3. Charly a la obra

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Charly.

Y bien, princesa, ¿eso fue todo? —pregunté a Carolina desde el otro lado de mi escritorio.

Estaba exhausto. Había estado una hora entera hablando sobre el divorcio y sus consecuencias, que para ser sincero, no me interesaban. Solo quería darle fin a ese matrimonio de una vez por todas.

— Los papeles del divorcio ya están hechos como me los pediste. El problema está en si Gema los va a firmar o no.

— Ese no es ningún problema, vos sabés que yo a Gema la manipulo con un solo dedo. —me lleve un trago de whisky a la boca.

— Charly, estamos hablando de una gran desigualdad, y Gema no tiene cara de idiota como para firmar y quedarse con solo el diez por ciento de las ganancias, mientras que vos el noventa.

— Ya te dije que ese no es problema. Todo bien. —dije sin preocupación alguna.

— Entonces supongo que ya me puedo ir. —se levantó de la silla, acomodándose la falda.

Quizás lo que iba a hacer era poco coherente, pero después de lo de ayer, necesitaba tomar resguardo y no hay nada mejor que una abogada prestigiosa y de confianza.

— Antes de que te vayás, hay algo de lo que quería hablar con vos. —supuse que notó la seriedad del asunto ante mi drástico cambio de tono. Y su curiosa expresión me lo confirmó.

— Hablá. —apoyó ambos brazos en el escritorio, dándome una vista increíble que, obviamente había hecho con doble intención. Luego volvió a tomar asiento.

— Necesito que esto sea de máxima confidencialidad. —advertí, quizás había trabajado antes con ella, pero si algo me enseñó Tamy Andrade, es que no podés confiar ni en tu propia sombra.

— Me ofendés, Charly. Vos sabés que lo que pasa aquí, se queda aquí. —sonrió con picardía, y sabía exactamente el porqué detrás de esa sonrisa.

Hace años atrás ella y yo tuvimos nuestro cuento, nada sentimental, solo unos cuantos revolcones. Y ahora que la vuelvo a ver, está aún más buena que la vez anterior.

Tal vez Carolina sería el clavo que sacaría el clavo de Tamy. Un clavo que para mi desgracia se había enterrado en lo más profundo de mis pensamientos.

— Lo que te voy a contar es.. Un tanto complicado.

Le conté todo, cada detalle de cómo la mujer que me prometió lealtad eterna, me había visto la cara durante todo este tiempo.

— A ver, dejáme ver si entendí. Resulta que tu cazatalentos es una agente de la DEA que te usó para sacar información sobre tu tío. ¿Eso me querés decir?

Asentí con la cabeza.

— Y vos caíste como un bobo, ¿no es así?

— Bueno, es difícil resistirse ante tremenda mamacita.

— Yo no le veo nada del otro mundo. —dijo ella con indiferencia.

— No es solo físicamente, es.. —la atracción que me hacía sentir era inexplicable, algo que no se podía definir solo con palabras—, ella. Simplemente es ella.

Carolina alzó las cejas y resopló. Si me estuviera escuchando a mí mismo seguramente mi reacción sería similar. No suelo ser el cursi de la relación, ni pretendía serlo, pero con Tamy ese lado salía a flote sin pedir permiso.

—Bueno, y si su operativo era con Manín, ¿Qué sigue haciendo aquí?

— Ese es el tema. Creo que la DEA viene por mí.

Tu propia trampa (charleimy)Where stories live. Discover now