercó, hasta la mesa donde se encontraban los dos individuos, el cual serían los perpetradores de su gran dolor de cabeza.

Señor Potter – Minerva miró la sonrisa de Harry, y por supuesto Sirius giro con la boca llena, como si fuera una persona, dándole una vista no muy agradable, para una persona que admiraba la pulcritud – Que significa esto.

Encontré a este vagabundo y lo invité a comer – Por las palabras de Harry, el vagabundo conocido como Sirius Black, se quejó con la boca llena, ante la mirada de disgusto de Minerva, que se estaba olvidando que el hombre era un prófugo de la ley – Lo sé... tuve que decírselo directora... pero mi corazón, es débil.

Sabe que desea asesinarlo – Minerva hizo la pregunta, y Harry pareció sorprenderse, sobreactuando su sorpresa, algo que solamente irrito a Minerva – Señor Potter, no estoy jugando.

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