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Llegada a casa.

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𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪 𝓥𝓲𝓬𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪

Jamás pensaba que llegaría este día, después de tantos años sin ver a mi  hermano y a mi madre. Estoy en el avión con las manos hechas añicos de las mordidas que estoy dando de los mismos nervios que tengo, también tengo ganas de ver a mi mejor amigos Stiles, y a su padre, el Sherif de Beacon Hills, y como no a mi mejor amiga, Lydia Martin, la más popular del instituto de Beacon Hills.

A decir verdad, algo en mi interior pedía que fuera a Beacon Hills desde hace un par de semanas. Era como decir que ese sitio me llamaba, ni si quiera sabía porqué, supongo que será porque llevo tiempo sin ver a mi hermano y a mi madre.

Nadie se espera mi llegada, a si que voy de sorpresa, mi coche ya está allí esperándome a que me suba en el para hacer rumbo a mi antigua casa.

Cada paso que doy estoy mucho más nerviosa de lo que me esperaba y ahí al salir del aeropuerto estaba el señor que trajo mi coche.

- Buenos días señorita, aquí tiene las llaves de su coche buen viaje y bien venida a Beacon Hills. - Dijo el señor que se hizo cargo del trayecto de mi coche mientras me daba las llaves de mi wolkswagen R negro.

Le di las gracias, me subí al coche rumbo a mi casa.

Y aquí estaba, en la misma puerta que hace años atrás dejé de lado y ahora me quedaré para siempre. Fui hasta la entrada y toqué la puerta con dos toques con mis nudillos, así hasta escuchar una voz familiar.

- ¡Ya va, un segundo acabo de salir de la ducha! - Escuché la voz de mi hermano de fondo, le había cambiado muchísimo.

La puerta la abrió de golpe con cara de pocos amigos antes de verme, puso cara de sorpresa una vez sus ojos cayeron en los míos, tenia cara de pensar que estaba soñando o la que estaba enfrente de su puerta solamente era imaginación de su cabeza.

- Hola Scott, ¿me has echado de menos?- Me empecé a reír con una risa un tanto nerviosa.

De un abrir y cerrar de ojos, sin decir nada, se abalanzó sobre mi, juraría que tiene la misma fuerza que un oso pardo del bosque. Nos caímos hacia las escaleras del porche y sinceramente me dolió un poco. Nos pusimos de píe.

- ¡Oh Dios mío Vicky! De verdad eres tu, estas... Estás... Joder hermanita ¡Estás preciosa! - Me volvió a abrazar.

Se separó de mi y me cogió la cara con ambas manos. - ¿Has visitado ya a mamá? ¿Y Stiles sabe que estás aquí ? ¿Porqué no nos dijisteis que vendrías ? - Dijo súper nervioso.

Le cogí de las manos. - Hey, hey, hey relájate, nadie sabe que estoy aquí porque era una sorpresa y no , no he visto a mamá todavía ni a Stiles, así que, mantén esa boca cerrada y ayúdame a sacar las maletas del coche a subirlas a mi habitación por favor, y cuando acabemos iremos a ver a todos de acuerdo? - Scott seguía mirándome con cara de que no se creía que estaba aquí, cada dos segundos que podía me abrazaba y me estrujaba de los mofletes, detesto que me cojan de los mofletes, pero es Scott y sé que me ha echado bastante de menos.

 - Hey, hey, hey relájate, nadie sabe que estoy aquí porque era una sorpresa y no , no he visto a mamá todavía ni a Stiles, así que, mantén esa boca cerrada y ayúdame a sacar las maletas del coche a subirlas a mi habitación por favor, y cuando aca...

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Subimos a mi cuarto, empezamos a desempaquetar las cajas y a abrir las maletas para dejar cada cosa en su sitio, la verdad no me esperaba que mi cuarto estuviera igual que cuando me fui, solo que tenía más polvo del que me imaginé. Entre yo y mi hermano acabamos dejándolo todo impecable.

- Scott, voy a darme una ducha rápida y vamos al hospital a ver a mamá ¿Te parece? Le llevarás la comida, como siempre, pero esta vez seré yo quien se la entregue ¿Vale?- Le dije sonriendo a más no poder de saber que ya estaba en casa con mi gran hermano.

- Por supuesto Vicky pero con una condición ... - me dijo y ya sé a que se refería.

Cuando le dije que papá me regaló el R, juro que atraves de la pantalla cuando se lo dije, me imaginé como sus ojos le brillaron más que las estrellas.

- ¿Que condición Scott? ¿Que te deje llevar mi coche? - Levanté las cejas varias veces en su dirección, a lo que el asintió como si fuera la primera vez que le regalas un juguete a un niño. - Por supuesto que te lo dejo, siempre y cuando tus ganas de creerte un piloto de carreras no salga de tu cuerpecito, o te juro que te usaré de motor para mi coche - Le señalé con el dedo amenazandole, le sonreí en forma de advertencia divertida, a lo que el me abrazó y me dio un beso en la frente antes de decirme que salía para esperarme fuera en el comedor mientras yo me duchaba.

 - Por supuesto que te lo dejo, siempre y cuando tus ganas de creerte un piloto de carreras no salga de tu cuerpecito, o te juro que te usaré de motor para mi coche - Le señalé con el dedo amenazandole, le sonreí en forma de advertencia divertida,...

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Salí de la ducha y me vestí, algo formal como siempre, pantalón negro pitillos rajado, una camiseta gris clara con un grabado a la altura del escote que pone Los Ángeles LA y unas zapatillas Adidas del mismo color que la camiseta.

Salimos de casa y fuimos hacia mi coche, le lancé las llaves a mi hermano y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba dentro del coche, manoseando el volante como si realmente no se lo creyera, y fuimos al hospital a ver a mamá.

Rumbo al hospital mi hermano y yo estábamos hablando de sus cosas del instó y de la gente nueva que ha conocido.

- Tengo mucho de que hablar contigo hermanita, pero realmente no se por donde empezar, tengo amigos nuevos y tengo muchas ganas de que conozcas a todos, aun que me hubiera encantado que conocieras a Allison, sé que os hubierais llevado de maravilla, pero... No pudo ser así... Si hubiera estado ahí atento.. Ahora estaría viva ... - Vi la tristeza y enfado en sus ojos y juraría que vi por acto reflejo que le cambiaron a un color rojo vivo, pero debería ser mi imaginación del cansancio que tenía del viaje .

- Hey hermanito, no tienes que martirizarte por ello, tu no tienes la culpa de lo que pasó - Le dije acariciando su hombro.

- Pero estuve ahí Vicky, estuve ahí y no supe como detenerlo. - Otra vez volví a ver el reflejo rojo en sus ojos y juraría que ahora mismo no los vi por el cansancio, si no que los vi de verdad.

𝕋𝕙𝕖 ℍ𝕖𝕝𝕝𝕙𝕠𝕦𝕟𝕕𝕤 - Jordan Parrish [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora