Demon Slayer ❤️ (~*▿*)~♪
🌸Relaciones románticas, apasionadas y explícitas.
🌸Las imágenes en este libro NO son de mi autoría, créditos a sus respectivos autores.
🌸Contenido sexual explícito (+18). Queda bajo tu responsabilidad leerlo. Se pide disc...
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Antes de nada me disculpo por la ausencia, no voy a dar excusas. ¡Casi 1 año sin actualizar! Desde luego vuestra paciencia tiene mérito, realmente quería escribir después de tanto tiempo.
También quería agradecer infinitamente por todas las visitas, votos, comentarios y añadir a las listas de lectura. Ha sido inesperado que el libro haya crecido considerablemente, no me cansaré de agradecer ❤️.
Pedido especial para AS espero que te guste ( ◜‿◝ )♡.
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—Maldición. —Exclamaste al sentir que empezaban a caer las primeras gotas de lluvia, tapaste la cesta de suministros que llevabas como pudiste para después empezar a correr.
Mientras atravesabas la aldea de los herreros, observabas a algunos andar con tranquilidad ya que sus sombreros anchos les cubría, para los que no tenían recogían rápidamente los materiales y se refugiaban. Otros estaban en las herrerías con las puertas correderas abiertas, lo cual podían verlos desde el exterior y contemplar sus obras maestras, algo común de ver en la aldea sin importar el día que hiciera.
Empezaba a intensificarse el clima haciendo que se mojara el yukata, pegándose a tu cuerpo y enlenteciendo tu paso, debido a que era ajustado. El día de hoy el cielo era cruel contigo. Una brisa fresca se levantó helándote hasta los huesos. Aunque los aldeanos y herreros en su mayoría llevaban máscaras podías notar sus miradas posar sobre ti.
Una vez cruzaste la puerta refugiándote de la lluvia, apoyaste tus manos sobre tus rodillas jadeante. Dejaste a un lado la cesta para escurrir tu pelo mojado. Cuando te giraste, para tu sorpresa te encontraste a Hotaru. No se había perdido nada desde que apareciste.
—¡Haganezuka-san! —Le saludaste alegremente. —¡Mira! He conseguido los materiales que te faltaban, con esto podrás terminar de hacer la espada a tiempo. Y también te traje una sorpresa...
Estabas emocionada y entretenida buscando entre la cesta, hasta que te diste cuenta del silencio del pelinegro. Le miraste con curiosidad, a punto de preguntarle, pero te das cuenta de que te está mirando, más bien estaba mirando tu pecho.
Te sonrojaste como un tomate, parecía desnudarte con la mirada haciendo que te pusieras más nerviosa. Algunas gotas resbalaban de tu pelo mojado, el herrero parecía no dejarle indiferente ante tal escena.
El pelinegro miró hacia el exterior percatándose de que algunos herreros se habían parado y estaban observando, cuando se cruzaron con la filosa mirada del herrero se pusieron de nuevo a andar rápidamente.
