Capítulo 21

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—¿Ya tienes todo, Isa?

  Movió su cabeza en asentimiento mientras guardaba las últimas cosas en su valija, incluyendo algunos libros para no aburrirse en el camino. Su madre sonrió y ayudó a su esposo a bajar las escaleras con cuidado de no caer con los bolsos que cargaba.

  Aprovechando que era fin de semana largo, sus padres le habían pedido prestada la cabaña a sus tíos con tal de pasar cuatro días alejados de la ciudad y rodeados completamente de naturaleza.

  Le dio nostalgia en cuanto le dijeron, no iba a esa cabaña desde que era una niña. Siempre que iban la pasaba fenomenal junto a sus primos, y aunque ellos no estarían esa ocasión, tenía a sus padres y a Tae para no aburrirse.

—¡Vamos Isabella! —gritó su padre desde el primer piso.

  Cerró rápidamente el cierre y tomó pie, pasando la correa de su pequeña mochila por su hombro y saliendo de la habitación sin antes no tomar a TaeTae situado sobre el escritorio. Cuando estuvo en los últimos escalones de la escalera su primogénito recibió sus cosas y dándole una mirada confusa al peluche entre sus brazos se dirigió fuera para guardar el equipaje en el auto.

—¿Vas a llevarte el muñeco? —preguntó su madre pasando por su lado, moviendo las llaves de un lado a otro.

—Sí, me ayuda a dormir por las noches.

  La mayor la miró unos breves segundos antes de hacerle señal con su cabeza para que saliera así podía cerrar con llave la casa.

  Consiente de que sus padres seguro estaban pensando que era rara al llevarse dicho peluche, subió al auto y dejó a TaeTae sobre sus piernas para así poder abrocharse el cinturón de seguridad.

  Así como llegó la nostalgia también llegó la decepción por el hecho de saber que su tarea de encontrar a dicha bruja se vería atrasada por cuatro días. Aún así, trató de despejar su mente de ese tema y se concentró en disfrutar sus cortas vacaciones lo más que pudiera, porque sabía a la perfección que en cuanto volviese a la ciudad, los nervios se apoderarían de ella.

  El auto arrancó y con su mirada siguió el frente de la casa hasta que la perdió de vista en el camino. Se echó en el respaldar y se dispuso a escuchar música, cuando su madre volvió a hablarle.

—Creí que habías dado todos los juguetes, Isa.

  La menor miró a TaeTae.

—Este es especial para mí —sonrió, sabiendo perfectamente que él podía escucharla. —. No quería darlo.

—Es bueno dejarse un recuerdo de la infancia supongo. —comentó esta vez su padre, atento a la autopista.

  Se colocó los auriculares y se dirigió al reproductor de música, dejando la primera que salió en su aleatorio. La melodía de la canción que bailó con Taehyung unos días atrás ahora también era su favorita, por lo que no pudo evitar descargarla, recordando cada vez ese día lluvioso en su habitación.

🧸🧸🧸

  La casa estaba sucia, descuidada, y le partía el corazón de tan solo verla en ese estado cuando recordaba lo llena de energía que solía estar.

  Niños corriendo por doquier y sus tíos cargando algunas cajas para poder decorar con cosas de Navidad. El clima siempre era soleado y aprovechaban para ir al lago que quedaba a unos metros de distancia. Ahora lo único que veían sus ojos eran telarañas y uno que otro Papá Noel de tela colgando de las paredes, cubiertos completamente de polvo.

—¿Cuánto tiempo pasó que nadie viene a este lugar? —escuchó a su madre preguntar.

—Supongo que unos tres años —respondió su esposo mirando el lugar. —. Desde que mi hermano se divorció.

𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇  | 𝐊. 𝐓𝐇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora