Instinto || OhmNanon

EXTRA

EL OMEGA MÁS DULCE

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"Quiero regresar el tiempo al día que te conocí..."

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WIN

La primera vez que su aroma me atrapó fue esa mañana en que decidió marcar a Nanon, mi omega se alteró dando volteretas en mi interior, hasta que comprendió que el aroma no venía del alfa, sino del diminuto omega que resultaba ser mi mejor amigo y la amargura lo tiró al suelo.

Nunca creí fielmente en los destinados, sonaba dulce y romántico, pero parecía una locura creer que, en un mundo con millones de personas, tenía que encontrar a una cuyo aroma fuera todo para mí, sonaba a una broma del destino tener que ir por ahí rogando que de la nada un extraño chocara contigo para volverse la persona que tanto habías esperado.

Para Nanon fue sencillo, lo encontró sin siquiera buscarlo y todos sabíamos de las furtivas miradas de Ohm sobre él, eran como el juego del gato y el ratón, donde curiosamente el alfa era la presa. Al final todos sabíamos que se pertenecían, incluso si Ohm era un idiota incapaz de aceptarlo.

Quizás después de todas sus peleas era fácil dejar de creer en ello, por eso nuestros amigos hacían de todo para apartarlos creyendo que eso cortaría el lazo invisible que los unía, pero yo aun podía verlo en la forma en que Ohm buscaba su aroma por los pasillos y Nanon suspiraba cuando su alfa pasaba peligrosamente cerca de nosotros, eran dos imanes decididos a juntarse de nuevo.

A veces lo envidiaba un poco, porque tenía a su alfa, había encontrado su aroma para toda la vida, no tenía que buscar más y, aun así, el alfa que mi omega clamaba era suyo, también había caído ante su inocente sonrisa.

Nunca se lo dije a nadie, sabía que a Nanon realmente no le importaría, su corazón ya le pertenecía a alguien y no era ese alfa, el problema era todos los demás que esperaban ciegamente que el omega de Nanon se encariñara con el alfa de cabellos chocolate.

Mi omega gimoteaba dolido cada que escuchaba a nuestros amigos lo bonitos que se verían juntos, quería decirles que no creía que Bright fuera el alfa para Nanon, pero él se veía tan enfermo que me sentía egoísta de siquiera pensarlo y de todas maneras ese alfa ni siquiera me miraba.

Había ido a todos sus partidos ese año, su aroma me traía dando vueltas por los pasillos y la forma tan dulce en que trataba a Nanon solo me hacía desear por un segundo cambiar lugares con mi amigo, no sabía cómo no se daba cuenta de la forma en que mi cuerpo involuntariamente buscaba su calor, sentándome del otro lado del que colocaba al omega que cuidaba tan tiernamente, cerrando los ojos para fantasear con que eran para mí sus preguntas y atrapando su aroma para después.

Después de unas semanas mi omega se obsesionó con el aroma de Nanon, porque siempre olía a él y temía cada día que esa mañana descubriría la marca en el cuello de Nanon, pero entonces el alfa de Nanon volvió y no tardó ni una semana en tener la marca que tanto había deseado.

Era patético celebrar por ello, cuando Bright ni siquiera me veía, pero mi omega estaba feliz de comprobar que Nanon no anhelaba al mismo alfa que yo, no dije nada, no era mi secreto, esperé hasta el momento en que mi pelinegro amigo decidiera decirlo, con la esperanza de que ese día, él se cansara de esperar por un amor imposible.

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"... Evitar ese momento en que tus ojos descubrí..."