6 En el risco

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El dragón de Zuko aterrizó lo más cerca del aeropuerto posible, lo suficiente como para que los guardias del loto blanco bajaran y corrieran a asegurar las plataformas de despegue de los globos.

- ¡A la más mínima señal de movimiento, ataquen. Pero sin fuerza letal, recuerden que tienen a Korra! -, indicó Zuko antes de elevarse en el aire en su dragón, con Tonraq a su espalda.

Las explosiones habían aumentado al doble desde que tomaron ese desvío y la nieve y el viento aumentaron todavía más, al grado que era casi imposible ver más allá de sus propias narices.

- ¡Podrían estar en cualquier lado! – gritó Tonraq cubriendo su cara con su brazo.

- ¡Ahí! – Con su arrugado dedo, Zuko señalaba el risco que terminaba con la cordillera de montañas.

Justo en el borde se disputaba una batalla, no fue difícil adivinar de quien se trataba, las ropas naranjas y amarillas de Tenzin eran notorias aún con el viento.

Tenzin logró correr el doble de rápido que Zhaeer, gracias a que su control del aire le permitió abrir un túnel entre la tormenta, con la propia velocidad del viento, el maestro aire alcanzó al anarquista en menos de un parpadeo. Como Zhaeer llevaba a Korra sobre sus hombros, Tenzin tuvo que utilizar movimientos poco efectivos para noquearlo o derribarlo.

- ¡Ríndete Zhaeer! – le espetó lanzándole una ráfaga de aire.

Zhaeer entonces adoptó una postura de maestro aire y esquivó el ataque. Tenzin no pudo evitar poner una expresión de asombro.

- Si quieres al avatar, tendrás que venir por él -. Zhaeer se plantó como roca en la nieve, ya no tenía sentido correr, estaba rodeado.

Tenzin entonces apartó la tormenta creando una esfera del aire. Al instante los dos vieron la posición en la que se encontraban, no solo por el risco, sino por el dragón rojo en el cielo y los soldados del loto blanco en el aeropuerto.

- Si peleas solo podrá terminar de una forma.

- El asesinato, no es el camino del maestro aire -.

Dicho esto, Zhaeer saltó con maestría y los dos hombres comenzaron su pelea. Tenzin tenía la ventaja del viento, pero con cada técnica de ataque, la esfera que los protegía de la tormenta se veía reducida drásticamente, lo que lo obligaba a apartarse y volver a crearla.

- No puedes luchar contra mí y contra el tiempo – Zhaeer le dio una patada poderosa en la cara.

Fue tan rápida que Tenzin apenas tuvo tiempo de cubrirla con sus brazos. La distracción le dio a Zhaeer tiempo para sacar la daga de su túnica y con ella hacerle a Tenzin un corte por detrás de la oreja. Cuando la sangre comenzó a brotar, Tenzin supo que debía dejar de preocuparse por la tormenta.

Al instante la bola de aire desapareció y Tenzin comenzó una poderosa ronda de ataques. Cuando las magulladuras y moretones eran demasiados en el rostro y cuerpo de Zhaeer, éste comenzó a usar a Korra como escudo, de modo que cada golpe que Tenzin tenía planeado lanzar, era neutralizado por la imagen de la niña inconsciente.

Zhaeer de nuevo aprovechó esto para usar su daga, como si el arma fuera su "elemento" Zhaeer lanzaba cortes y golpes tan certeros, que al poco rato la túnica de Tenzin estaba hecha girones y empapada en sangre.

- ¡Se acabó! – exclamó Zhaeer una vez que el dolor dejó paralizado y arrodillado a Tenzin.

Zhaeer entonces lanzó una fuerte estocada, Tenzin saltó hacia atrás en una voltereta, con sus piernas le fracturó la muñeca y con sus manos creó un torbellino que sacó a Zhaeer volando en círculos por el aire. Al aterrizar, Tenzin notó que Korra estaba por caer sin remedio, así que usando toda la fuerza que le quedaba, brincó apoyándose en el aire y la atrapó antes de que cayera.

Al revisarla se dio cuenta de que la pequeña apenas comenzaba a reaccionar.

- ¡No puedes detener el cambio! – exclamó Zhaeer que estaba ya de pie.

Tenzin no tenía fuerzas para seguir peleando, en ese momento, cuando Zhaeer estaba por golpearlo con toda su ira, una tira de agua le aprisionó el brazo

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Tenzin no tenía fuerzas para seguir peleando, en ese momento, cuando Zhaeer estaba por golpearlo con toda su ira, una tira de agua le aprisionó el brazo. Luego una daga de agua le hizo un corte en la nuca con forma de x. Zhaeer soltó un fuete grito de dolor.

Para cuando la tira de agua que lo aprisionaba lo tiró hacia atrás, la fuerte garra de Druk lo tenía bien sujeto por el pecho, con la tormenta Zhaeer no logró ver al enorme dragón y al señor del fuego que lo montaba.

- Esto terminó Zhaeer – dijo Zuko acercándose al prisionero.

Zhaeer le lanzó una mirada de profundo odio, pero no pudo decir nada, el señor del fuego tenía razón, todo había terminado.

Tonraq entonces se acercó al prisionero, sus ojos delataban cuanto quería verlo muerto; de no ser porque Zuko lo convenció de lo contrario, ese risco habría sido el fin de Zhaeer. En lugar de matarlo, Tonraq lo aprisionó en un bloque de hielo. Dejándolo en custodia del dragón.

Al borde del risco, Zuko había levantado a Korra de los brazos de Tenzin, la cual ya estaba totalmente despierta y muy confundida.

- ¿Dónde, dónde estoy? – repetía una y otra vez la niña.

- No te preocupes hija, todo estará bien – dijo Tonraq tomándola en sus brazos.

- Bien hecho Tenzin – dijo Zuko ayudándolo a ponerse de pie.

- Gracias... Creí que tú, Tonraq y mi tío no llegarían.

- ¡Creímos que Sokka estaba contigo! – Zuko clavó su mirada en Tenzin, y él hizo lo mismo.

Como si los espíritus quisieran gritar lo que ellos no se atrevían, una fuerte explosión de combustión hizo que la montaña retumbara.

Zuko entonces dio media vuelta y corriendo a toda prisa, seguido por Tenzin (quien apenas podía moverse) dejaron el risco.

- ¡Tío Sokka! – gritó Tenzin usando su aire control para alejar la tormenta y que así los dos pudieran llegar más rápido para ayudarlo. 

La Caída del Loto RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora