Capitulo 3

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ADARA BECK.

"El tiempo es relativo". No sé quién invento esa frase tan errónea. Estoy segura de que esa persona nunca estuvo en un embotellamiento en la ciudad de New York llagando tarde a una cena importante.

¡Dios! Debí haber salido más temprano como me lo recomendó Olivia, pero me quede mirando un documental de Arquitectura clásica, bueno, lo confieso, me quede mirando "Enredados" admirando la belleza de Flynn Rider. No pueden culparme, es el hombre perfecto.

Mi celular suena en el asiento del copiloto y mis nervios incrementan. Soy esa persona que odia llegar tarde y siempre llega tarde por alguna absurda razón. Estiró mi mano y saco el celular del pequeño bolso blanco.

— ¿Hola?

— ¿Ya vienes?—pregunta Casandra del otro lado de la línea.

—Hay trafico, pero relativamente estoy cerca, dame 10 minutos —hago sonar el claxon como la mayoría de autos en la fila que no se mueven ni siquiera un puto centímetro.

—No hay problema. El padrino tampoco ha llegado, debe estar en la misma situación que tú.

Eso me relaja un poco. Kayden y Casie me conocen desde hace mucho tiempo y saben que es mi naturaleza llegar un poco tarde a este tipo de eventos, pero él hombre a quien admiro no me conoce en lo absoluto. Esto se podría tomar como una falta de respeto.

—Eso me alivia... ¡Idiota!—le grito a un sujeto que se ha colado en la fila—'¡Cabrón de mierda!'

—Cálmate—sugiere Casandra.

—Ese idiota se coló.

—Respira. Inhala aire, exhala toxinas—esto es gracioso.

No puedo evitar reír ante el intento nulo de Casie para calmarme. Me despido de ella y como si fuera bruja, 10 minutos después estoy buscando lugar para mi auto. Literalmente le doy 3 vueltas al estacionamiento antes de encontrar lugar. Preparo a Teo para para ponerlo en su lugar y un imbécil hijo del demonio se estaciona con rapidez y agilidad en MI lugar.

—¡Ese era mi lugar!—exclamo por lo alto desde mi asiento mirando por los espejos retrovisores.

—¡Los adefesios como ese van a la chatarrería!—responde el sujeto.

Esto no se va a quedar así. Nadie se mete con Teo y vive para contarlo. Doy una vuelta más por el estacionamiento ansiando por encontrar un lugar para después ir y quebrarle los vidrios a ese malnacido. Encuentro un lugar y aparco la camioneta.

—Voy a vengarte.

Solo yo sé cuántas veces he hecho un desastre en nombre de mi auto. Bajo de la camioneta con sed de venganza provocando que mis tacones suenen contra el asfalto y retumbe por cada rincón del estacionamiento.

Llego al que debía ser MI lugar y me dedico a detallar muy bien el hermoso Aston negro que esta frente a mí. Es el auto soñado de cualquier persona. Me da un poco de pasar arruinarlo quebrándole los vidrios a semejante joya así que decido usar el plan B. Busco mi lápiz labial rojo que está en mi bolso y sin miedo a ser atrapada por alguien empiezo a escribir bonitos insultos en diferentes idiomas, o bueno, los idiomas que se hablar. Lo último que hago antes de emprender mi camino hacia el bonito restaurante es escribir mi nombre junto a un corazón en el capo del auto para que se dé cuenta de que con Adara Beck nadie se mete.

El restaurante es uno de los más lujosos de la ciudad. Un candelabro de cristal cuelga del techo, la luz es tenue a pesar de las velas que decoran todas las mesas, los manteles, la decoración, el uniforme de los empleados, el tango que suena de fondo, el olor, las columnas, el cielorraso ¡Dios! Nunca me cansare de admirar este restaurante, es perfecto.

LIMERENCIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora