Capitulo 23

121 11 2
                                    

ADARA BECK.

Hay veces que tenemos que ser sinceros con nosotros mismos, aceptar sin refutar lo que realmente sentimos, arriesgarnos e ir por todo. Necesitamos tener una buena relación interna. La pregunta aquí es ¿Tengo una buena relación conmigo misma? La respuesta es no. Para nadie es un secreto que me amo tal y como soy, no me comparo con nadie y soy feliz siendo fiel a mi esencia pero no me agrado. Si, lo sé, es contradictorio pero así soy yo: Una chica que no acepta que su agrietado corazón se está abriendo poco apoco, a paso tortuga, para dejar pasar a alguien que en este momento no me apetece mencionar. Me prometí no volver a sentir algo amoroso o quizás romántico por alguien y llega este idiota, con su caballerosidad y perfecta sonrisa, para revivir lo que creí que había muerto dentro de mí.

Tengo que ponerle fin a esto, por lo pronto tendré que tragarme esta mierda sentimental, que no es mucha, por mi propio bien, no creo que resista otro golpe.

— ¡Maldito seas robot infeliz! —exclamo por lo alto girando en la silla de Alexander.

Dije que nadie me iba a sacar de aquí y así fue, nadie se ha atrevido a sacarme de aquí, ni siquiera el jefe temido por todos los empleados, bueno, lo haría si estuviera en la ciudad pero como no está aquí, tengo que aprovechar estos armoniosos momentos de paz y tranquilidad.

Muevo mi pie de un lado a otro estimulando mi tobillo e instantáneamente llega a mí el recuerdo de Alexander sobándome la pantorrilla en aquella habitación en donde las cosas se subieron varios tonos. Tenía varios tragos encima pero estaba consiente ¿Me arrepiento de algo? No, hace mucho tiempo no era besada de esa manera, deseosa y desesperada. Me sentí bonita, me sentí especial, me sentí como una princesa en su propio cuento de hadas, lo lamentable del asunto es que ese cuento solo duro una jodida noche.

Miro el reloj en mi muñeca y suelto un suspiro al ver que son las dos de la tarde. Estoy muy aburrida, no es cuestión de trabajo porque se sorprenderían si vieran los archivos acumulados en este escritorio, la verdad es que no tengo la paciencia suficiente como para lidiar con números en los planos y toda esa mierda, tengo problemas que resolver como el nudo de emociones en mi interior que yo misma me encargue de anudar, soy una estúpida.

Reviso, por quinta vez en menos de 20 minutos, mi celular suelto otro suspiro cuando no veo mensaje alguno de su parte. Se supone que tiene que comunicarse conmigo cada 48 horas si estamos separados pero ya han pasado 3 putos días desde que se fue a Alemania junto a Gianna. No quisiera considerar la opción de que la menor de los Miller tiene algo que ver con esto porque sencillamente no deberá interesarme en lo absoluto pero si lo hace y me frustra no saber nada de él. Si no es por Eva que me ha mantenido al tanto de su estadía en Múnich me estaría volviendo loca.

De algún modo siento que se fue un día después del compromiso para evitarme y no confrontar la situación de la que fuimos participe, bueno, un beso no le hace daño a nadie y mucho menos tendría por qué afectar nuestras estúpida relación falsa.

No aguanto más. Me levanto de la silla ignorando los folders y salgo de la oficina para dirigirme hacia el área común que ahora es menos tensa que hace un par de días, todos interactúan entre sí, se ayudan mutuamente, es un excelente ambiente laboral.

—Se te da bien eso de estar a cargo—Steve me da un empujón fraternal y yo sonrío.

Esta aquí hablando con su equipo para distraerse. Oficialmente Lila ya no trabaja para Alexander y se ha ido para New Orleans para cuidar a su madre que ahora esta delicada de salud, por esa razón decidió renunciar. Sin miedo a equivocarme, diría que Steve es el que peor la está pasando, se acostumbró a ella aun sabiendo que en algún momento se iría lejos.

—Te recuerdo que eres tú eres la persona que está a cargo.

—Pero tu eres la mente detrás de todo este tranquilo ambiente—eso es verdad. Se estaba volviendo loco y yo le eche una mano—Lastima que esto se desvanezca esta misma noche.

LIMERENCIA.Where stories live. Discover now