Micro escenarios de una vida sencilla con las complejidades de vivir en el mundo real.
Un espacio muy personal, donde la imaginación juega un rol crucial al incluir al rubio de ojos carmesí en la ecuación.
Podría jurar que seré incapaz de olvidar la bella imagen que mis ojos pueden observar.
He quedado en pausa frente a este atardecer de tonalidades cálidas, pues los últimos rayos de sol atraviesan la ventana de este enorme y oscuro edificio que contrasta de forma abismal a la luz que ilumina el rostro de Katsuki Bakugō.
La oscuridad de este viejo edificio en el que nos reunimos una vez que abandono mis quehaceres, permite realzar la indiscutida belleza de sus facciones que se encuentran tan serias como de costumbre.
El serio sujeto de cabello color ceniza se encuentra sentado en la banqueta a un lado de la ventana, y sé que ha hecho un esfuerzo descomunal por llegar antes que yo a nuestro lugar de encuentro.
Lo sé, porque Katsuki Bakugō viste su traje de héroe cuando debía haberse presentado con ropa casual.
Lo sé también porque aún no ha notado mi presencia en este abandonado lugar, y yo me permito intentar descifrar cuáles son los pensamientos que cruzan su mente mientras observa hacia el exterior del edificio.
Con su espalda apoyada en el muro que acompaña al ventanal, Katsuki me demuestra que su estado de ánimo es algo de lo que no debo preocuparme, y por el estado en que se encuentra su traje de héroe, podría asegurar que hoy ha sido un buen día para él.
A pesar de todo, Katsuki Bakugō se encuentra tranquilo, y eso me da la posibilidad de ignorar que no ha cumplido con su compromiso de presentarse con su ropa casual para regalarnos una noche de tranquilidad en algún local de comida por los alrededores.
Su tranquilidad me permite apoyarme entonces en una esquina, sólo para aprovechar el quieto momento en donde él se pierde en sus pensamientos, y yo lo observo sabiendo que no podré encontrar un sujeto igual de complejo que él ni aunque busque debajo de cada piedra en esta ciudad.
Respiro con profundidad, pero en silencio, mientras soy capaz de observar también cómo el pecho del rubio se expande y relaja con cada respiración, y nuevamente agradezco mentalmente a aquella brillante persona que ha confeccionado aquel magnífico traje de héroe que me enciende mucho más que las explosiones del hombre que porta aquellas prendas.
Creo sinceramente que podría permanecer por siempre en este único momento.
Pero nada es eterno en esta vida, y nuevamente, la realidad me demuestra que he sido ilusa, pues puedo observar cómo las facciones serias de este hombre comienzan a cambiar.
Katsuki Bakugō sonríe entonces con esa maldita sonrisa llena de arrogancia, me mira de reojo, y el muy desgraciado me muestra su dedo medio, demostrando que ha sido consciente de que me he quedado como una boba observándole cual desquiciada fan observa a su más grande amor platónico.
Y aún así, una parte de mí me dice que en verdad es aquella imagen la que deseo retener en mi mente hasta que llegue a mis últimos días en esta Tierra.
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¿He de ser la mujer más afortunada?
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Yo digo que sí.
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Obvio que soy afortunada, así que le dedico esta pequeño escenario a @victoriaswrites, por ayudarme con tan bellas portadas en cada uno de mis libritos.
