Instinto || OhmNanon

015

DESPEDIDA

NANON

Desperté en una habitación que no era la mía, no sabía cuánto tiempo estuve durmiendo, lo último que podía recordar era a Bright sosteniendo mi rostro entre sus manos para tratar de tranquilizarme, mis parpados se sentían pesados y mi cuerpo se sentía frío aún bajo las mantas que me cubrían, no quería moverme, no podía enfrentar una realidad donde ella no estuviera.

Quería creer que todo era un mal sueño, que al despertar bajaría a la cocina donde ella estaría preparando galletas de mantequilla con el rostro lleno de harina, su bonita sonrisa me haría sentir cálido de nuevo y todo estaría bien.

Me obligue a salir de la cama con la intención de ir al hospital, tenía que enfrentarme a la realidad, debía preparar todo, no sabía exactamente como lo haría, pero necesitaba que sus flores favoritas estuvieran ahí, debía ir a casa a conseguir las rosas que juntos plantamos para que ella las tuviera y su vestido favorito.

Apenas me quite las mantas de encima, el frío se hizo más palpable, había perdido todo lo que me quedaba en cuestión de unas horas, ahora temía que el frío nunca fuera a abandonarme. Me puse mis tenis y salí de la habitación, podía sentir el aroma de Bright en alguna parte de la casa, pero no sentía ganas de buscarlo, no quería ver a nadie más en ese momento, solo quería ir a casa.

Abandone la casa en completo silencio, afuera apenas estaba amaneciendo, la mañana era fría y cada paso me costaba más que el anterior, pero sentía que, si me detenía a pensar demasiado las cosas, el llanto volvería con tantas fuerzas que no sabría como detenerlo.

No sé cuánto tiempo estuve caminando, pero cuando estuve finalmente frente a mi casa sentí como si hubieran pasado años desde que estuve ahí, en lugar de solo unas cuantas horas, era como si el brillo se hubiera apagado, el silencio adentro era insoportable, las fotos en la orilla de la escalera me miraban fijamente, su sonrisa me detuvo en mitad de la habitación.

Quizás debí pedirle a Bright que viniera conmigo, sentía que la casa iba a comerme con todos los recuerdos agolpándose sobre mis hombros, subí hasta su habitación y me metí en su armario buscando ese bonito vestido color azul que tanto le gustaba, siempre lo usaba en ocasiones especiales, lo sostuve contra mi pecho sintiendo su aroma todavía en él.

¿Cómo iba a despedirme de ella?

Se suponía que éramos nosotros dos contra el mundo y ahora estaba solo sin saber a dónde ir, no quería quedarme solo en esa casa, no creía soportarlo, pero tampoco tenía otro sitio al cual ir, mi familia se reducía a mis padres y abuelos, no tenía más familia que conociera, y todos ellos estaban juntos ahora, solo quedaba yo en esa casa que ahora se sentía demasiado grande y fría.

Fui a mi habitación sosteniendo el vestido en alto para no arrugarlo más, debía estar perfecto para ella, lo colgué en la orilla de la puerta y busqué esa bonita foto en que salía abrazada a mi padre, era de su último aniversario juntos, ella me había dejado guardarla después de la muerte de mi papá, no era muy grande, pero sabía que esa era la que necesitaba.

Observe el nido que nunca sirvió para hacerme sentir mejor y sin poder contenerme lo deshice tirando toda la ropa al piso, su camisa llego a mis pies y la levanté con la esperanza de que fuera suficiente para calmar el frío, pero sus palabras seguían ahí y en lugar de producirme tranquilidad, me lleno de un miedo enorme al rechazo, sentía que se asomaría en cualquier momento por la ventana y me gritaría de nuevo por tomar sus cosas.

Él no calmaría el frío, nada lo haría.

Salí de mi habitación rumbo al pequeño cuarto donde guardábamos la lavadora y secadora, me costó demasiado meterla al agua, sabía que su aroma se iría, pero no podía seguir aferrándome a él, cuando él me odiaba tanto. Mientras el ciclo terminaba salí a revisar nuestras rosas, no tenía las suficientes para adornar como cuando arreglo todo para despedir a papá, pero servirían para ponerlas al menos solo para ella.