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Cumplí su capricho.

O bueno, no de manera completa. La evité durante dos semanas, en las cuales no fui a tocar el piano, y me dediqué a cumplir sus deseos. Me quedé hasta altas horas de la noche despierto, intentando buscar las palabras y las notas que pudieran hacer justicia a lo que ella era, a lo que me hacía sentir.

Fue difícil encontrarlas, pero lo logré, o al menos me acerqué un poco a lo que quería.

Estaba sentada en una banca a lado de la ventana, su salón se encontraba vacío así que fue más fácil reunir el valor que necesitaba para plantarme frente a ella.

Le entregué la partitura, no me atreví a enseñarle los versos. Hacerlo sería desnudar mi corazón frente a ella y quedarme expuesto. No quería eso.

Dejé la hoja sobre su banca y me dí la vuelta sin mediar palabra.

"Oppa, ¿puedes tocarla para mí"

Unknown wordsWhere stories live. Discover now