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El sol estaba en lo más alto, el profesor no había venido y yo no quería estar entre un montón de idiotas que no sabían hacer algo mas que pasársela gritando y soltando de vez en cuando alguna guarrada.

Abrí la puerta del salón de música, no me sorprendí cuando los enormes ojos de cachorro me voltearon a ver del otro lado. Ya me era costumbre que viniera a escucharme tocar.

Nunca hacía nada, sólo se sentaba en un rincón detrás mío y sus ojos no se despegaban de mis manos mientras se mecía suavemente al son que creaba.

Tomé asiento en el piano, esquivándola un poco pues estaba parada frente a este, y comencé a tocar. Pude notar de reojo como se removía en su lugar nerviosa, frotando sus manos entre sí y balanceándose de atrás hacia adelante.

Parecía querer decirme algo con la mirada, sus ojos brillaban más de lo usual y su labio inferior era apretado fuertemente.

Descubrí lo que pasaba por su mente cuando apretó sus puños asintiendo y se sentó en el poco espacio que quedaba en el pequeño asiento.

Unknown wordsOnde histórias criam vida. Descubra agora